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Bioética


Enviado por   •  9 de Abril de 2014  •  1.355 Palabras (6 Páginas)  •  244 Visitas

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ESQUEMA

1- La bioética y génesis desarrollo

2- Los ámbitos de la bioética en general

3- La vida humana como valor fundamental

4- El quehacer ético de la vida

5- Las normas moral en el campo de la Bioética

6- Principios fundamentales de la bioética

7- Principios subalternos de la Bioética

8- Retos éticos de la ciencia y la tecnología

INTRODUCCIÓN

El hombre es un ser histórico, que enfrenta la realidad a través de su contexto y más allá de él. El hombre es un ser arrojado a la existencia, como diría Heidegger. En este orden de ideas, uno de los temas centrales, entre otros, es la bioética, una nuevo saber que, interdisciplinariamente, intenta abordar cuestiones que son el quicio de las sociedades actuales. Problemas como el aborto, la eutanasia, la ecología, los dilemas médicos, etc. son tópicos que aparecen, de forma urgente y que, por lo mismo, requieren de una solución que vaya al quid de la cuestión. No obstante, ante este panorama, se abren una multitud de sistemas y teorías que intentan dar claridad al asunto.

Muchos cambios sociales, culturales y científicos han transformado la forma de ver, entender y vivir la vida. Este progreso nos permite ver la existencia de forma distinta.

En la sociedad a aumentado la esperanza de vida, y se han logrado curar muchas de las enfermedades que antes causaban muchas bajas en la población. Aún así la vida sigue sin poder ser interpretada o al menos no es nada fácil. La vida a diferencia de las máquinas no puede ser domesticada ni programada, como consecuencia no se puede renunciar a los sentimientos ni a las emociones.

DESARROLLO

1- La bioética y génesis desarrollo:

Los orígenes de la Bioética tienen que referirse a Potter con una visión integral del ser humano, su contexto y su responsabilidad con el medio ambiente. Por otro lado con Helleger en el Instituto Kennedy con una visión médica de la Bioética. Hablar de ética o de moral es hablar, asimismo, de un abanico de posibilidades que, si bien enriquecen muchas veces el hecho moral y hablan, a su vez, de ciertos rasgos comunes sobre el factum de la moral, no deja de ser cierto que en temas de ética, la cuestión de se hace cada vez más líquida.

En efecto, como menciona el famoso sociólogo Zygmunt Bauman, la sociedad de hoy es una sociedad que rechaza lo solido; es decir, lo que tiene algún fundamento y permanece. La cultura de la inmediatez y de la técnica han provocado, si bien muchas luces (no hay que negar las avances que ha proporcionado la tecnología) también algunas sombras, en donde lo que importa no es lo que permanece sino el instante. La sociedad ya no ondea la bandera de lo permanente sino de lo líquido: de lo que fluye sin dejar alguna raíz.

Ciertamente, en el terreno de la bioética, hay muchas posturas al respecto, en donde a partir de diversos paradigmas, como el Reporte Belmont, se han establecido diversos principios, entre ellos la corriente principialista. Con ello, pues, entre otras cosas, se ha buscado llegar al punto álgido de la cuestión, en donde se defiende la vida, la libertad y la responsabilidad, incluso se habla de la sociabilidad y subsidiariedad, pero no se puede olvidar que la persona es lo más valioso. Por ello, “mantener la visión clara y recta del bien en cada una las acciones requiere de una unidad profunda de la persona humana, de armonía en su interior, de libertad ante las tentaciones egoístas y ante las ideologías del uso…”(Sgreccia, 2003; pág.139)

En efecto, El tema de la Bioética está en el tapete de nuestras sociedades. Corresponde al acompañamiento moral de los nuevos paradigmas en los distintos escenarios del que hacer humano. Es el paso del deber puro hacía otros principios y valores como la justicia, la autonomía , la definición del bien y del daño. La bioética es un nuevo saber, rodeado de muchos tópicos, pero la bioética, si bien muchas veces puede tomar en consideración muchas posturas, no debe olvidar el valor capital de la persona.

En este sentido, es importante tener en cuenta el contexto, la democracia participativa, el diálogo sincero, cordial y profundo, pero sobre todo no olvidar aquellos principios que son necesarios para la adecuada consecución de las deliberaciones bioéticas. Hay muchos métodos éticos, que pueden aportar muchas ideas y riqueza, sin embargo no se debe de olvidar que la persona debe ser afirmada por sí misma.

2- Los ámbitos de la bioética en general:

Aunque la bioética está muy relacionada con la ética no son lo mismo. En el caso de la medicina, la ética médica no es idéntica a la bioética médica: la ética médica trata los problemas planteados por la práctica de la medicina mientras que la bioética es un tema más amplio que aborda los problemas morales derivados de los avances en las ciencias biológicas en general. La bioética se diferencia de la ética, según algunos autores, en que no necesita la aceptación de ciertos valores tradicionales que son fundamentales para la ética.

• Problemas éticos derivados de las profesiones sanitarias: transfusiones de sangre, eutanasia, trasplantes de órganos, reproducción asistida o mediante fertilización in vitro, aborto, todos los asuntos implicados en la relación médico-paciente.

• Problemas de la investigación científica, en particular la investigación biomédica, que tanto pueden transformar al hombre: manipulación genética, tecnologías reproductivas como la fecundación in vitro o la (por ahora sólo hipotética) clonación humana, etc.

• Problemas ecológicos, del medio ambiente y la biosfera: necesidad de conservación del medio ambiente, como mantener el equilibrio entre las especies y el respeto hacia los animales y la naturaleza, impedir el uso de energía nuclear, controlar el crecimiento de la población mundial y el incremento del hambre en los países pobres, etc.

• Influencia social y política de las cuestiones anteriores, en cuanto a legislación, educación, políticas sanitarias, religión, etc.

• Temáticas relativas a la relación entre neurología y ética, que daría lugar a lo que se conoce como neuroética.

3- La vida humana como valor fundamental:

El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y reconocerle sus derechos, principalmente el derecho inviolable a la vida. Reconociendo la integridad de la persona, en su realidad biológica, psíquica, social y espiritual.

La defensa de la vida física de cada individuo humano, implica reconocer su carácter inviolable, sagrado, y de don otorgado al hombre para su cuidado responsable. Aún cuando es débil e indefensa, enferma o pobre, el valor de la vida humana es único. Esta valoración se hace con la luz de la razón, en la cual, el hombre encuentra la conciencia de la ley moral natural, que le dice como cuidar el don admirable de la vida.

El derecho a la vida es el primero de los derechos, y no puede jamás ser subordinado a la libertad, a la salud o a cualquier otro derecho humano. Son derechos naturales, universales e inviolables. Nadie, ni los individuos, ni el grupo, ni la autoridad, ni el estado, pueden modificarlos y mucho menos eliminarlos ( Juan Pablo II. Evangelium Vitae. Nº 98.).

Solo serán lícitas aquellas intervenciones que vean a la persona como un fin. Que procuren preservar su integridad física, que procuren la promoción de su salud, y busquen curar cuando ello sea posible. Esa misma conducta proteccionista es la que debemos emplear en el Embrión Humano. Al embrión se le debe: Reconocer su identidad, Respetar su integridad física, Promover su defensa y Asegurar la inviolabilidad de su dignidad.

4- El quehacer ético de la vida:

5- Las normas moral en el campo de la Bioética.

6- Principios fundamentales de la bioética:

7- Principios subalternos de la Bioética:

Principio de totalidad. Cuando el fin de la parte no es otro que el fin del todo, la parte puede supeditarse al todo total o parcialmente. Este principio rige el ámbito del todo corpóreo del hombre.

Principio del mal menor. Aplica para resolver conflictos en los casos de conciencia perpleja, cuando situado entre dos deberes, el agente cree obrar mal, posponer la elección y pedir consejo prudente, si esto no es posible, deberá inclinarse por el mal menor.

Principio del voluntario indirecto, también llamado acto de doble efecto, es aquel en el que, queriéndose el efecto bueno de la acción, se tolera un efecto malo previsto. Este principio permite que algunas prohibiciones relativas o no intrínsecamente malas, puedan justificarse.

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