Licenciado

ENSAYO CRÍTICO

Lozada, Luz Stella y José Miguel de Angulo (1995). La restauración de todas las cosas: Misiología bíblica integral. Colombia: Ediciones Semilla-Clara.

Presentado por: Luis Garnica

Materia: Bases Bíblicas, Teológicas e Históricas de la Misión

Profesora: Dorothy Bullón

El material presentado por: Luz Stella Lozada y José Miguel de Angulo sin duda hace un importante aporte al estudio y la praxis de la Misio Dei en la iglesia contemporánea.

El aporte que hacen estos autores a la comprensión de la misión es bastante integral, quizás novedosa en cuantas algunas afirmaciones y desafiante en cuanto a la tarea que nos compete hacer como agente del plan misionero de Dios. A continuación se describirá cuáles son los elementos valiosos de esta obra:

1.- Una lectura integral de la misión de Dios en todo el texto bíblico:

Hay una lectura total de todo el texto bíblico desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento para presentarnos la historia de la restauración de todas las cosas. Ningún libro de la Biblia este exento de este estudio y como debe de ser, inicia desde el Génesis desde los principios de la historia humana. No se puede comprender el plan de salvación integral sin tomar en cuenta el primer libro del Antiguo Testamento. No podemos comprender la totalidad de un todo sin considerar y comprender su principió, sus orígenes, su intencionalidad. Hay que considerar que no podemos tomar como mandatos interpretaciones de textos aislados, necesitamos comprenderlo según el contexto de toda la Escritura, iluminar nuestra interpretaciones personales a la luz de todo el Texto Bíblico. Los autores han basa mentado su tesis de la “restauración de todas las cosas”, en una comprensión integral de la teología de la creación, quizás por eso notamos que dos capítulos enteros son dedicados a su estudio.

Seguidamente se hace una lectura de la Palabra de la historia de la formación del pueblo de Israel, la esclavitud, su liberación, el pacto con Dios, la conquista de la tierra prometida, su desobediencia y su exilio. Dios había intervenido dentro de toda la historia del Antiguo Testamento, la lectura de la Palabra es la lectura de la historia del proyecto restaurador de Dios. Quizás el aporte mayor en cuanto a este aspecto es leer y comprender cuál es el propósito de la formación del pueblo de Dios y la práctica de los mandamientos de Dios como la respuesta a la perversión de la imagen de Dios en el hombre. Todos los eventos de Israel están ligados, conectados para la restauración de todas las cosas.

En el Nuevo Testamento Jesús es la encarnación del proyecto de Dios, restaurar todas las cosas. Las circunstancias que rodearon el nacimiento, su formación, sus relaciones, enseñanzas, milagro, muerte, resurrección y la gran comisión, tienen como finalidad mostrar el reino de Dios como la continuación del plan redentor de Dios. La formación de la iglesia en el Pentecostés con la llegada del Espíritu Santo resultó en una vida comunitaria de igualdad y dignidad para todos, llevando a cabo el propósito por el cual Dios había creado al ser humano en el Génesis. La iglesia ahora es a quién se le delega al igual que Israel la tarea de la misión de restauración de todas las cosas caminando junto a Dios. Y por ultimo culmínanos con el apocalipsis como la visión escatológica del final de los tiempos, Dios cumple con su objetivo restauración su creación.

Sin duda este es un aporte significativo a la comprensión de la misión: Hacer una lectura integral de la Palabra. Mucha de nuestra deficiencia en el entendimiento y la práctica misiológica de la iglesia pasa por la falta de esta lectura de las Escrituras. Hemos caído en el error en las congregaciones locales de no detenernos a leer el texto bíblico y preguntarle cual es el propósito de Dios en nuestra labor dentro el contexto histórico, geográfico y humano en cual fuimos plantados. Hay que recordar que: “el texto sin el contexto, es un pretexto. La riqueza de la lectura de este material no pasa necesariamente por la comprensión de los autores, sino que parece que es natural, espontanea a una lectura integral libre de prejuicios dogmaticos.

2.- Cosmovisión de una historia integral (historia divina-historia humana) de la misión de Dios:

El segundo aporte que realiza este trabajo es la comprensión de una historia integral de toda la historia sin distinción de una divina y una humana. La historia bíblica es la historia de todo el proyecto restaurador de Dios y ninguno elemento humano está fuera de esta intención. Dios busca restaurar su propósito original, por lo cual los hechos y dramas humanos no son ajenos a los planes de Dios y no se excluye a nadie de este fin. Hay una visión global de toda la intencionalidad de Dios con la creación del ser humano, la comunidad mesiánica. La historia comienza con cielos y tierra y culmina con cielos y tierra nueva, el Señor es el primero y el último, el dueño de la historia.

La comprensión de la iglesia local en cuanto a la salvación de Dios es distinguir la obra de Dios y los dramas humanos. La historia del hombre son hechos de la corrupción y del pecado, y terminarán. Lo terrenal no es importante, por lo cual todas las circunstancia que rodeen a este, carecen de valor en la redención de Jesucristo. El hambre de los seres humanos desprotegidos no son para atenderlos sino constatar que son pecadores y dignos de esta suerte. Más importante es la herencia que recibiremos en el más allá (historia humana), por lo cual hay que serle fieles a Dios en esta vida (historia humana) sin importar lo que pasemos y pase en nuestro contexto porque lo bueno, lo espiritual, lo celestial está por venir porque Dios lo está preparando. Por otro lado Dios está en el cielo esperándonos que venzamos al diablo, esperando que soportemos las vicisitudes de nuestro vivir acá en la tierra. El está allá escribiendo una historia diferente, una celestial, eterna y perfecta.

Lo divino no está desconectado de lo humano, Dios es el creador del hombre por tanto su historia es parte de los propósitos de Dios. La comprensión de lo contrario no ha hecho desarrollar una fe escapista de la realidad humana, sin ningún propósito ni protagonismo de los hijos de Dios. Hemos mirado las historias del Antiguo Testamento como grandes hechos que admiramos y exaltamos en nuestra fe como milagrosa y los aplicamos a nuestro tiempo sin considerar su significado real. No los hemos percibido como la historia de nuestros principios, de nuestra

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