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Marco Historico: Realismo


Enviado por   •  17 de Agosto de 2011  •  2.533 Palabras (11 Páginas)  •  2.061 Visitas

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Realismo (Introducción al marco histórico)

Al iniciar el ultimo tercio del siglo XIX comenzó un pesimismo generalizado en Europa dando lugar a las corrientes conocidas como el realismo y el naturalismo, en las que habiendo perdido el idealismo que alentó a la mayoría de los románticos, los nuevos escritores hicieron de la miseria y los horrores de la sociedad el asunto principal de sus descripciones. El realismo español fue en este punto diferente al resto del europeo, y esta diferencia, constituye una nota más de la originalidad literaria de España.

La fe en la salvación del hombre, a pesar de las condiciones más adversas de su existencia, es una tónica general del realismo español, que lo hace diferente al del resto de Europa, en donde el realismo y más precisamente el naturalismo, rompía con esa visión idealista de la sociedad y postulaba un determinismo extremo del medio social sobre la naturaleza humana. De ahí que el naturalismo francés, por ejemplo, representado por Emilio Zolá, se hubiese impregnado fuertemente del pensamiento positivista de Augusto Comte, para quien hubiese sido impensable el desarrollo espiritual de esos personajes que vivían en un medio tan miserable.

Muchos autores tienen una idéntica manera de considerar la novela: todos quieren ser realistas y a las reglas de un realismo se supeditan; se alejan de la tradicional novela histórica para recrearnos un universo más o menos actual, pero siempre correlativo con la sociedad que describen y en la que viven.

El escritor español se aparta del naturalismo europeo (tocando los temas de la altura moral y espiritual), se distancia de su “pretendido valor científico y documental”, se reduce a una incitación de hacia la búsqueda de lo natural y de lo real, de los sencillo, de lo vivido. Entre lo natural y lo real y lo sencillo que busca el escritor español realista está el espíritu, el alma, lo inefable, lo increado.

El realismo, no sólo incorporó el lenguaje popular al relato literario, sino, como es lógico, la realidad cultural de la que es parte inexpugnable el mismo lenguaje. En este sentido, el novelista prestó un servicio invaluable a la historia.

Por esta gruesa y recia producción narrativa, y más un por su extraordinaria calidad, originalidad y fuerza expresiva, se consideró este periodo como el de un verdadero renacimiento de la novela española. Podría decirse, también, que fue el cimiento de un amplio proyecto de modernidad, fincado en las más castizas y vigorosas tradiciones del pueblo español.

El arte en determinadas épocas, se ha propuesto copiar la realidad, tal cual es. El realismo fue eso lo que se propuso, con la idea de que el hombre se viera en un espejo y al hacerlo observase sus defectos, sus limitaciones o francamente sus aberraciones. Esto le despertaría el sentimiento el sentimiento del ridículo y el deseo de mejorarse. Este seria el medio, según los artistas, de que el hombre y la sociedad mejorasen. Contemplar el espectáculo denigrante de las capas sociales más abandonadas produciría en el lector sentimientos encontrados de vergüenza y de piedad que lo harían más humano y compasivo.

El autor realista debe dar la impresión de escribir objetivamente y esto significa no solo presentar el material con aparente despego, sino además seleccionarlo sin prejuicios.

Muchos autores tienen una idéntica manera de considerar la novela: todos quieren ser realistas y a las reglas de un realismo se supeditan; se alejan de la tradicional novela histórica para recrearnos un universo más o menos actual, pero siempre correlativo con la sociedad que describen y en la que viven.

Contexto-marco histórico.

Posterior a la corriente del Romanticismo, la corriente artística Realista se gesta en el Siglo XIX, con la importante transformación que Europa y el mundo vivían tanto socialmente como política, científica, filosófica y culturalmente.

El siglo XIX nace bajo el signo de la novela. A partir de 1868 surge la gran novela realista (cuyo máximo representante es Galdós) que se apoya en una extensa tradición novelesca así como en una nueva visión realista del mundo.

Europa se tornaba inestable en la segunda mitad del Siglo XIX, los anteriores fracasos revolucionarios, la tensión política era cada vez mayor. La alternancia y la división entre los grupos que buscaban el control era continua y existían números cambios políticos.

1844-1854: Moderantismo.

1854-1856: Progresismo.

1868-1874: Sexenio Revolucionario.

1875-1902: Restauración Monárquica.

Junto con los ideales liberales y nacionalistas, compartidos por una minoría de la población, surge el descontento social, provocado en gran medida por las consecuencias de la revolución industrial tuvo en las clases populares.

La transformación social estaba encabezada por los movimientos revolucionarios comenzados en 1848, directamente influidos por Carlos Marx y Federico Engels y sus textos como el Manifiesto del Partido Comunista (1848) en que se planteaba una lucha continua de en las distintas épocas entre los propietarios de los medios de producción (opresores) y los trabajadores (oprimidos). Esta lucha continua entre ambos se repite en la sociedad capitalista, en la que las dos clases que tienen intereses contrapuestos son la burguesía y el proletariado. Por tanto, las diferencias de riqueza son cada vez mayores.

La situación social presenta un claro desajuste: por un lado la aristocracia, ligada al antiguo régimen, seguía siendo la clase dirigente, pero, por otro, era la alta burguesía la que controlaba la vida económica, a pesar de lo cual no era incluida en la toma de decisiones políticas.

Desde la Restauración se obra una transformación de la sociedad española. En la etapa anterior, en el Romanticismo primaba la ensoñación, se exaltaba la libertad individual. En esta etapa se da una consolidación de la burguesía ya no tan interesada en las ensoñaciones como en lo práctico lo que supone el campo de cultivo perfecto para el realismo: se quieren conocer las cosas tal y como son.

Aumenta el número de lectores en esta etapa y la importancia de los periódicos que cobran mucha influencia en la opinión pública, también a través de las novelas por entregas.

Las revoluciones cuentan con un componente social nuevo y de gran importancia en el desarrollo de futuros acontecimientos en Europa: se trata del proletariado, que asciende con fuerza

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