EL PROCESO DE CRISTO No hay mayor prueba del amor de Dios, que la Santa Cruz.

No hay mayor prueba del amor de Dios, que la Santa Cruz.

En la lectura se menciona que el llamado “Proceso de Cristo”, se desenvolvió en dos juicios, uno, el "religioso" o judío ante el Sanhedrín, y dos, el "político" ante Poncio Pilato, quién era entonces gobernador de Judea. Por consiguiente, el primero debió regirse por la "ley judía" y el segundo por la "ley romana".

Jesús enfrentó un pre-juicio ante el Sanhedrín, en el cual se le condenó por “predicar sin autoridad en nombre de Dios y en contra de la ley de los profetas”; ante esta declaración, la defensa de Jesús representada por Nicodemus alegó que, el juicio que se estaba realizando esa noche en casa de Anás, y no en el cónclave Gazith y de día, como estaba prescrito en la ley; no estaba procediendo conforme a la ley.

La ley obligaba la existencia de publicidad, y la emisión de la condena a los tres días, luego de re-escuchar los testimonios en torno al acusado, y Jesús no estaba haciendo uso de tales derechos, ni en ese momento, ni después. A pesar de que la inocencia de Jesús fue plenamente demostrada, se hizo caso omiso de las pruebas. Dentro de este primer proceso existió violación al principio de publicidad, al de duración de la etapa probatoria, al principio de rendición estricta, entre varios más. Se le condenó de blasfemo y de hacerse Hijo del Altísimo.

Luego se le presentó ante Pilato, este sería el segundo juicio. El “juicio” precedido por Pilato, puede considerarse inexistente, ya que para que exista un juicio, debe existir un delito, y este no existía, así que por atención a sus intereses personales Pilato “se inventó” un delito por el cual condenar a Jesús. Esta circunstancia revela claramente, que no se cumplieron las reglas procesales establecidas por el Derecho Penal Romano y por ende, jurídicamente, se condenó injustamente a Jesús.

Jesús fue llevado injustamente por el Via Crucis, hasta el Monte Calvario, donde, después de haber sido golpeado atroz e inhumanamente, fue crucificado, y después atravesado por una llaga en su costado izquierdo. Durante el tiempo que estuvo en la Cruz Jesús emitió las “7 palabras”, tales que tiene un gran significado para el Cristianismo. La crucifixión de Jesús, es el hecho conductor de su muerte como signo culminatorio de su vida terrenal, y entraña, a su vez, la grandiosa puerta de la vida eterna para toda la humanidad.

Es así que se concluye que el “Proceso de Cristo” fue un juicio injusto, lleno de vicios e inclinaciones hacia la condena de Jesús, pese a la ausencia de pruebas verídicas, y aunque los hechos demostraran que, era y es inocente, es el reflejo más perfecto de lo que en nuestra limitada condición denominamos perfección.

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