Reflexion
MLCH20101230 de Mayo de 2013
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La vida desde la perspectiva de Dios
¿Qué es tu vida?
Santiago 4:14 (NVI)
No vemos las cosas como son, las vemos
De acuerdo con nuestro modo de ser.
Aniñáis Ni
La manera en que ves tu vida forma tu vida.
La manera en que definas tu vida determina tu destino. Tu manera de ver las cosas influirá en cómo empleas tu tiempo, tu dinero, tus talentos y cómo valoras tus relaciones.
Si te pidiera que dibujaras un cuadro de tu vida, ¿qué imagen te vendría a la mente? Esa imagen es una metáfora de tu vida. Es la manera de ver la vida que has tenido, consciente o inconscientemente. Es tu propia descripción de cómo funciona la vida y qué esperas de ella.
Tu perspectiva silente influye en tu vivir más de lo que te imaginas. Ella determina tus expectativas, tus valores, tus relaciones, tus metas y tus prioridades. Por ejemplo, si crees que la vida es una parranda, entonces tu valor primordial en la vida será pasarla bien. Si ves la vida como una carrera, le darás valor a la velocidad y es posible que siempre andes deprisa. Si
ves la vida como una maratón, la perseverancia será valiosa para ti. Si la vida para ti es un deporte o una batalla, ganar será lo importante.
La Escritura declara: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación (cambio) de la su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios”
La Biblia nos ofrece tres enfoques o metáforas que nos enseñan qué es la vida desde la perspectiva de dios. La vida es una prueba, un fideicomiso y una asignación temporal
La vida en la tierra es una prueba. Esta metáfora de la vida se ve a través de los relatos bíblicos. Dios prueba una y otra vez el carácter, la fe, la obediencia, el amor, la integridad y la lealtad de las personas. Términos como tribulaciones, tentaciones, refinaciones y purificaciones se repiten más de doscientas veces en la Biblia. Ni Adán ni Eva pasaron la prueba en el jardín del Edén; también David falló en varias ocasiones. La Biblia nos da un sinnúmero de ejemplos de personas que pasaron la prueba, entre ellos, José, Rut, Ester y Daniel.
El carácter se desarrolla y manifiesta por medio de las pruebas; la vida en sí, toda, es una prueba. Siempre serás probado. Dios observa constantemente tu reacción con la gente, los problemas, los éxitos, los conflictos, la enfermedad, el desaliento e ¡incluso el tiempo! Cuando entiendes que la vida es una prueba, te das cuenta de que nada es insignificante para ti.
La Escritura dice: “Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, Él les dará también una salida a fin de que puedan resistir”. Cada vez que superas una prueba, Dios toma nota y hace planes para recompensarte en la eternidad. Santiago dice: “Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman”
La vida en la tierra es un fideicomiso. Esta es la segunda metáfora bíblica de la vida. Nuestro tiempo en la tierra, nuestro ímpetu, inteligencia, oportunidades, relaciones y recursos son todos dones que Dios nos ha confiado para cuidar y administrar. Somos mayordomos de todo lo que Él nos da. Este concepto de mayordomía comienza cuando reconocemos que Dios es el dueño de todos y de todo en la tierra. La Biblia afirma: “Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan”.
Al fin de tu vida en la tierra serás evaluado y recompensado de acuerdo con la manera en que uses lo que Dios te confió. Eso significa todo lo que hagas. Hasta las tareas más simples tienen repercusión eterna. Si todo lo tratas como un encargo, con responsabilidad, Dios promete tres
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