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La Seguridad De Tu Salvacion


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2013  •  12.280 Palabras (50 Páginas)  •  492 Visitas

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LECCIÓN 1

LA SEGURIDAD DE TU SALVACIÓN

Versículos para memorizar Juan 5:24, Juan 3:16

En esta primera lección vamos a pensar en la seguridad de tu salvación. Para estar seguro de que eres salvo, hay dos cosas que debes hacer: cumplir las condiciones de la salvación y confiar en Dios.

En primer lugar, descubrimos las condiciones de la salvación en Hechos 20:21. Son el “arrepentimiento para con Dios” y “la fe en nuestro Señor Jesucristo”. Arrepentirte para

Con Dios significa darte cuenta de que eres pecador y de que tu pecado te ha separado de Dios. Significa confesar tus pecados a Dios y pedirle perdón. Significa tener el deseo de dejar tus pecados y cambiar tu manera de vivir. Pero cuando llegas a este punto te das cuenta de que tu solo no te puedes cambiar. No bastan tus propias fuerzas para romper las costumbres de tu vida pasada. Si vas a poder cambiar, alguien tendrá que ayudarte, alguien que ha demostrado tener más poder que el pecado.

El único que ha demostrado tener tal poder es Jesucristo. Solo él ha vivido una vida perfecta en este mundo, venciendo toda tentación y cumpliendo todas las demandas de la Ley de Dios. Pero hizo más que esto. Al fin de su vida perfecta acepto la culpa

De nuestros pecados y sufrió en la cruz el castigo que nosotros merecemos. Fue muerto y sepultado. Pero al tercer día resucito. De esta manera demostró que tiene mucho más poder que el pecado.

Cuando creemos que Jesucristo vivió, murió y resucito por nosotros, y cuando le invitamos a entrar en nuestro corazón como Soberano Señor para gobernarnos según su voluntad, le hemos tenido fe. Y él responde a esta fe entrando en nosotros, perdonando nuestros pecados y cambiando nuestras vidas.

En segundo lugar, para tener la seguridad de tu salvación debes confiar en Dios. Aquí es donde muchas personas se equivocan. En vez de confiar en Dios para la seguridad de su salvación, confían más bien en sus sentimientos.

Cuando aceptaste a Jesucristo como tu Señor y Salvador es probable que hayas tenido algunos sentimientos hermosos, tales como un gran gozo y una profunda paz. Es razonable que así haya sido, porque la salvación afecta todo el ser, y los sentimientos son parte íntegra de una persona normal. Pero debes recordar que tus sentimientos son muy olvidadizos. Fácilmente se alteran. Y si de repente ya no sientes el mismo gozo y la misma paz como al principio, ¿querrá esto decir que perdiste tu salvación? ¡De ninguna manera! La seguridad de tu salvación no depende de tus sentimientos, depende de Dios. En él debes confiar.

Confiar en Dios significa confiar en su poder para guardar. En 2 Timoteo 1:12 el apóstol Pablo dijo: “yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”. Tú, como Pablo, has hecho un depósito en Cristo. Le has confiado el eterno cuidado de tu alma. Y como Pablo, tú también puedes estar seguro de que él tiene poder para guardar tu depósito hasta el fin.

En Juan 10:27-30 el Señor indica que los que creen en él son sus ovejas. Luego dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatara de mi mano. Mi padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. “Si, tu salvación es segura. En el

Versículo 24 de la epístola de Judas leemos que Dios “es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría”.

Confiar en Dios significa también confiar en su fidelidad para cumplir. Como dice Hebreos 10:23:“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” ¿Qué, pues, es lo que el Señor te ha prometido?

En Juan 3:16 Dios nos afirma que tenemos ahora mismo la vida eterna por la fe. En Mateo 28:20 dice: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” Juan 5:24 nos dice: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”

¿Sería el Señor Jesús capaz de mentir? ¡Por supuesto que no! Ten confianza, entonces, en que él va a cumplir todo lo que te ha prometido. Porque confiaste en él, te ha dado la vida eterna. Porque creíste en él, ya pasaste de la muerte a la vida eterna, y no podrás ser condenado jamás. La fidelidad del Señor es la garantía de tu seguridad.

Amado hermano, necesitas estar seguro de que eres salvo. Esperamos que esta breve lección te haya ayudado a comprender las bases de tan preciosa seguridad, y que desde ahora la empieces a disfrutar. Pero esto es sólo el comienzo. Hay otras cosas hermosas que Dios quiere que sepas acerca de tu nueva vida. En la próxima lección pensaremos en la gloriosa realidad de que ahora mismo Cristo vive en ti.

LECCIÓN 2.

AHORA CRISTO VIVE EN TI

Versículo para memorizar Gálatas 2:20

En nuestra lección anterior hablamos de lo que debes hacer para tener la certeza de que eres salvo. Recordaras que dijimos que primero debes cumplir las condiciones de la salvación y luego debes confiar en Dios. Debes confiar tanto en su poder para guardarte como en su fidelidad para cumplir todo lo que te tiene prometido.

La gloriosa verdad que has de entender esta semana es que ya Cristo vive en ti. Primero veremos la evidencia bíblica de que así es. Después vamos a pensar en lo que esto significa.

La verdad de que ya tienes la vida eterna está garantizada por la veracidad de Dios mismo. En Juan 3:16 él dice “Porque de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Este versículo te obliga a concluir que si has puesto tu fe en Jesús, una de dos cosas tuvo que resultar. O bien Dios te dio la vida eterna como prometió hacer, o es un mentiroso. ¡Y pensar que Dios sea capaz de mentir es el colmo de los absurdos!

La presencia de Cristo en ti está garantizada por la enseñanza inspirada en Pablo. En 2. Corintios 13:5 el Apóstol hace la siguientes pregunta: “¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo esta en vosotros, a menos que estéis reprobados?” El sentido de eta pregunta se aclara bastante en la traducción de la versión popular, que

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