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La Causa De Q Juzguemos Creemos Q Somos Superiores


Enviado por   •  28 de Mayo de 2012  •  1.953 Palabras (8 Páginas)  •  473 Visitas

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"La causa de que juzguemos está en que creemos que somos superiores a los demás, que nuestra religión es la única verdadera, que nuestra nacionalidad es más importante que la de otros, que nuestro grupo espiritual tiene la razón, que nuestra clase social es más exquisita. Esto es el recubrimiento de un orgullo que nos está matando; es agresividad y, por consecuencia, falta de Amor. Esta falta de amor termina ocasionándonos enfermedades, problemas y hasta la ruina personal."

"Los defectos que vemos en los demás son los que nosotros mismos tenemos. Así que no hay forma más evidente de delatar cómo somos y decirle a los demás nuestras debilidades, que escribiendo o hablando contra alguien, juzgando. Generalmente, somos peores o estamos en condiciones más detestables que la persona a la que le entablamos el juicio."

Caracas. (Servicios/Atanay.Com).-Juzgar es emitir un juicio sobre alguien, una situación o cosa, haciéndole una imagen mental, cliché o etiqueta, que generalmente no es la VERDAD, sino una idea muy personal que nos hacemos del asunto a nuestra conveniencia; muchas veces por envidia, celos, competencia y complejos que tenemos.

Cuando alguien es diferente a nosotros, tiene otra moral, color de piel, distinta religión, pertenece a otro grupo espiritual, clase social, posee otras costumbres, no es de nuestra nacionalidad, difiere en la manera de pensar o de sentir, estamos propensos a juzgarlo.

La causa de que juzguemos está en que creemos que somos superiores a los demás, que nuestra religión es la única verdadera, que nuestra nacionalidad es más importante que la de otros, que nuestro grupo espiritual tiene la razón, que nuestra clase social es más exquisita. Esto es el recubrimiento de un orgullo que nos está matando; es agresividad y, por consecuencia, falta de Amor. Esta falta de amor termina ocasionándonos enfermedades, problemas y hasta la ruina personal.

El comienzo del camino que conduce al cielo y a la santidad, está en no juzgar ni calificar; veamos lo que veamos, oigamos lo que oigamos, digan lo que digan, no respondamos, no nos apresuremos a defendernos, acordémonos de perdonar y decir solamente: >b>"Perdono y olvido para siempre eso que dijiste de mí. Hoy estarás conmigo en el Paraíso".

Es muy común encontrar a personas que se dicen espirituales y están condenando los actos de otros que también tratan de realizar lo mismo; no se dan cuenta que niegan su espiritualidad cuando mueven sus dedos para escribir contra alguien o retuercen su lengua para condenar a su hermano que, en otra dirección, está tratando de hacer algo por los demás. Recordemos que: "Dios es Amor", "Sois Dioses". Pero no somos seres divinos, ni activamos nuestro Cristo Interior, cuando actuamos contrariamente a los Aspectos de Dios, en este caso, el Amor.

No hay nada que nos caiga peor que ser juzgados; que alguien diga de nosotros algo desagradable; eso nos altera, nos da rabia, no nos deja dormir. Provoca diversas reacciones en palabras y acciones, muchas veces groseras y dañinas. Pero, ¿por qué somos juzgados?

Los defectos que vemos en los demás son los que nosotros mismos tenemos. Así que no hay forma más evidente de delatar cómo somos y decirle a los demás nuestras debilidades, que escribiendo o hablando contra alguien, juzgando. Generalmente, somos peores o estamos en condiciones más detestables que la persona a la que le entablamos el juicio.

Por esto, Jesús nos interroga: "¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?" Si decimos que alguien es inmoral, orgulloso, vanidoso, prepotente o autosuficiente, nosotros somos peores que todo eso, más inmorales, por el sólo hecho de juzgar. Peor que todo lo criticado es nuestro juicio.

Jesús exhorta: "¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano". En la activación de nuestro Cristo Interno, para que realmente actúe, creo que donde debemos detenernos es en: "Sacar primero la viga de nuestro ojo". Esto sólo se logra haciendo lo siguiente: Quédate en silencio y ponte a observarte, a ver lo que piensas y sientes; cuando te mueva algo, observa tu rabia, tu dolor, tu orgullo, tu falta de compasión, tu crítica; obsérvate en silencio y comenzarás a conocerte. En eso se nos puede ir toda la vida. Nuestra misión no es estar viendo pajas en los ojos de los demás. Jesús dice claramente: "No he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo".

La verdadera caridad cristiana es estar entre los que necesitan ayuda, prestándoles servicio, y las más necesitadas son aquellas personas a las que condenamos. Estas Enseñanzas están dedicadas a todo el mundo, especialmente a esas personas que son juzgadas por aquellos que se creen perfectos y no lo son.

Jesús no dice nada de lo que le pasará al que juzgue, pero da a entender que puede ser algo terrible, cuando expresa: "Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzga".

Muchas personas confunden juicio con observación o darse cuenta. Fijarse que alguien tiene una camisa roja no es juicio, es darse cuenta del color con el que está vestida la persona. Pero si se dice: "Fulano está vestido de rojo, es un cualquiera", allí hay juicio.

Darse cuenta que algo está sucio, para limpiarlo; que alguien canta desafinado, para que afine; que está despeinado, para que se arregle; desordenado, para que se ordene; no es juicio y no se debe confundir, ya que es importante observar las cosas y no perder la capacidad de darse cuenta.

El juicio viene al darnos cuenta de algo y juzgar aquello. Debemos cuidarnos mucho en esto, ya que a veces nos creemos superiores a alguien en alguna cosa y con derecho a estarlo corrigiendo, y esto encubre un orgullo fatalista que nos puede hundir en el más profundo abismo de creernos jueces de los demás.

CON

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