Ensayo sobre La Virgen

LA VIRGEN                NIVEL I

1. La Virgen María era una mujer normal, pero muy santa; una joven a la que Dios eligió y le pidió ser su Madre. Nada menos. Dios concedió a la Virgen María todas las gracias, quiso que la que iba a ser su Madre fuese la criatura más maravillosa salida de sus manos. El Arcángel San Gabriel, de parte de Dios, fue a Nazaret para anunciar a Santa María que Ella era la elegida por Dios desde toda la eternidad para ser su Madre.

El saludo del arcángel es todo un canto a María: “Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres”. Seguro que a la Virgen le gusta que tú y yo la saludemos con estas palabras que están recogidas en el Avemaría. Hacemos ahora el propósito de rezar todas las noches a la Virgen tres Avemarías.

2. La Virgen María es Madre de Dios, pero Jesucristo ha querido que también fuera Madre nuestra. Y Santa María es una Madre que nos quiere más que todas las madres de la tierra juntas quieren a sus hijos. Decía el Beato Josemaría Escrivá: “Es una Madre que no se hace rogar, que incluso se adelanta a nuestras súplicas, porque conoce nuestras necesidades y viene prontamente en nuestra ayuda, demostrando con obras que se acuerda constantemente de sus hijos” (Es Cristo que pasa, n. 140).

3. Para ser buenos cristianos debemos ser buenos hijos de Santa María. El amor a la Virgen, si es verdadero, no se detiene nunca en Ella, sino que conduce a Cristo. La Madre, al ser honrada, hace que su Hijo sea debidamente conocido, amado, y que sean cumplidos sus mandamientos. Decía un hombre muy bueno, que después fue Papa con el nombre de Juan XXIII: “Para ir derechos a Jesús es preciso pasar por María. En una palabra, me haré todo de María, para ser todo de Jesús”.

Estamos en el mes de mayo, que es el mes de la Virgen. Todos vamos a procurar ofrecer cada día un pequeño regalo a la Virgen. Puede ser un rato de estudio intenso; alguna que otra mortificación o pequeño sacrificio; el cuidado en rezar mejor el Angelus o las tres Avemarías; decirle muchas veces que le queremos; portarnos mejor en casa, en el colegio y en el Club; mirar con frecuencia los cuadros de la Virgen. Cualquier detalle de cariño con nuestra Madre.

Ahora bien, el mejor regalo que podemos hacer a la Santísima Virgen, la mejor manera de que esté contenta de nosotros, es seguir un consejo suyo que nos ha transmitido San Juan en el Evangelio. Cuando en Caná de Galilea la Virgen María se dirigió a los siervos con estas palabras: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2, 5), nos estaba invitando a todos los hombres para que siempre hagamos lo que el Señor Jesús, su Hijo, nos pida.

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