EXPERIENCIAS DE LA ORACION

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Experiencias de oración

INTRODUCCION

“Señor, ¡¡enséñanos a orar!!” Esta fue la petición que hicieron los apóstoles a Jesús; pues seguramente habían observado o vivido alguna de experiencia de oración con Él y querían aprender.

 La vida de Jesús, su personalidad, su interioridad, su espiritualidad les llamaba, les intrigaba y querían ser como Él.

¿Qué tendría la oración de Jesús que invitaba a estos hombres con poca preparación y acostumbrados a trabajos rudos a querer aprender a orar? Habían sido sus compañeros, sus discípulos, lo habían acompañado al monte, al huerto; ellos habían experimentado que su maestro no buscaba ser visto en publico y en oración, sino que con frecuencia, antes de cualquier decisión o acción, se retiraba a orar, que frecuentemente levantaba los ojos al cielo, siempre se dirigía a su Padre, y Él lo escuchaba. Al igual que estos discípulos, hoy nos acercamos al Maestro para que nos enseñe a orar a nuestro Padre Dios.

Más que un taller de oración, se busca que esta práctica sea una herramienta, y juntos podamos ir compartiendo nuestras experiencias de oración en este encuentro personal con Dios, por medio de la oración diaria y vivenciada.

El objetivo del taller es que durante  estas sesiones,  cada uno, a través de estas experiencias de oración,  llegue a la certeza del amor de Dios, que perciban Su presencia en el propio corazón y en todo lo que les rodea, que aprendan a escucharle y a hablar con Él, que gusten y contemplen la belleza de Dios, a lo largo del día, todos los días.  Que descubran y disfruten una nueva bienaventuranza: ¡Felices los que oran, porque ellos experimentarán el abrazo de Dios y se encontrarán con El

PARA ELLO:

1. Invocar al Espíritu Santo y hacer todo bajo su acción. Sin Él, nada podemos hacer en el orden de la gracia. El crecimiento en la oración es un don.

2. Solidez doctrinal. Basándose en la Biblia, Catecismo, Magisterio, Santos Padres, maestros de la vida espiritual.

3. Compartir experiencias. Lo  más importante es hablar desde la experiencia propia. Siempre da reparo hablar de lo que uno lleva dentro, pero hay que  abrir el alma y partir de allí, sin temor a abrir las propias dudas, inquietudes, alegrías, sentimientos. Tocar la realidad de la vida diaria y compartir. Respetando siempre la opinión y experiencias de los demás.

4.- Cumplir y seguir la guía para la oración. De esto dependerá  mi experiencia de Dios y la forma como me relacione con El.

5.- Tomar en cuenta que el Señor siempre se dirige a mí. Al leer el evangelio cambiar el nombre que aparece en la lectura por el mío y ponerme en el lugar.

POR QUE Y PARA QUE ORAR 

¿Es realmente importante orar? Existen muchas razones para hacerlo.

 Jesús nos lo pidió. “Oren sin cesar” es la manera como El nos enseñó a comunicarnos y establecer una relación intima y personal con Su Padre. Debo orar porque Jesús oraba, porque El, el hijo predilecto era “El hombre de oración” y quiero que mi vida se vaya configurando con Cristo y la oración en Jesús es fundamental es su relación amorosa y constante con el Padre, en un tu a tu de corazón a corazón. Jesús pasaba noches en oración. Yo también quiero orar e identificarme con el Jesús que pasó 30 años en Nazareth en soledad y anonimato, orando, este es el “Jesús orante”; fue donde tuvo la experiencia del amor de Su Padre, donde conoció su misión. Debo buscar a ejemplo suyo el silencio; ese silencio fecundo que me hace crecer y madurar; orar es un abrazo entre mi pobre intimidad y la grandeza de Dios. Orar es una experiencia que me cristifica.

¿Serán estas razones suficientes para querer orar?  Orar, es un don, una entrega, un conocimiento diario para poder configurarme y revestirme de El. Es una mirada sencilla a Dios en el silencio y en el amor, un momento de fe pura, donde se busca a Cristo y el que ora se entrega a Su voluntad.

Debo orar, ya que como dice San Pablo: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros.” 2Cor 4,7. darme cuenta que soy como un cántaro de barro, pobre frágil, pero que lleva  un ¡Gran Tesoro! Es el tesoro de la fe, el tesoro de la vida de Dios en mí. Cuando oro voy hasta lo mas profundo y ahí, encuentro ese tesoro, me lleno de una alegría, que debo compartir con cada persona que encuentre en el camino de la vida; la alegría de la intimidad de amor con el Padre que me ama y me hace sentir hijo, hago relación profunda con el hijo que me ama, me salva y me hace sentir hermano y también hago intimidad con el Espíritu Santo, Señor y dador de vida. Me ayuda a descubrir la gran riqueza que tengo en mi, que el mundo tanto se empeña en cubrir, en llenar con cosas materiales y superfluas que solamente crean un vacío en el alma. Bien lo dijo San Agustín: «Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti». Y así el hombre carnal, superficial, material, egoísta; muera y el hombre espiritual, el “el hombre nuevo” surja. Ya que la oración transforma la vida, la potencia, la multiplica como lo hizo Jesús con la multiplicación de los panes, debo darle lo poco que tengo, mis 5 panes y mis dos peces; y Jesús con Su grandeza lo multiplica, lo transforma y hace que mi poquito, mi nada mi bueno, mi malo, en fin lo que soy se convierta en algo grande, algo que sacie la sed y el hambre de mis hermanos.

La  vida de oración nos lleva a que valoremos el silencio,  el salir de nosotros mismos;  nos ayuda a mantenernos atentos a las tentaciones del enemigo, que acecha continuamente, nos da fuerzas y guía  ante pruebas y dificultades, es la luz que ilumina el camino y ayuda a ver con claridad los obstáculos. Orar no significa sólo que podemos decir a Dios todo lo que nos agobia. Orar significa también callar y escuchar lo que Dios nos quiere decir Juan Pablo II

 Cada quien debe encontrar sus razones, sus motivos realizando esta experiencia. Pero con la convicción de que la oración es hablar a solas con alguien que me ama, que me espera y que se quiere encontrar conmigo para mostrarme Su amor en mi vida, decirme que quiere que haga yo con ella, como amarlo, agradarlo y sobre todo mostrarme el camino para la felicidad y la eternidad

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