Ceremonia de la luz

Ceremonia de la luz

Como el ciego del camino

(Esta oración se hace de forma pausada, sin correr. Es necesario hacer un profundo silencio que ayudará)[pic 1]

G: A veces me encuentro como el ciego del camino. Tengo mis ojos cerrados a la luz. Me ciegan tantas cosas: la vida, con sus luces de colores, el placer con su fuerza irresistible; el dinero, con su cadena que aprisiona; la moda con su irresistible “sígueme”.

T: Llega hacia mí, cada día, todo ese mundo engañoso de la propaganda y me dejo atrapar como la mosca en la tela de la araña.

G: tengo ideales de creerme sobre los demás… y deseos de meterme en lo malo, lo sucio. ¿qué me pasa? Siento en mi una lucha por hacer el bien y hacer el mal.

T: Jesús pasas junto a mí y no te veo, pero, al sentir tus pasos, al oír tu voz, siento en mi como un manantial que nace, como un chorro de vida que clama por ti.

G: Te busco Jesús, te necesito para atravesar tantas calles, ¡para correr tan largo camino!

T: Señor, Ayúdame a darme cuenta que el pecado es densa tiniebla. Limpia mi corazón de lo sucio para que pueda ver la vida con más sentido; ver tus huellas en todas las cosas y en cada hombre, ver un hermano y verme a mí mismo por dentro.[pic 2]

G: hoy me acerco a ti como el ciego del camino. Quiero ver tu rostro. Quiero poner mis ojos en los tuyos y leer en ellos tu amistad.

T: Como el ciego del camino, hoy te pido, Señor. ¡Haz que yo vea!.

MEDITEMOS SOBRE LA LUZ

L1: Yo soy la luz del mundo – dice el Señor- El que me sigue no caminara en la oscuridad. Sino que tendrá la luz de la vida.[pic 3]

T: Ilumina nuestra mente y nuestro corazón, Señor.

G: Dios es la luz porque es amor. Solo el amor da luz y calor, sólo el nos hace vivir. El cirio pascual representa a cristo muerto  y resucitado. Su muerte es la prueba más grande de ese amor que nos a creado y nos salva; y es la luz de ese mismo amor la que brilla en la resurrección.

L2: “Ustedes son la luz del mundo…no se enciende una lámpara para ponerla dentro de una caja. Más bien se pone en lo alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Así también ustedes, hagan que esa luz brille delante de esa gente, para que al ver el bien que ustedes hacen, alaban al Padre que está en los Cielos”.

G: Con estas palabras, Jesús nos da a entender que cada uno de nosotros es como un destello de esa luz infinita que es el mismo Dios, que Él la encendió en nosotros  al darnos la vida y quiere verla resplandecer para que podamos reflejar su amor.

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