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EL AMOR DE DIOS ES MARAVILLOSO


Enviado por   •  21 de Octubre de 2014  •  1.870 Palabras (8 Páginas)  •  188 Visitas

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Hay muchos paradigmas y pensamientos incorrectos respecto al amor. A veces nos concentramos más en las palabras que en las acciones y nos volvemos demasiado sentimentales. Entonces nos ofendemos por cualquier cosa y necesitamos que nos digan constantemente cuánto nos aman. Claro que decirlo es importante, pero demostrarlo es mucho mejor.

Así que debemos aprender a manejar nuestros sentimientos y sentimentalismo. En el deporte, por ejemplo, vemos que hay rudeza entre los jugadores y muchas veces el entrenador ofrece las instrucciones con palabras directas, incluso agresivas, pero nadie se lo toma como una ofensa personal. Por el contrario, en la iglesia, donde supuestamente debemos estar convencidos del amor de Dios y de los hermanos, nos ofendemos por cualquier cosa. Esto debe cambiar en la medida que aprendamos sobre el verdadero amor.

Jesús nunca le dijo directamente a alguien “te amo”, pero lo demostró con Su vida. Lo que sí pidió fue que nos amáramos unos a otros como Él nos ha amado, así que expresó con palabras y obras que nos amaba, aunque no abrazaba constantemente a las personas.

Ser cariñoso y romántico es bello. Al inicio y al final del día yo abrazo a mi esposa Sonia. Le digo: “Ven acá, dame mi abrazo”. Yo la amo y se lo demuestro con mis palabras y acciones. Pero a veces nuestra convicción sobre el amor de alguien es tan débil que necesitamos más de las palabras y cariños que de las acciones concretas. Entonces vemos esposas que se deprimen si el esposo no les dice constantemente que las ama y si ellos se lo dicen, ¡ellas piden que se los juren! Ese tipo de conductas revelan una gran inseguridad.

No ahogues a tu pareja con exigencias, mejor dedícate a amarla y verás que recibirás lo mismo a cambio. Además, ama sin condiciones o manipulaciones. En la iglesia sabemos que la expresión: “Quiero decirte algo en el amor de Cristo”, significa que nos dirán algo desagradable para lo que debemos prepararnos. No utilices el amor de Dios para manipular a las personas, expresa lo que debas decir en tu nombre, no en nombre del Señor.

Jesús vino a romper el paradigma del amor que debe expresarse más con palabras que con acciones. Él nos enseña que el verbo amar debe complementarse con circunstanciales como: fidelidad, lealtad y respeto. Cónyuges, padres, hijos, amigos, todos debemos conjugar el verbo amar con esas expresiones concretas que lo hacen realidad.

El amor de Dios es eterno

Jeremías 31:3 aclara: Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.

La versión de la Biblia de las américas lo dice así: Desde lejos el Señor se le apareció diciendo: con amor eterno te he amado, por eso, te he atraído con misericordia.

El Señor dice que nos ha dado misericordia, es decir que nos ha dado la gracia que no merecíamos porque nos ama. En ningún momento dijo que nos escribirá cartas tiernas y cariñosas o que nos dará un cálido abrazo. La expresión de Su amor es extendernos las oportunidades de arrepentimiento por nuestras faltas. Su amor se concreta en ofrecernos misericordia. Debemos buscar balance al decir y demostrar el amor. Realmente no amamos si decimos: “te amo” pero insultamos o maltratamos a la persona querida; la amamos de verdad si le ofrecemos respeto y atención, aunque tal vez no se lo digamos.

Probablemente te quejas de algo que no te gusta de tu cuerpo, pero no le das gracias al Señor por aquello que sí te gusta. Tal vez te quejas del barrio donde vives, pero no ves que otros están peor y no agradeces tener donde vivir. El amor de Dios es eterno y nuestra vida es prueba de ello.

El amor de Dios se corre riesgos

Deuteronomio 8:7-19 dice: Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre. Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.

Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.

Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo

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