La Creacion De Adan

El fresco está situado en la parte más alta de la bóveda del techo de la capilla del papa Sixto IV y forma parte de uno de los nueve recuadros que tratan los principales temas del libro del Génesis.

En él se hallan representados en contraposición Adán, el primer hombre, y su Creador. Toda la escena se centra en el gesto de las dos manos, que se orientan buscando el contacto. A la derecha, la mano de Dios con el índice apuntando, dando una orden, con un gesto de poder y de autoridad. A la izquierda, la mano de Adán, medio inerte, ensaya el primer movimiento impulsado por una energía nueva, está despertando a la vida y le cuesta sostenerse; por eso se halla recostado en el suelo, sobre la tierra, que es su lecho; el brazo busca la seguridad en la rodilla.

La mirada de Dios, segura, enfocada con precisión se mantiene fija, decididamente y amorosamente, en el Hombre. Es la mirada del Creador y, a la vez, es la mirada del Padre. La mirada del Hombre, ligeramente inclinada, sumisa, limpia, sorprendida, insegura de sí y, sin embargo, confiando.

A la derecha, el Creador, a la izquierda, la Criatura. El Hombre, que surge de la tierra, está como encerrado en un triángulo rectángulo que ocupa la mitad inferior de su cuadrado. Es una forma sólida, estable, relacionada con el mundo terrenal.

De un lado, destaca la presencia de una energía superior; del otro, invita a visualizar la separación absoluta entre la infinitud de Dios y la finitud de la obra creada

Dios es representado como un hombre anciano y con barba envuelto en una alborotada túnica color púrpura, la cual comparte con unos querubines. Su brazo izquierdo está alrededor de una figura femenina, normalmente interpretada como Eva, quien no ha sido creada aún y, en sentido figurado, espera en los cielos a que le sea dado un lugar en la Tierra. El brazo derecho de Dios se encuentra estirado, para impartir la chispa de vida de su propio dedo al de Adán, cuyo brazo izquierdo se encuentra en idéntica posición al de Dios. Es famoso el hecho de que ambos dedos están separados por una mínima distancia. La pintura tomó de tres a cuatro años en ser completada.

Las posiciones idénticas de Dios y Adán se basan en el Génesis 1:27, que dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Al mismo tiempo Dios, que aparece flotando en el aire contrasta con la imagen terrenal de Adán, quien se encuentra acostado en un estable triángulo de tierra. El nombre de Adán viene del hebreo y significa hombre y la forma femenina Adamah significa tierra. Se pide que el dedo de la mano paterna derecha de a los fieles amor y corazón.

Esta pintura, más allá de su estética, expresa lo que, para Miguel Ángel, debió constituir el mito bíblico de la creación del hombre... y he aquí unas pistas de ello:

No hay soplo divino, sino chispa divina, expresada en los dedos que casi se tocan.

¿Y en qué consistía esa chispa divina que convertía al hombre en imagen de Dios, diferenciándolo del resto de animales de la Creación?... pues es la inteligencia, en su plano más inmediato, y la intuición en su más inmediato plano sobrenatural.

El grupo pictórico que representa a la divinidad es el dibujo sutilísimo de un cerebro humano seccionado (y este conocimiento estaba prohibido en el siglo XVI, pues la disección de cadáveres era un delito castigado incluso con la muerte). El don de Dios que hace divino al hombre y que lo aleja del resto de animales es, pues, la inteligencia, la intuición... la mente racional y suprarracional. La suprarracional es la estrictamente divina y es representada en la fontanela del cerebro pictórico del cuadro, la cual es atravesada por los cabellos del dios gráfico...

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