El creciente desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación
rosaiselagaviota23 de Marzo de 2013
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El creciente desarrollo de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación,
el acelerado cúmulo de información
y la omnipresencia de las comunicaciones
en el entorno social, contribuyen
a que en el ámbito educativo
se lleven a cabo las necesarias transformaciones
para adecuarse a una sociedad
en estado de cambio permanente,
con nuevas necesidades y valores.
En el informe publicado por la OCDE
en el año 1994 sobre «Calidad en la enseñanza
» se confirma la necesidad de
adaptarse a estas nuevas situaciones:
«los nuevos desafíos y demandas hacia
las escuelas y los profesores surgen
a partir de unas expectativas nuevas y
ampliadas sobre las escuelas. La investigación
sobre la enseñanza y el
aprendizaje muestra la necesidad de
gestionar clases cada vez más diversas
en términos étnicos, lingüísticos y culturales.
Estos nuevos desafíos y demandas
requieren nuevas capacidades
y conocimientos por parte de los profesores.
La situación actual es dinámica
y variada. Las escuelas se organizan
ahora de diferente forma, en términos
tanto de las tareas como de las responsabilidades
asignadas a los profesores
y a la diferenciación de roles entre
profesores… El alcance de estos desafíos
y demandas y el ritmo de los
cambios hacen que la situación actual
sea diferente respecto de años anteriores.
Los profesores deben ser capaces
de acomodarse a continuos cambios
–dramáticos en algunos países– tanto
en el contenido de su enseñanza como
en la forma de enseñar mejor».
Ante estos desafíos surgen numerosos
interrogantes: ¿transformará radicalmente
la nueva tecnología la manera
en que tiene lugar la educación? ¿Qué
competencias habrá de asumir el profesor
para dar respuesta a la sociedad
del siglo XXI? ¿Están los profesionales
de la educación suficientemente preparados
para asumir el reto tecnológico
para la formación de las futuras
generaciones? ¿La integración curricular
de las nuevas tecnologías en el
marco de la educación formal contribuirá
a la mejora de los procesos de enseñanza-
aprendizaje?
No cabe duda de que las nuevas tecnologías
están transformando la ecología
del aula y las funciones docentes,
y estos cambios están induciendo
una mutación sistemática en las teorías
y en las prácticas didácticas. El desarrollo
tecnológico actual nos está situando
ante un nuevo paradigma de la
enseñanza que da lugar a nuevas metodologías
y nuevos roles docentes.
Si consideramos que numerosos estudios
corroboran que después de los fac-
O|G|E|4 EL PERFIL DEL PROFESORADO DEL SIGLO XXI
COMPETENCIAS PROFESIONALES DEL DOCENTE
EN LA SOCIEDAD DEL SIGLO XXI
La doble faceta de docente e investigador del profesor exige una correcta preparación
tanto para la adquisición de conocimientos y actualización de los
mismos como para el desarrollo de nuevas habilidades y destrezas exigibles
en una sociedad en permanente cambio. Este artículo ofrece un estudio de
las nuevas competencias docentes y de cómo su desarrollo profesional se encuentra
sometido al influjo de la sociedad de la información y la comunicación.
Asimismo se reclama la capacitación de los profesionales de la educación
en el dominio y explotación didáctica de las nuevas tecnologías tras
reconocer que con su auxilio se puede lograr la mejora de los procesos de
enseñanza y aprendizaje en sintonía con los cambios que hoy se operan en la
sociedad y en el individuo.
Ricardo Fernández Muñoz
Profesor de Nuevas Tecnologías
Aplicadas a la Educación
Departamento de Pedagogía
Universidad de Castilla-La Mancha
No cabe duda de que las
nuevas tecnologías están
transformando la
ecología del aula y las
funciones docentes, y
estos cambios están
induciendo una
mutación sistemática en
las teorías y en las
prácticas didácticas
tores familiares es la capacidad del profesor
el factor determinante más influyente
en el éxito de los estudiantes, con
independencia de su nivel socioeconómico,
esto justifica que centremos
nuestra atención en definir las competencias
que habrán de desempeñar los
profesionales de la educación ante el
reto y demandas que la sociedad del siglo
XXI plantea.
Escolano Benito (1996: 44-46), al definir
la profesión docente, lo hace en
torno a tres papeles básicos:
❐ El primero es un papel técnico, que
permite identificar a los docentes como
expertos habilitados para guiar el
aprendizaje de los alumnos conforme
a determinadas reglas metódicas de reconocida
solvencia. Este papel ha ido
incorporando algunas funciones que
desbordan la docencia clásica, como
las relacionadas con la tutoría, la gestión
didáctica y la innovación. Su identidad
se define por una tarea de claro
matiz tecnológico según la cual el profesor
sería un ingeniero de la instrucción.
❐ El segundo papel se asocia a los aspectos
éticos y socializadores de la
profesión. El docente es un agente de
primer orden en el proceso de socialización
metódica de los menores en el
tejido social. Los valores, actitudes y
otras pautas de conducta que exhibe
o vehicula constituyen un marco de referencia
normativo para las personas
en formación. Por otra parte, como juez
evaluador, el docente desempeña una
función fundamental de control social,
al legitimar a través del sistema de exámenes,
calificaciones y grados los prerrequisitos
del orden meritocrático e
influir en las estrategias de reproducción,
movilidad, igualitarismo y compensación.
❐ Finalmente, el tercer papel del profesor
se vincula a la satisfacción de las
necesidades de autorrealización de
los individuos en formación y de sus
demandas de bienestar. Este papel
enlaza con algunas tradiciones bien enraizadas
en el mundo pedagógico, como
las que enfatizan el papel del docente
como preceptor, partenaire o terapeuta.
En esta primera aproximación al rol del
docente nos podemos cuestionar: ¿puede
el profesor actual ser al mismo tiempo
un profesional eficaz, ingeniero de
la instrucción, un juez justo y un buen
compañero? No cabe duda de que el
profesor del tercer milenio deberá abordar
otras nuevas tareas, desde una actitud
abierta a los múltiples acontecimientos
e informaciones que se generan
a su alrededor. Y es que el cambio
tecnológico se produce a una gran velocidad
y requiere por parte de los profesionales
un esfuerzo de adaptación,
actualización y perfeccionamiento permanente.
En el momento actual no podemos seguir
considerando a los docentes como
almacenes del saber y por lo tanto dispensadores
omnipotentes del conocimiento.
La cantidad de información
que existe sobre cualquier tema es de
tal envergadura que es imposible pensar
que puedan existir personas que
pretendan saber todo de todo. Afortunadamente
están los medios electrónicos
para ayudar con este volumen de
información.
En la sociedad de la información el modelo
de profesor cuya actividad se basa
en la clase magistral es obsoleto. Las
redes telemáticas pueden llegar a sustituir
al profesor si éste se concibe como
un mero transmisor de información,
ya que en las redes tienen gran capacidad
para almacenar información y
desde ellas se puede adaptar dicha información
a las necesidades particulares
de cada alumno.
El profesor no puede ni debe competir
con otras fuentes informativas, sino erigirse
en elemento aglutinador y analizador
de las mismas. En el momento
que vivimos no basta con saber el contenido
de la materia para enseñar bien.
El profesor debe ser un conocedor de
su materia, pero además ha de aprender
a ser un experto gestor de información
sobre la misma, un buen administrador
de los medios a su alcance,
y desde esta orientación, dinamizar
el aprendizaje de sus alumnos. Una
ayuda eficaz para la gestión de la información
que aceleradamente se genera
en la sociedad de la información
y la comunicación con las Nuevas Tecnologías.
Desde esta perspectiva se desprende
un cambio importante en el papel del
docente, que pasará de ser expositor
a guía del conocimiento y, en última
instancia, ejercerá como administrador
de medios, entendiendo que estos medios
de comunicación constituyen un
aporte muy
...