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SACRAMENTOS


Enviado por   •  20 de Diciembre de 2014  •  10.377 Palabras (42 Páginas)  •  246 Visitas

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DEDICATORIA

El presente trabajo está dedicado a Dios, por toda la fuerza e impulso que nos da en cada momento de tristeza y a nuestros padres por su apoyo incondicional.

INTRODUCCION

Los Sacramentos de la Iglesia católica son siete. Si bien es cierto ellos nos acompañan a lo largo de toda nuestra vida, se han dividido en tres etapas para comprender mejor su acción en nosotros. Así entonces, tenemos los Sacramentos de Iniciación Cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), los Sacramentos de la Curación (Penitencia Reconciliación y Unción de los enfermos) y los Sacramentos al Servicio y Misión de los fieles (Matrimonio y Orden). Cada uno de ellos se "viven" durante toda la vida, pero se reciben en momentos adecuados. En este sentido, para recibir cada un de ellos se ha de cumplir una preparación especial que implica asumir el sacramento con real responsabilidad y compromiso.

Sacramento es, según el diccionario, el "rito encaminado a lograr la participación del hombre en la divinidad". Esto quiere decir que, a través de él, del sacramento, hacemos visible la acción invisible de Dios en nuestra vida y en nuestra historia. La función de los sacramentos es comunicarnos la gracia de Dios o aumentar en nosotros su acción, reconociendo que Él siempre tiene la iniciativa. Por ello, son manifestaciones marcadas por signos que nos hacen visible la fuerza y la acción de Dios. A través de ellos, se nos comunica vida y participación en la Iglesia; en ellos nos hacemos parte del Pueblo de Dios y fortalecemos nuestros vínculos con la Iglesia, recibimos la fe y nos relacionamos con la comunidad y con nuestra vocación cristiana. Por ello, no es aventurado señalar que los sacramentos son signos de vida, ya que nos comunican y aumentan la gracia de Dios, Padre amoroso que nos entrega la vida, Santo Espíritu que nos infunde sus dones e Hijo amado que nos entrega la salvación y su cuerpo para que también seamos salvos.

Una característica particular de los sacramentos es que son "indelebles", es decir, "que no se pueden borrar". Dicho en otras palabras, el sacramento que se ha recibido es una gracia que queda permanentemente en nosotros, lo que no significa que nuestras acciones sean siempre en conformidad con ella, sino que están permanentemente en nosotros apuntando hacia nuestra verdadera vocación de hijos de Dios.

Los sacramentos, como tales no son un "invento" de la Iglesia. Han sido dejados en la tradición por el mismo Jesús, quien señaló a sus apóstoles y a la comunidad como depositarios de ellos, para recordarlo, para hacer efectiva su presencia y para vivir intensamente la unión a la comunidad en él mismo. Así entonces, si bien su sistematización y difusión han sido dadas a la Iglesia, ellos salen de la mano del mismo Cristo y, por ello, su fuerza está en la misma divinidad y en el encargo de Él de realizarlos en su nombre.

EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO

El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión.

El nombre de este sacramento

Este sacramento recibe el nombre de Bautismo en razón del carácter del rito central mediante el que se celebra: bautizar (baptizein en griego) significa "sumergir", "introducir dentro del agua"; la "inmersión" en el agua simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo, de donde sale por la resurrección con Él como "nueva criatura" (2 Co 5,17; Ga 6,15).

Este sacramento es llamado también “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo” (Tt 3,5), porque significa y realiza ese nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual "nadie puede entrar en el Reino de Dios" (Jn 3,5).

El Bautismo es el más bello y magnífico de los dones de Dios lo llamamos don, gracia, unción, iluminación, vestidura de incorruptibilidad, baño de regeneración, sello y todo lo más precioso que hay. Don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios.

ELEMENTOS

LA MATERIA

La materia del bautismo es el agua natural.

Las pruebas son:

1o. Sagrada Escritura: lo dispuso el mismo Cristo (Jn. 3, 5: quien no naciere del agua... ) y así lo practicaron los apóstoles (Hechos 8, 38; llegados donde había agua, Felipe lo bautizó...; Hechos 10, 44-48).

2o. Magisterio de la Iglesia: lo definió el Concilio de Trento: si alguno dijere que el agua verdadera y natural no es necesaria para el bautismo... sea anatema .

3o. La razón teológica encuentra además los siguientes argumentos de conveniencia para emplear el agua:

- el agua lava el cuerpo; luego, es muy apta para el bautismo, que lava el alma de los pecados;

- el bautismo es el más necesario de todos los sacramentos: convenía, por lo mismo, que su materia fuera fácil de hallar en cualquier parte: agua natural.

La ablución del bautizado puede hacerse ya sea por infusión (derramando agua sobre la cabeza) o por inmersión (sumergiendo totalmente al bautizado en el agua):

Para que el bautismo sea válido

a) Debe derramarse el agua al mismo tiempo que se pronuncian las palabras de la forma;

b) el agua debe resbalar o correr sobre la cabeza, tal que se verifique un lavado efectivo (en caso de necesidad p. ej., bautismo de un feto bastaría derramar el agua sobre cualquier parte del cuerpo).

LA FORMA

La forma del bautismo son las palabras del que lo administra, las cuales acompañan y determinan la ablución. Esas palabras son:

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