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Miguel de Unamuno - La Agonía del Cristianismo


Enviado por   •  17 de Abril de 2015  •  Resúmenes  •  2.500 Palabras (10 Páginas)  •  725 Visitas

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Miguel de Unamuno - La Agonía del Cristianismo

La Agonía del Cristianismo fue una obra escrita por Miguel de Unamuno en 1924, fecha en la que la dictadura política de su país, sumada a diferentes conflictos existenciales, instaron al filósofo y literato español a reflexionar sobre el estatus del cristianismo y su papel dentro del contexto social de la época. El libro, que no llegó a publicarse sino hasta 1930, constituye una parte fundamental del pensamiento unamuniano, y está muy a la altura de su obra Del Sentimiento Trágico de la Vida (1913), pues como sucede con aquella, también en ésta su filosofía destaca por la combinación de escepticismo, auto referencia y rigurosidad.

En términos generales, el texto posee un carácter religioso, no sólo a raíz de la recuperación de ciertos principios católicos, sino además, por la crítica que se hace evidente en él a la descristianización del mundo. En este sentido, la obra no aborda el concepto de agonía en su modo tradicional de interpretación, es decir, como una proximidad inevitable a la muerte; todo lo contrario, Unamuno se basa en la primera acepción del término, relacionada con la lucha vital: la agonía como expresión de la vida misma, de la lucha del hombre por mantenerse vivo.

La agonía puede precisarse atendiendo a una relación entre lo agonizante –no confundir con moribundo- y lo agonista, a tal punto de que se desprendan de ello nociones como protagonista y antagonista, personajes en tensiones opuestas frente a la lucha vital. Miguel de Unamuno es enfático al declarar que no tiene la pretensión de escribir un monólogo, su orientación es el auto-diálogo o, como bien expresa el título de su libro, la agonía interior, la experiencia de la lucha individual en planos filosóficos, religiosos y civiles.

A continuación, analizaremos varios aspectos tratados en La Agonía del Cristianismo, entre ellos, las causas que llevaron a Unamuno a concebir el libro, la aplicación del concepto de agonía al cristianismo, y las luchas de esta misma doctrina en términos de su propagación a través de la palabra, la fe y lo social.

Origen de la agonía del cristianismo

No podría afirmarse que el objetivo de este libro o de Unamuno sea la defensa del cristianismo en sí mismo –como religión, doctrina, credo o postura teológica-; sería más sensato indicar que lo que buscan filósofo y obra es ofrecer una perspectiva de estudio del cristianismo como realidad histórica que se ha mantenido en agonía desde sus orígenes hasta la actualidad. Un antecedente para esta exploración se encuentra en Mr. P.L. Couchoud, autor de El Problema de Jesús y los Orígenes del Cristianismo, quien teoriza la vida de Jesús no como producción mítica, sino histórica; él mismo es quien sugiere a Miguel de Unamuno la utilización de la frase “la agonía del cristianismo” como título para su obra, estableciendo con ello que el cristianismo en su devenir ha mantenido serias luchas a nivel político, religioso y socio-cultural.

Antes se explicó que el término agonía nos remite al concepto de lucha; por otra parte, la palabra duda viene del latín duo, duellum, cuya traducción también es lucha. De esta manera, se comprende que la duda constituye una agonía y que, para Unamuno, agoniza todo aquel que vive dudando, luchando contra la vida y la muerte; no ha existido otro propósito histórico para el cristianismo –dirá el filósofo español- que la lucha por mantener su vigencia, su solidez y la fe de sus creyentes.

Mientras se encontraba exiliado en Francia, Unamuno asistió a un oficio religioso de la iglesia ortodoxa griega de San Esteban. Allí leyó una frase que le causó inquietud: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. A partir de ella, reflexiona lo siguiente:

“Si el camino y la vida son la misma cosa que la verdad, si no habrá contradicción entre la verdad y la vida, si la verdad no es que mata y la vida nos mantiene en el engaño” (Pág. 17)

Una de las primeras agonías que sufre el cristianismo tiene que ver con la tensión que existe entre lo personal y lo colectivo. Para Unamuno, lo verdadero es algo colectivo, social (“verdadero es aquello en que convenimos y con que nos entendemos”), mas, el cristianismo se manifiesta mayormente como una experiencia individual, incomunicable. El cristiano busca como fin de su vida alcanzar un alma inmortal, su propia obra; sin embargo, en este propósito surge otra agonía que tiene que ver con las posturas materialistas: “la vida es el conjunto de funciones que resisten a la muerte”. Esto invita a preguntarse ¿cuál sería el propósito real de nuestra vida?

Finalmente, otra cuestión que llevó a Unamuno a plantearse los problemas que dan forma a La Agonía del Cristianismo tiene que ver con la imagen de un Cristo poco conocido, aquel que, de una u otra manera, busca crear confusión:

“No penséis que vine a meter paz en la tierra; no vine a meter paz sino espada. Vine a separar al hombre de su padre, y a la hija de su madre, y a la novia de su suegra, y enemigos del hombre los de su casa” (Mateo X: 34-37)

Sobre el cristianismo y sus agonías

Es claro que Unamuno define el cristianismo en un sentido agónico, en función de lucha; ahora bien, el filósofo español propone que el sufijo ismo le sea suprimido a la palabra cristianismo, para consolidar con ello la utilización de los vocablos cristiandad o cristidad, pues estos, en su opinión, representan más fielmente la cualidad de ser cristiano (cristiandad) y la de ser como Cristo (cristidad).

Así, más que cristianismo, la cristiandad se debe entender como culto al Dios-Hombre y, en consecuencia, como una transmisión de la agonía de Cristo a sus creyentes. Con todo, esta cristiandad no constituyó una doctrina en los tiempos en que Jesús la predicaba; fue ya en ese entonces una lucha, aquella que trascendió a los tiempos de San Pablo. La cristiandad se convertiría en doctrina hasta ser redactados los evangelios en los que están contenidos en gran parte los principios monoteístas del judaísmo.

El judaísmo siempre ha tenido como base la resurrección del cuerpo y la carne, pero con San Pablo –un judío helenizado- se incorporara al pensamiento cristiano la inmortalidad del alma propuesta por Platón, idea que puede ser considerada pagana dentro del judaísmo. Estas dos contradicciones, según Unamuno manifiestan una agonía pues, por un lado, la cristiandad asume la carne, así sea desde un punto de vista fisiológico (postura heredada del judaísmo) y, por otro, incorpora el alma desde una mirada espiritual (de sesgo platónico).

En el judaísmo la preocupación por lo carnal posee un carácter de necesidad, esto es, el deseo de mantenerse

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