Decadencia Moral

En este tiempo se habla mucho de inseguridad, pero en realidad, este es un problema mundial. Diversos factores se han ido conjugando a través de los tiempos que han ido mermando la moral, la justicia, el respeto; es decir, esos valores que siempre han marcado los parámetros que señalan el final de mis derechos y el principio del de los demás… Hoy vemos como los actores políticos, científicos, policiales e inclusive, religiosos; se concentran en buscar causas y señalar culpables.

Unos le echan la culpa al gobierno, otros a la educación, otros al hogar, y así van tratando de explicar con conceptos e ideas erradas algo que comenzó hace miles de años, y que lamentablemente ha ido empeorando cada día más, y no es otra cosa más que la degradación moral del ser humano.

A través del tiempo, y mucho más en los últimos años, hemos sido testigos de cómo el sistema que gobierna el mundo ha utilizado cada uno de los elementos que lo componen (leyes, tecnología, música, televisión, etc.) para de una u otra forma ir moldeando todo este desastre social, todo este desorden moral, que ahora tiene al mundo asombrado y con las manos en la cabeza, tratando inútilmente de arreglar. Y digo inútilmente con toda responsabilidad. No porque los métodos sean ineficientes, ni porque quienes lo ejecutan sean ineptos; sino que el principio fundamental que debe regir en cada plan, estrategia u operación, no se ve por ninguna parte, y no es más que la transformación real y genuina del corazón del hombre.

La Biblia dice que del corazón del hombre provienen todas las cosa y durante toda la historia y aun mas en estos tiempos, lo que el hombre ha estado recibiendo en su mente (intelecto) y en su corazón (emociones, sentimientos) no es más que la violencia, los malos sentimientos; la enseñanza y aplicación de antivalores que han ido transformando ese corazón, esa cajita de sentimientos, en un elemento egoísta, corrompido, cruel… La Biblia también nos enseña como ese corazón puede ser transformado; este libro sagrado y nunca pasado de moda, tiene las pautas a seguir para que nuestro corazón pueda ser despojado de maldad, malos deseos, malas acciones… Si, el motor que impulsa toda la depravación moral, toda situación impura, todo desorden social, es el corazón. Corazones carcomidos, infectados, corrompidos por la inmundicia del sistema que gobierna el mundo… Pero hay esperanza, hay solución… Jesucristo dice “Yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre, entraré y cenaré con él y él conmigo”.

La transformación del mundo, de la nación, de la sociedad, solo ocurrirá cuando el ser humano abra su corazón a Jesucristo y le permita, no solo vivir en su corazón, sino reinar en él.

La iglesia de Jesucristo tiene gran responsabilidad en la situación que se vive hoy, sobretodo en nuestro país, ya que las causas fundamentales de esta decadencia son espirituales y solo la iglesia, en el poder de Jesús, puede enfrentar esta situación… Como pueblo de Dios debemos entender que se nos ha encomendado la misión más importante de la historia, ser embajadores del Reino de la Luz en un mundo que a causa de las tinieblas camina directo al infierno. Y para ser buenos voceros del mensaje de nuestro Rey, debemos ya dejar la comodidad que nos ha atrapado en los templos e involucrarnos con el sistema, no para ser parte de él, sino para alumbrar con nuestra luz sus tinieblas, tal como lo hizo Jesucristo.

La unidad del cuerpo de Cristo también es fundamental en la lucha contra la influencia del sistema y de su príncipe, ya que es ante una iglesia unida que el mundo responderá con mayor entusiasmo al bendito mensaje y así estaremos cumpliendo el deseo del corazón de nuestro Señor expresado en su oración “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”.

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