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Pastorela. LA PRIMERA NAVIDAD

Naomi Gasca MuñozReseña4 de Marzo de 2019

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LA PRIMERA NAVIDAD

Representación del Nacimiento de Jesús

                                                (Adaptación para Jardín de Niños)

NARRADOR: Vamos a presentar la historia maravillosa del Nacimiento de Cristo.                        En esta la historia más grande y hermosa que se haya contado jamás.

                        La primera escena se desarrolla en el desierto, páramo estéril,                         habitado por el pueblo pastoril, que vagaba confuso y desesperanzado en                 medio de su pobreza y su abandono, Isaías, Zacarías, Oseas, Samuel, con                 su voz de profetas, anunciaban la futura venida del Salvador de Israel,                 Cristo, Jesús.

“El pueblo que caminaba en tinieblas, vio una gran luz y se alegró de                la presencia de Yavé. El quebrantó el pesado yugo que caía sobre sus         hombros y la vara que oprimía sus pies y derrocó el centro del tirano”.

ESCENA I Aparecen los Profetas en el desierto, hablándole al pueblo de Israel.

ISAIAS: - Mañana reinará sobre nosotros el Salvador del Mundo.

OSEAS:  - Aquí llega la plenitud de los tiempos, cuando Dios enviará a su hijo a                 la tierra.

SAMUEL: - Vendrá de lo alto un sol naciente, Cristo el Señor.

ISAIAS: - Un niño nos nacerá y será llamado Dios Todopoderoso.

ZACARIAS: - Lanza gritos de gozo, Hija de Jerusalén, que ya viene tu Rey, el Santo,                 el Salvador del Mundo.

NARRADOR: Estas profecías están llenas de esperanza para el pueblo hebreo que gemía                 bajo la terrible opresión romana, quedaron esoritas en los libros de los                profetas y estas eran las que hacían suspirar a este pueblo escogido por                  la venida de su Redentor, exclamando con ferviente anhelo.

                                                                                ¡ VEN SEÑOR JESUS !

CANTO: ♫♫                        ♫♫

NARRADOR: Por aquellos días se promulgó un Edieto de Cesar Augusto, que ordenaba                 un censo de todo el Imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino                 gobernaba Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia Ciudad.                Y así José, perteneciente a la casa y familia de David, subió para empa-                dornarse, juntamente con María su esposa, desde Nazareth en Galilea, a                 la ciudad de David, llamado Belén. María esperaba un hijo y, mientras                 estaba allá, le llegó el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito,                 lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar                 para ellos en la posada.

ESCENA II José y María en la casita de Nazareth.                                                                     Salida rumbo a Belén.

JOSE:  - Salud María, ya regresé.

MARIA: - ¿Vienes muy cansado?

JOSE:  -  No María, pero estoy preocupado. Traigo una noticia.

MARIA: - ¿Qué pasa José?

JOSE:  - Es que tenemos que hacer un viaje.

MARIA: - ¿A dónde?

JOSE:  - A Belén María. Tenemos que ir a decir nuestros nombres para que nos apunten            en una lista.

MARIA: - Es verdad, nosotros somos de allá.

JOSE:  - ¿Cómo te sientes María? ¿Podrás hacer el viaje?

MARIA: - Si José, me siento muy bien.

JOSE:  - Le pediré a mi amigo Tobías su burrita para que tus vayas en ella.

MARIA: - No te preocupes José yo puedo ir caminando.

JOSE:  - No puede ser, el camino es muy largo y tu necesitas cuidarte.

MARIA: - Está bien José, eres muy bueno. Voy a preparar todo.

                (María se pone a preparar las cosas para el viaje mientras José va por                 la burrita) (Salen rumbo a Belén).

JOSE:  - Vamos María, la burrita nos espera.

                (Salen caminando del escenario mientras se escucha)

CANTO: ♫♫♫               ♫♫♫

 

                        (CIERRA TELON)

NARRADOR:         Después del largo camino, llegan cansado a Belén, como ya es de noche, se dirigen a buscar un lugar donde quedarse. Todas las puertas están cerradas.

ESCENA III Llegada a Belén. Piden posada y se van al establo.

                (José llama a una puerta)

POSADERO: - ¿Quién llama a la puerta a estas horas? (sale enojado)

JOSE:     - Soy yo, José, y mi esposa María.

POSADERO: - ¿y que quieren? Ya es muy tarde.

JOSE:     - Buscamos un lugar para descansar.

POSADERO: - Aquí no hay lugar. Busquen más adelante.

        (se van tristes)

JOSE:  - Nadie nos quiere abrir, no hay lugar para descansar.

MRIA:  - No estés triste José, alguien nos dejara entrar a su casa.

JOSE:  - Pero es muy noche María, ¿Qué vamos a hacer?

MARIA: - ¡Mira José!, ahí viene un pastorcito.

JOSE:  - ¡Pastorcito! Ven aquí por favor.

PASTOR: - Dígame señor, ¿Para que soy bueno?

JOSE:  - ¿No sabes dónde nos podemos quedar? Mi esposa viene muy cansada.

PASTOR: - ¿Vienen de muy lejos?

JOSE:  - Si pastorcito, desde Nazareth.

PASTOR: - Déjeme pensar... (da una vueltecita pensando)                                      ¡Ya sé! Los voy a llevar a un lugar.

JOSE:  - ¿Dónde es?

PASTOR: - Aquí cerca. Es un establo, pero tienes techo y hay mucha paja para que puedan acostarse.

JOSE:  - Está bien, llévanos. ¡Vamos María!

MARIA: - ¡Si José!, vamos allá. Dios hará que todo salga bien.

                (caminan hacia el portal)

NARRADOR: En aquella región unos pastores que pasaban la noche en el campo, velando en turno por sus rebaños. Eran hombres rudos pero sencillos que vivían errantes por valles y collados en busca de buenos pastos para el ganado.                 Como buenos israelitas, anhelaban la paz y la liberación de su pueblo que vivía oprimido por leyes injustas. Aquella noche se encontra- ban reunidos alrededor de la fogata que encendían para calentarse. En torno se extendía la oscuridad que parecía una inmensa manoja de carbón, salpicada de chispas de luz, eran los suyos.                                                         Algo muy grande hablaban. Volvían sus ojos al cielo que parecía un oscuro terciopelo tachonado de estrellas... y sus corazones se llenaban de luz y esperanza.                                                                                        Mientras hablaban, suspiraban por la venida del Mesías.

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