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Sacramentos


Enviado por   •  4 de Julio de 2019  •  Informes  •  2.669 Palabras (11 Páginas)  •  144 Visitas

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Capítulo IV “Conclusiones”

De acuerdo a las indagaciones realizadas sobre el planteamiento ¿cómo es la práctica del sacramento de la Reconciliación en los jóvenes, de catequesis de confirmación, de la parroquia María Reina de Todos los Santos? Se han encontrado diferencias y/o relaciones entre las realidades particulares de los sujetos de investigación y los aspectos antropológicos, litúrgicos y catequísticos que componen este fenómeno de estudio. A continuación se observa de manera detallada las conclusiones:

Para empezar, se determina que la práctica personal y social de la reconciliación de los jóvenes confirmandos de la parroquia María Reina de Todos los Santos es poco profunda y escasa, debido a la variedad de conflictos internos de no reconocimiento de su condición humana (tensional, inacabada, abierta y creativa), de la prolongación de los conflictos y de la reducida experiencia del perdón, pues “el hombre es un ser en constante tensión consigo mismo.” (Flórez. 1993. Pág.17).

En este sentido, la experiencia personal de des-reconciliación, vivida usualmente por los jóvenes confirmandos, es relevante y pasa por todos los niveles sub-categóricos de no inocencia, de no totalidad y de dependencia. Esto refleja, que los jóvenes confirmandos viven una baja autoestima, baja confianza, baja autoimagen producto de una permanente tensión, división y heridas consigo mismos, lo que les lleva a asumir la violencia, la culpabilidad tanto propia y ajena, viviendo cada día más vulnerables y confusos de su realidad.

Igualmente, la experiencia de auto-reconciliación, vivida por los jóvenes confirmandos, es insuficiente en el sentido que se quedan estáticos, no luchan, no avanzan por vivir un proceso de sanación y construcción de sus historias-proyectos de vida. Esto debido, a la divergencia profunda entre el no reconocimiento de su condición humana (tensional, inacabada, abierta y creativa), la no superación, la prolongación de los problemas y del limitado ejercicio del perdón.

De igual manera, la experiencia social de des-reconciliación (entiéndase aquellos conflictos con los demás), vivida casi siempre por los jóvenes confirmandos, es prominente ya que pasa por todos los niveles sub-categóricos de división, de injusticia, de manipulación. Es decir, una pluralidad de dificultades internas que no son sanadas y que desencadenan en laceraciones aún más profundas que después pasan al plano social (familia, amigos, localidad). Esto deja entrever, el profundo conflicto que está viviendo la humanidad pasado por discordias, enemistades, iniquidad, impunidad, dependencia, dominación, y que afectará el sentido y progreso de una vida-sociedad reconciliada. Tal como asegura López (2008) que “somos un microcosmos y lo que reproducimos en el mundo es lo que vivimos, lo de fuera es reflejo de lo de dentro” (López (2008) pág.167)

Así mismo, la experiencia de hetero-reconciliación (entiéndase con los demás), vivida casi nunca por los jóvenes confirmandos, es poco profunda debido a que no hay promoción de experiencias de unidad, justicia, verdad y libertad. Esto, se comprueba en la contrariedad entre los que perciben a los demás como adversarios y los que aprecian a los demás como criaturas temerosas y dignas de amor. Lo que dificulta establecer en la vida de los confirmandos relaciones fundadas en el dialogo, la comprensión, la solidaridad y la equidad.

Por lo tanto, se determina que la práctica personal y social de los jóvenes confirmandos, está marcada por la relevancia de experiencias de no inocencia (violencia, culpabilidad), de no totalidad (baja autoestima, confianza, autoimagen), de dependencia (vulnerabilidad) que se traducen en prominentes enfrentamientos externos de división (discordias), de injusticia (impunidad-desigualdad), y de manipulación (dominación). Frente a estas dificultades reales de acomodación que encuentran los jóvenes confirmandos, se les impide construir relaciones basadas en el diálogo, la comprensión, la solidaridad y la equidad. En contraste con lo afirmado por Borobio (2011):

La hetero-reconciliación implica también la reconciliación con los demás. Los otros también son el ámbito de la auto-reconciliación y de la hetero-reconciliación. Por los otros experimentamos la cercanía y la posibilidad de una reconciliacion real. En los otros descubrimos la verdad o falsedad de nuestra reconciliación. (pág 46)

Seguidamente, se describe que la práctica litúrgica y sacramental de la reconciliación en los jóvenes confirmandos de la parroquia María Reina de Todos los Santos es aislada, de poca profundidad, a veces por obligación y tiende a estar separada de la experiencia diaria de la vida cristiana. Esto, se debe a que los jóvenes no han comprendido ni vivido el valor de encontrarse en comunidad para fortalecerse a la luz de la Palabra de Dios a la reconciliación, por eso son prácticas solitarias que no han tenido un significado relevante y descartan incluso la forma sacramental propiamente. Tal como lo ha indicado Borobio (2011) que “el cristiano no vive en solitario Junto a él se hallan otras personas, con la misma fe y el mismo amor, que quieren convertirse y reconciliarse. ¿Por qué no reunirnos para descubrir nuestro pecado, para ayudamos y animamos mutuamente a la conversión, la reconciliación y el perdón?” (pág. 367).

Específicamente, los momentos litúrgicos para vivir la reconciliación en los jóvenes confirmandos son prácticas aisladas y de tradición como la cuaresma, sin ninguna trascendencia en la vida; de devoción como la eucaristía, la cual demuestra un destacable significado de valor reconciliador; desconocidas como las celebraciones penitenciales comunes ya que no han tenido participación en ninguna de ellas. Así que, los jóvenes confirmandos, tienden a vivir en solitario la experiencia de la Reconciliación, en contradicción de lo expuesto por Borobio (2011) que “la reconciliación en la vida no excluye la celebración de la reconciliación-penitencial en la liturgia o el encuentro de conversión en comunidad” (pág. 367). Además, los jóvenes confirmandos tienden con estas formas litúrgicas a reemplazar, descartar o separar la forma sacramental de la reconciliación como lo señala Borobio (2011) que “muchos ni la rechazan ni la aceptan expresamente, simplemente la ignoran y olvidan, pues es algo que no les ocupa ni preocupa…el problema no es “cómo” ni “cuándo” celebrar el sacramento, sino “si realmente es necesario celebrarlo” (pág. 27).

Igualmente, se denota una preparación superficial para la práctica de la forma sacramental de la Reconciliación por parte de los jóvenes confirmandos, por la mención parcial de los actos de contrición, confesión y satisfacción. Esto refleja una limitada participación, involucración e implicación de la experiencia sacramental que exige cambio de vida y manifestación externa a través de palabras y obras ante Dios y la Iglesia.  Esto contrasta con lo que afirma Borobio (2011) “la conversión decide de la verdad de la participación del sujeto y, en alguna medida (supuesta siempre la iniciativa gratuita de Dios), de la eficacia del perdón. Y, si es verdadera, la conversión implica en su misma dinámica y lógica la manifestación externa mediante palabra (confesión) y obras (satisfacción). (pág. 262) Asi mismo, hay una tendencia a relativizar, en los jóvenes confirmandos, la preparación al sacramento de la Reconciliación, es decir, que cada quien la asume a su manera. Se verifica lo expresado por Borobio (2011) “no han encajado en su vida el sacramento, no han identificado las nuevas formas de perdón. Lo de antes no les sirve, lo nuevo no lo asumen… ¿por qué celebrar la reconciliación?” (pág.19).

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