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Rechazo


Enviado por   •  30 de Junio de 2014  •  Prácticas o problemas  •  587 Palabras (3 Páginas)  •  191 Visitas

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¿Te han rechazado?

"NO TEMAS... PORQUE YO ESTOY CONTIGO..." (Hechos 18:9-10)

Cuando el apóstol Pablo trató de compartir su fe con sus antiguos amigos, estos "se opusieron... y lo insultaron..." (Hechos 18:6, NVI). Es doloroso ser rechazado por aquellos a quienes amas. Parece ser que a Pablo le afectó tanto ese rechazo que Dios tuvo que animarlo, diciéndole: "No temas... porque yo estoy contigo y nadie pondrá sobre ti la mano para hacerte mal..." (Hechos 18:9-10). Más adelante, cuando Pablo quiso relacionarse con algunos de los apóstoles, estos también tuvieron sus recelos acerca de él: lo consideraban demasiado judío para ser cristiano y demasiado cristiano para ser judío. A lo largo de su ministerio, Pablo sufrió desilusión y rechazo de parte de sus seres queridos. Cuando la gente te decepciona, acudes a los brazos de Dios; ser rechazado por los demás puede, de hecho, acercarte más a Él. Cuando apedrearon a Pablo y lo dejaron por muerto, este "se levantó" y siguió con su misión (Hechos 14:9-10).

Ser rechazado te hace depender de Dios como no nunca, ¡porque no hay ningún otro lugar donde puedas ir! En realidad, en momentos así, la única palabra de esperanza es la que proviene de Él. Cuando otros te rechazan, Dios suele abrir puertas a nuevos grados de bendición que de otra manera te habrías perdido. Tu mayor crecimiento espiritual se desprenderá de tus mayores pruebas. Escribió el salmista: "Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores [vindicación]; unges mi cabeza con aceite [fuerza diaria]; mi copa está rebosando [mayor bendición]" (Salmo 23:5). No hay duda de que sin cierto grado de sufrimiento y oposición, no podrías sentarte a la mesa de Dios para disfrutar de sus delicias.

La Palabra Para Hoy

Ser hospitalarios

"...PRACTICAD LA HOSPITALIDAD" (Romanos 12:13)

Uno de los distintivos del verdadero discípulo es hacer que los demás se sientan amados y valorados (Juan 13:34-35). En la iglesia primitiva era fundamental recibir bien a las personas nuevas; hoy en día eso mismo debería seguir siendo clave. Las costumbres cambian con los tiempos, pero la Palabra de Dios es inmutable. Dijo Jesús: "El que a vosotros recibe, a mí me recibe..." (Mateo 10:40). Como seguidor de Jesucristo, te corresponde hacer que las personas nuevas se sientan parte de "la familia de la fe" (Gálatas 6:10). Entablar amistad dentro de las iglesias puede limitarse fácilmente a un cliché religioso: sonreímos y saludamos a los nuevos pero pasamos el tiempo con el grupito de personas que conocemos bien. Muchos estamos satisfechos con nuestro círculo de amigos; no obstante, necesitamos buscar la forma de incluir a otros.

La gente va a la iglesia esperando encontrar amor y aceptación, y si no recibe eso en el espacio de uno o dos meses, se va de allí. Por lo tanto, haz que tus antenas estén bien sintonizadas para identificar a aquellos que parecen sentirse incómodos y fuera de lugar. Todo el mundo ha tenido al menos una experiencia negativa en alguna iglesia; para contrarrestar, necesitan que alguien los "mime". La Biblia nos ordena: "Sobrellevad los unos las cargas de los otros..." (Gálatas 6:2). La gente es atraída por el cuidado y la amistad genuina demostrados hacia ellos. Las primeras impresiones son decisivas. La iglesia debería ser un lugar donde aquellos con heridas sientan que son apreciados desde el minuto en que llegaron al templo. Y recuerda: Dios no usa solamente las relaciones para suplir las necesidades de aquellos que se encuentran en situaciones difíciles -también las usa para hacernos madurar-.

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