El Protestantismo Historico
yurilirio21 de Mayo de 2013
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EL PROTESTANTISMO HISTÓRICO
Se hace referencia a las organizaciones que surgieron inspiradas en la Reforma del siglo XVI, en particular a los luteranos, presbiterianos, bautistas y menonitas. También se ubica la Iglesia Anglicana y los movimientos protestantes que surgieron en Norteamérica, específicamente los Discípulos de Cristo.
La doctrina de los luteranos se centra en la salvación por la fe en el sacrificio del redentor de Cristo, fe que debe estar respaldada constantemente por una vida piadosa, recta y disciplinada.
Los presbiterianos son defensores de un calvinismo moderado, que enfatiza la soberanía divina. El Dios calvinista es trascendente e inmutable, no es susceptible de manipulación o coerción, por lo cual el creyente no tiene otra opción que aceptar su voluntad y sus designios, lo cual implica un rechazo absoluto de todo rastro de superstición o magia como intento humano de cuestionar o influir en la divinidad.
Los protestantes históricos en general no aceptan las obras como medio de salvación, por esto rechazan la presunción de poder mágico que la tradición católica adjudica a los sacramentos o penitencias. La salvación no depende de actos de caridad o rituales sino de una fe genuina, la sola fe como la definen los luteranos, o la confianza en la soberana voluntad de Dios en el caso de los presbiterianos. La oración y las alabanzas tienen como propósito adorar a la divinidad y suplicar su bendición, pero no tienen la intención de modificar los designios divinos para ponerlos al servicio del hombre.
La fe se confirma por una vida recta, honesta y disciplinada, alejada de los vicios y de la promiscuidad sexual. El protestante tiene la necesidad diaria de demostrar su fe a través de su ética de vida.
El culto tiene como eje central el estudio de la Biblia, entendida como Palabra de Dios. Se desarrollan las reuniones de adoctrinamiento dominical (escuelas dominicales). Esta es la base de la experiencia religiosa individual. Para el creyente leer la Biblia es escuchar la voz de Dios y una religiosidad autentica es vivir en concordancia con las demandas y valores presentes en el Evangelio.
Aunque el objetivo último del creyente es la salvación de su alma o vida eterna, la mayoría de los sermones predicados en los templos protestantes tienen como intención la consolidación de una ética y de un sistema de hábitos que estructuren en el creyente un estilo de vida que concuerde con las demandas del Evangelio.
La interpretación del texto bíblico, tanto privada como colectiva, depende de la hermeneútica histórico-crítica, a través de la cual se intenta descubrir qué quería decir el texto en sus idiomas originales y en el momento histórico particular en el que fue redactado.
Las iglesias históricas no encuentran una contradicción entre pensar y creer, por el contrario, razón y fe son elementos afines y no entran en conflicto, lo que significa que es invita al creyente a usar la razón y a desarrollar argumentos para defender su fe: una fe racional e inteligente.
El diezmo es una manifestación de gratitud hacia Dios quien todo lo provee y de confianza en la Iglesia y en la misión que ésta desempeña. El diezmo se convierte en indicador del compromiso del creyente con su comunidad.
Los laicos tienen una amplia participación en el culto y en las decisiones que tienen que ver con la vida de la comunidad, lo que genera una fuerte sensación de identidad y pertenencia.
Las congregaciones históricas se orientaron desde un principio hacia las clases altas urbanas y los sectores sociales privilegiados adaptando su culto a las necesidades de estas poblaciones en una práctica litúrgica conocida como high church, que daba énfasis a la educación y profesionalización de sus miembros.
PSICOLOGIZACIÓN DEL MENSAJE
Algunas Iglesias han incorporado dentro de su mensaje, conceptos y herramientas propias de la psicología y el psicoanálisis, con el fin de suplir las necesidades emocionales y familiares de los creyentes, lo que se conoce como PSICOLOGIZACIÓN DEL EVANGELIO.
El mensaje psicologizado tiene como propósito el desarrollo de familias nucleares estables a través del adecuado desarrollo de los roles dentro del hogar y de la implementación de herramientas para que los creyentes alcancen una buena salud emocional.
La teología psicologizada busca demostrar que la Biblia y la tradición religiosa tienen todavía algo que ofrecer al habitante del mundo urbano contemporáneo, manifestando los efectos terapeúticos de la confianza en Dios, el poder orientador de la tradición y todas las ventajas que se desprenden de una experiencia religiosa comunitaria, como los son la compañía, el afecto y la solidaridad.
La consejería pastoral juega un papel vital ya que es el espacio en el que el creyente encuentra orientación para los problemas y dilemas cotidianos. Una sesión de consejería funciona como una sesión de psicoterapia: el creyente reconstruye las causas de su angustia, se siente escuchado y experimenta una profunda sensación de alivio y bienestar.
El éxito del Evangelio psicologizado ha llevado a que muchos pastores además de su formación teológica, opten por formarse psicológicamente asumiendo el rol de terapeutas velando por cuidar la salud emocional de sus fieles.
EL LIBERALISMO TEOLÓGICO
Algunas congregaciones menonitas y presbiterianas han tenido una tendencia liberal en la interpretación bíblica, asociada con un énfasis en la salvación en este mundo, en el desarrollo de un estilo de vida ejemplar que busca contribuir no sólo al bienestar propio sino también al ajeno, marcando las actitudes de servicio y la tolerancia que se ven en ciudadanos especialmente comprometidos con proyectos sociales. Esta forma de fe especialmente ética ha encontrado múltiples afinidades con la teología de la liberación expresada en un opción preferencial por los pobres, lo que ha permitido un trabajo social ecuménico.
LA PENTECOSTALIZACIÓN DEL CULTO
Dado el rápido crecimiento de las iglesias pentecostales y a que por sus múltiples expresiones de emotividad dentro del culto han ampliado el número de sus fieles, las comunidades históricas luteranas, presbiterianas, menonitas y especialmente los Discípulos de Cristo han abierto un espacio “moderno” dentro de sus cultos, permitiendo las manifestaciones emotivas y de carismas del Espíritu, sin perder su tradicional énfasis en el estudio bíblico, dando paso a la consolidación de movimientos carismáticos.
EL MOVIMIENTO PENTECOSTAL
Su origen se asocia con una ola de gran entusiasmo religioso ocurrida entre los años 1906 y 1909 en la comunidad evangélica de la calle Azuza en California (EUA), donde surgió la primera iglesia pentecostal moderna Apostolic Faith Movement.
A partir de allí han surgido diversos movimientos pentecostales en otras partes del mundo como por ejemplo Sao Paulo en 1906 y México 1914. Las comunidades pentecostales retoman de las culturas donde surgen aspectos como los ritmos, cantos, danzas folclóricas propias, así como elementos rituales provenientes de su religiosidad popular como rezos, oraciones, fetiches y amuletos que incorporan a su universo simbólico de forma dinámica.
Este movimiento pentecostal sacudió casi exclusivamente las capas empobrecidas de la sociedad, especialmente la población negra, por lo cual se consideró un movimiento de resistencia social de los negros norteamericanos que habían dejado la esclavitud.
Las prácticas que caracterizan al pentecostalismo, además de la glosolalia son la taumaturgia, es decir la posibilidad de obrar milagros en el mundo contemporáneo, especialmente sanidades divinas a través de rituales de oración e imposición de manos y, los exorcismos, práctica que consiste en someter y expulsar a los espíritus malignos que se han apoderado de los cuerpos.
Estas prácticas permiten clasificar al movimiento dentro de las formas de religiosidad mágicas, viendo a los pastores con funciones propias de los curanderos indígenas, constituyéndose en una especie de nuevos chamanes que conocen detalladamente los ritos para curar las enfermedades y ahuyentar los demonios, ritos en los que es frecuente el uso de un lenguaje esotérico.
Las primeras divisiones del pentecostalismo giraron alrededor de dos problemas teológicos: el proceso de santificación y la doctrina de la Trinidad.
En el tema de la santificación, unas comunidades metodistas la comprendieron como una experiencia religiosa puntual, instantánea y perfecta mediante la cual el creyente era completamente liberado del pecado, experiencia que llamaron la segunda bendición, después de la conversión que sería la primera. A este proceso, los pentecostales añadieron una tercera bendición que consistía en la plenitud del bautismo en el Espíritu Santo cuya evidencia era la glosolalia. Los teólogos denominaron este camino como el proceso de santificación en tres etapas. Encontramos aquí a la Iglesia de Dios de la Profecía.
Los pentecostales nacidos en otras vertientes del protestantismo entendieron la santificación como una experiencia de plenitud en el Espíritu optando por un proceso de perfeccionamiento cristiano conocido como la santificación en dos etapas. Encontramos aquí la Iglesia Cuadrangular y las Asambleas de Dios.
El segundo problema, la doctrina de la Trinidad, desencadenó los primeros cismas dentro del movimiento pentecostal. Algunas comunidades dando prioridad al “Nombre de Jesús” no aceptaron una concepción de la divinidad en tres personas, sino que acogieron una noción de carácter más estrictamente monoteísta: Dios en una sola persona, la persona de Jesucristo. Esta actitud
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