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Claves Para Oir La Voz De Dios


Enviado por   •  26 de Abril de 2013  •  2.162 Palabras (9 Páginas)  •  367 Visitas

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CUATRO CLAVES PARA OÍR LA VOZ DE DIOS

La época en la que vivimos está tan íntimamente ligada al racionalismo y el pensamiento analítico y cognoscitivo, que casi nos burlamos cuando escuchamos a alguien decir que es capaz de oír la voz de Dios; sin embargo, no nos mofamos, debido a varias razones. Primero, los hombres y mujeres en toda la Biblia escucharon la voz de Dios, y también hay algunos hombres y mujeres eficaces y con una gran reputación que viven hoy en día y que demuestran que escuchan la voz de Dios. Finalmente, hay dentro de nosotros un profundo sentimiento de hambre por tener comunión con Dios y oírle hablar a nuestros corazones.

Como cristiano nacido de nuevo y que cree en la Biblia, durante años luché sin éxito para poder oír la voz de Dios; yo oraba, ayunaba, estudiaba la Biblia y trataba de escuchar una voz dentro de mí, pero no me servía de nada; ¡no había ninguna voz interior que pudiera oír! Entonces, Dios hizo que me apartara durante un año para estudiar, leer y experimentar en el área de aprender a oír su voz y, durante ese tiempo, el Señor me enseñó cuatro claves que abrieron la puerta para una oración de dos direcciones. He descubierto que no solo funciona para mí, sino que también ha funcionado para muchos miles de creyentes que han aprendido a usarlas; estas claves han proporcionado una tremenda intimidad a su experiencia cristiana y han transformado su manera de vivir. Esto mismo le ocurrirá a usted también a medida que busque a Dios utilizando las cuatro claves siguientes, que se hallan en Habacuc 2:1,2. Quiero animarle a que lea este pasaje de la Biblia antes de continuar.

Clave nº 1 – La voz de Dios en nuestro corazón suena como un flujo de pensamientos espontáneos; por lo tanto, cuando sintonizo con Dios, sintonizo con la espontaneidad.

La Biblia dice que el Señor me respondió y me dijo... (Habacuc 2:2). Habacuc conocía el sonido de la voz de Dios, y también Elías la describió como una voz tranquila y suave (I Reyes 19:12). Yo siempre había estado a la escucha de una voz interior audible, y estoy seguro de que Dios puede hablar de esa forma y que a veces lo hace; sin embargo, he comprobado que para la mayoría de nosotros, la mayor parte de las veces la voz interior de Dios nos viene en forma de pensamientos espontáneos, visiones, sentimientos o impresiones. Por ejemplo, ¿no hemos tenido todos nosotros la experiencia de estar conduciendo por la carretera y pensar que debemos orar por cierta persona? En general, reconocemos que eso es la voz de Dios que nos llama a orar por ese individuo. Mi pregunta para usted es: ¿Cómo sonaba la voz de Dios cuando usted iba conduciendo en su auto? ¿Era una voz audible o era un pensamiento espontáneo que surgió en su mente? La mayoría de ustedes diría que la voz de Dios les llegó como un pensamiento espontáneo.

Así que me dije a mí mismo: "Quizá cuando estoy a la escucha de la voz de Dios, debería estar escuchando un flujo de pensamientos espontáneos; quizá la comunicación en el espíritu se recibe en forma de pensamientos espontáneos, impresiones, sentimientos y visiones." Mediante la experimentación y respuesta de miles de personas, ahora estoy convencido de que esto es así.

La Biblia lo confirma de muchas maneras. La definición de paga, la palabra en griego que significa intercesión, es: "un encuentro casual o una intersección accidental". Cuando Dios pone en nuestro corazón a personas por las que interceder, lo hace a través de paga, un pensamiento de encuentro casual, intercalado accidentalmente en nuestros procesos de pensamiento; por lo tanto, cuando me pongo en sintonía con Dios, sintonizo con los pensamientos casuales o espontáneos. Cuando estoy tranquilamente delante de Dios en oración, he descubierto que el flujo de pensamientos que llega a mi mente viene, definitivamente, de Dios.

Clave nº 2 – Debo aprender a aquietar mis propios pensamientos y emociones, para así poder sentir el flujo de pensamientos y emociones de Dios dentro de mí.

Habacuc dijo: " Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie... (Habacuc 2:1). Habacuc sabía que para poder oír los pensamientos interiores espontáneos y suaves de Dios, primero él tenía que ir a un lugar tranquilo y aquietar sus propios pensamientos y emociones. El Salmo 46:10 nos anima a que estemos tranquilos y conozcamos que Él es Dios. Existe un profundo conocimiento interior (flujo espontáneo) en nuestro espíritu que cada uno de nosotros puede experimentar cuando aquietamos nuestra carne y nuestra mente.

He descubierto varias maneras sencillas de aquietarme a mí mismo y estar dispuesto a recibir el flujo espontáneo de Dios. Amar a Dios mediante una canción tranquila de adoración es para mí uno de los medios más efectivos (ver II Reyes 3:15). A medida que me tranquilizo (mis pensamientos, voluntad y sentimientos) y descanso delante de Dios, soy consciente del fluir divino; si me vienen pensamientos acerca de cosas que haya olvidado que tengo que hacer, las escribo en un papel y no pienso más en ellas; si vienen a mi mente pensamientos de culpabilidad o de indignidad, me arrepiento profundamente, recibo el lavamiento de la sangre del Cordero, y me visto de su manto de justicia, viéndome a mí mismo sin mancha delante de la presencia de Dios (Isaías 61:10; Colosenses 1:22).

Cuando fijo mi mirada en Jesús (Hebreos 12:2), y estoy tranquilo en su presencia compartiendo con Él lo que hay en mi corazón, el diálogo en ambas direcciones comienza a fluir; los pensamientos espontáneos comienzan a fluir desde el trono de Dios hasta mi corazón, y me encuentro realmente conversando con el Rey de reyes.

Es muy importante que usted se aquiete y se concentre de manera adecuada para poder recibir la palabra pura de Dios. Si usted no está tranquilo, simplemente recibirá sus propios pensamientos y si usted no está concentrado en Jesús adecuadamente, recibirá un flujo impuro porque el flujo intuitivo llega de aquello sobre lo que usted tenga puesta su mirada. Por lo tanto, si usted fija sus ojos en Jesús, el flujo intuitivo vendrá de Jesús; si usted fija sus ojos sobre algún deseo de su corazón, el flujo intuitivo vendrá de ese deseo. Para poder tener un fluir puro, antes que nada usted debe aquietarse y después, debe fijar sus ojos en Jesús. De nuevo reitero que la adoración tranquila al Rey y después el recibir desde la tranquilidad que sigue, hará que esto se produzca fácilmente.

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