La Religión Mexicana Después De La Conquista
ichigones12 de Diciembre de 2012
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La religión mexicana después de la conquista
Anteriormente hemos descrito las creencias y prácticas religiosas de los mexicas y hemos también señalado la función de la religión oficial dentro de la sociedad mexica; ahora abarcaremos unas modificaciones que sufrió dicha religión y su virtual desaparición a raíz de la conquista y la colonización española.
La religión ofrecía a la sociedad mexica una visión del mundo completa y coherente, donde aun los misterios y las dudas tenían cabida y aceptación. Podemos, entonces, entender el impacto desconcertante que causo en el ánimo de los indígenas la imposición de una religión y una cultura extraña. La religión de los españoles no era sincrética, como la nahua-mexica, sino proselitista, misionera y excluyente y de acuerdo a esta mentalidad solo quedaba erradicar la antigua religión, como encarnación no solo de ignorancia o del error si no de las mismas fuerzas diabólicas y por supuesto con otros intereses de por medio.
Hay que recordar que el ascenso al poder de España se produjo como resultado directo de la recuperación de la península ibérica de la dominación musulmana. A cambio de haber expulsado a los moros, el Papa otorgó la autoridad de la Corona española en la Iglesia dentro de su dominio, haciendo del que es un brazo del Estado. Así, por Carlos V, la conquista de las Américas, más que una búsqueda por el territorio y las riquezas materiales. Su misión personal como un agente del Vaticano era la búsqueda ardiente de almas para la salvación.
En ese momento la organización de la Iglesia se dividió en dos ramas distintas. En virtud de la concesión papal de poder de la Corona española, el clero secular estaba compuesta por sacerdotes que servían bajo sus obispos. Las órdenes misioneras, por otra parte, fueron designados como órganos autónomos bajo la autoridad independiente de sus superiores respectivos, según lo decretado por el Papa León X en 1521. Los sacerdotes seculares tenían prohibido interferir con el clero regular, bajo pena de excomunión. Así, durante la época colonial de México, el clero secular trabajado mano a mano con las autoridades civiles, mientras que los frailes misioneros, trabajando independientemente, tienden a tener una mayor influencia sobre la gente común.
Los primeros misioneros franciscanos, enviados por Carlos V a petición de Cortés, llegó a México en 1523 y 1524. En 1559 había 300 frailes franciscanos en 80 misiones en toda Nueva España. Ellos fueron seguidos por los dominicos (1525), los agustinos (1533) y, por último, los jesuitas (1571). En total, unas 12.000 iglesias fueron construidas durante los tres siglos de dominación española en México.
Aunque su objetivo principal fue realizar los sacramentos e introducir a los indios a los fundamentos de la doctrina cristiana, en muchos aspectos, los frailes misioneros se sentaron las bases para la fusión de las culturas española y mexicana. Se ganó la confianza de la población nativa, protegiéndolos de los excesos a que muchos de los civiles españoles se inclinaban. También asumió la responsabilidad de la educación básica de los indios, un esfuerzo mucho mayor por su estudio asiduo de las lenguas indígenas. Se establecieron escuelas donde los jóvenes aprendieron a leer y escribir, y se introdujeron en la música europea y las artes. Los adultos fueron capacitados para practicar la agricultura y los oficios, los métodos de aprendizaje europeos en albañilería, carpintería, herrería, tejido, teñido y cerámica.
Muchas de las escuelas católicas en México hoy en día llevan el nombre de Fray Pedro de Gante, el primero de distinguidos educadores misioneros de Nueva España. El fraile dominico Bartolomé de Las Casas , que llegó a ser obispo de Chiapas, fue apodado "Padre de los indios" por su firme defensa de los derechos de los indígenas legales. Fray
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