LA ADMINISTRACIÓN BAJO LA LUZ DE LA CARIDAD Y LA VERDAD

LA ADMINISTRACIÓN BAJO LA LUZ DE LA CARIDAD Y LA VERDAD

ADMINISTRATION IN THE LIGHT OF CHARITY AND TRUTH

EDUARDO DARWIN CÓRDOVA FRÍAS

Estudiante del Octavo Ciclo de La Escuela Profesional de Administración
de la Facultad de Ciencias Contables, Financieras y Administrativas

UNIVERSIDAD CATÓLICA LOS ÁNGELES DE CHIMBOTE FILIAL PIURA

eduardo.cordova.frias7@gmail.com

Este trabajo está dedicado a mis padres, quienes en su amor y sus oraciones me llevan en la ilusión de verme un profesional.

INTRODUCCIÓN

Esta  breve investigación tiene como objetivo conocer cómo es que la Doctrina Social de la Iglesia influye e incluye a los administradores de empresas en la encíclica “Caritas in Veritate” de Sumo Pontífice Benedicto XVI y de la importancia que requiere que todo aquel administrador pueda aplicar estas instrucciones en favor de su profesión, trabajo y familia.

Al mencionarse una serie de recomendaciones o reflexiones en la encíclica mencionada, se nos invita a reflexionar sobre cómo es que la tecnología puede mejorar nuestra vida, y al mismo tiempo cambiarla para darnos una vida autómata y sin sentido, y es en función a eso que en esta investigación, desde el punto de vista del proceso administrativo, tiene su propio ámbito, pero que el desarrollo administrativo requiere ser auténticamente humano, dar lugar a la gratitud, debe estar ordenada a un bien común, que es responsabilidad de toda organización más que producir riqueza.

La Administración de Empresas requiere de objetivos, que son los puntos de partida para realizar y conseguir rentabilidad y en ese camino la técnica le permite al empresario desarrollar distintas actividades en forma ordenada y progresiva donde el administrador deberá tener en cuenta qué recursos usar, ya que también hará uso de recursos humanos y es en base a éstos que se la Doctrina Social de la Iglesia comparte el uso adecuado y responsable de ello.

MARCO TEÓRICO

Se puede definir la Administración como aquel proceso de crear, diseñar y mantener un ambiente en el que las personas trabajen en grupos y puedan alcanzar con eficiencia metas seleccionadas, pues con la administración las personas realizan funciones de planeación, organización, integración de personal, dirección y control, sin importar el tipo de organización es indispensable aplicar este tipo de proceso y de ciencia para que una empresa pueda tener éxito. (Sánchez, 2014).

El administrador cree erradamente que el único criterio de acción es maximizar el beneficio y bajo esta premisa económica y financiera, se genera injusticia, malestar y los beneficios van sólo a sus propietarios, mientras que la situación del pueblo es vivir al margen de estos beneficios sin posibilidad de desarrollo.

La carta encíclica menciona que una sociedad se degrada cuando ésta pretende ser la creadora de sí misma usando los prodigios de la tecnología, del mismo modo, los empresarios degradan a un pueblo cuando por el desarrollo económico se apoyan en prodigios financieros ficticios y dañinos para sostener un crecimiento antinatural y consumista, dejando de lado la libertad humana reconocida en el bien que le precede y para reconocerlo el hombre debe meditar sobre las normas morales fundamentales de la ley de Dios.

La sociedad, las organizaciones, incluso el estado, deben entender que la falta de desarrollo no es un problema financiero, de apertura de mercados, impuestos, inversiones, reformas, es decir una cuestión técnica, porque estas medidas no han funcionado completamente pues el desarrollo será posible si participan hombres rectos, si hay operadores económicos y agentes públicos que lleven sus acciones al bien común, es decir profesionales administrativos con coherencia moral.

CONCLUSIONES

La Doctrina social de la Iglesia entiende que la Administración de Empresas es una de las herramientas o técnicas que le permite al hombre alcanzar sus objetivos y por ende, le brinda una posibilidad de tener los instrumentos necesario para mejorar su nivel de vida, pero allí la encíclica nos menciona que si el hombre no pone a Dios en medio de todo, no sabrá hacia a dónde ir, tergiversando el uso de la libertad y de la inteligencia dadas por él.

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