Expresiones del espíritu religioso

Expresiones del espíritu religioso

te habrás preguntado alguna vez sobre si creer en un ser trascendente, es decir, Dios es algo válido o no. Te puedo decir que, a lo largo de la historia en las distintas culturas, no ha faltado el aspecto religioso como componente esencial de la vida cotidiana. Esto nos hace pensar que el acto de creer o buscar seguridad en un ser superior, pertenece propiamente al ser humano. Decía Plutarco: “un pueblo sin dios, sin oraciones, sin sacrificios, no lo hallarás”. Por tanto, parece ser que el hombre es religioso por naturaleza, tiende a buscar algo superior y poner su confianza en ello.

La Iglesia nos dirá que el deseo de Dios se encuentra inscrito en el corazón del hombre, porque ha sido creado por Dios y para Dios. De este modo, el hombre ha buscado dar sentido a su vida preguntándose por los aspectos esenciales de la existencia, se ha interrogado por su origen, su destino. Ha contemplado la naturaleza que le rodea y ha descubierto que un efecto obedece a una causa.

Al contemplar el ordenamiento y finalidad inscritos en el mundo, ha deducido que aquello que se encuentra ordenado ha requerido de un ordenador, las cosas no se pueden integrar de un modo inteligente por puro azar, requieren de una inteligencia que dirija dicho orden. En este sentido afirmará el Catecismo, que las facultades humanas hacen capaz al hombre de llegar a conocer la existencia de un Dios personal. Esto quiere decir, que el ser humano gracias a su capacidad racional puede llegar a deducir la existencia de Dios a partir de las cosas creadas.

Como te habrás podido dar cuenta, el ser humano puede llegar a conocer a Dios por la sola razón, a esto se le suele llamar teodicea. Otra cosa es hablar de Jesucristo y su Iglesia, esto pertenece al campo del dato revelado, es decir, que el mismo Dios se ha mostrado al hombre.

Por otro lado, también te habrás preguntado por qué no todos los hombres creen en Dios. El Catecismo nos dirá que esa actitud de increencia tiene orígenes muy diversos: la rebelión contra el mal en el mundo, la ignorancia o indiferencia religiosas, los afanes del mundo y las riquezas, el mal ejemplo de los creyentes, las corrientes de pensamiento hostiles a la religión, la actitud del hombre pecador que, por miedo, se oculta de Dios. Como vemos, son varias las razones de lo que llamamos increencia o ateísmo. Algo que nos llama la atención es que el mal testimonio de los que se dicen creyentes, puede escandalizar a otros y llevarlos a abandonar la fe, por ello es necesaria la coherencia de vida.

La Iglesia considera al ateísmo como contrario a la razón, además de afirmar que el reconocimiento de Dios no se opone a la dignidad humana, ya que tal dignidad se fundamenta en Dios.

Ateo es aquel que niega a Dios y, puede ser, que, por exaltar demasiado al hombre, éste termine ocupando el lugar de Dios. En tal sentido, cabe mencionar al filósofo alemán Ludwig Feuerbach (1804-1872), que sostenía que Dios era la proyección de los sentimientos del hombre en un ser ilusorio, al cual el hombre le otorgaba lo mejor de sí, quedándose vacío. Por ello, la tarea del hombre era recuperar todo lo bueno que había puesto en ese ser ilusorio y ocupar su lugar, por lo que el hombre es dios del hombre.

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