Sacramento

V SACRAMENTOS: ESTRUCTURA SIMBOLICA

El carácter espiritual del ser humano

Muy pocos filósofos o incluso muy pocos biólogos actuales niegan la realidad espiritual del ser humano. Para Max Scheler, por ejemplo, “Las notas características del espíritu son: libertad, objetividad, conciencia de sí. Por la libertad el espíritu se distingue de lo psicofísico. Por la objetividad trasciende el medio natural y reconoce la realidad en su verdad. Por la conciencia de sí alcanza la autoposesión. El espíritu se inclina ante lo que es y lo que vale.”

El cuerpo, sacramento del espíritu (el mundo material es una sombra del mundo espiritual)

a través de las actividades de nuestro cuerpo material llegamos a un campo de realidad espiritual que se encuentra más allá o, dicho de otra manera, más dentro de lo que nuestro cuerpo o partes de él expresan. Así pues, nuestro cuerpo es “símbolo” de nuestro espíritu. Por lo tanto, símbolo y sacramento pueden ser sinónimos, si bien el primero no lleva tan claramente como el segundo las huellas del terreno cristiano donde nace.

Definiendo el símbolo

Podemos definir símbolo como “un tipo de conocimiento y aproximación a la realidad invisible, a la realidad no disponible ni a mano… [Por eso,] el símbolo es el reino de la sugerencia, la evocación, la metáfora… El símbolo es el lenguaje de la trascendencia.” Como ser que nos trasciende, Dios “no puede ser conceptualizado por nosotros, pero sí puede ser simbolizado. Podríamos decir que hay sacramentos porque todo es más de lo que es y porque Dios es como es (énfasis en el autor mismo).”

Aunque nosotros los cristianos sepamos por la fe que la pluralidad no tiene que ser siempre estigma del ser finito, ya que Dios es uno y trino, y en El, su Trinidad no es estigma sino valor. Rahner entendió también el carácter de lo simbólico como ese “ser más de lo que es” propio de todo lo que existe. “todo lo que percibimos como real remite a algo más allá de sí mismo, y…sin esa referencia y ese algo, lo real no tendría su atractivo, pues perdería su promesa.

Símbolo y rito en los sacramentos

Los sacramentos son para los hombres, no para Dios quien, según otro axioma de la teología clásica, ‘no está ligado a los sacramentos’. Que Dios no esté ligado a los sacramentos quiere decir que su gracia salvadora puede llegar a la humanidad sin necesidad de pasar por la mediación de esos símbolos que en la Iglesia conocemos como sacramentos.

¿Qué son entonces los sacramentos en esta perspectiva simbólica? Son “símbolos que nos expresan y nos comunican la dimensión más honda de la relación de Dios con nosotros y de nuestra vida con Dios. Sin embargo, que los sacramentos sean “la dimensión más honda de Dios con nosotros y de nuestra vida con Dios”, me parece que sólo se justifica si, además de los siete sacramentos, pensamos también en otro verdadero sacramento, el de nuestro encuentro con la gente pobre

Tres grandes axiomas de la teología sacramental

Los sacramentos son para la gente. Dios no está ligado a los sacramentos. Y los sacramentos causan la salvación al simbolizarla. Los sacramentos son para la gente, es decir todo su sentido es la salvación, y, por tanto, que sean expresivos de una experiencia de salvación. Dios no está ligado a los sacramentos, es decir la salvación de la humanidad, que es el deseo eficaz de Dios para ella, no queda vinculada exclusivamente a la mediación de los sacramentos. Finalmente, el carácter simbólico de los sacramentos no hace de ellos únicamente una parábola de la salvación, sino que los sacramentos efectúan la salvación precisamente siendo símbolo de ella.

El símbolo sacramental en América Latina

En un sentido algo diferente, desde América Latina, donde “cada persona y comunidad del continente está marcada por siglos de agresión y por ejercicios de redención”, los sacramentos se definen, sí, como símbolos, pero “símbolos de ruptura con el pecado institucionalizado, por una parte, y de afianzamiento de la esperanza, por otra parte.” También en este sentido se afirma que “sería incorrecto catalogar lo sacramental como actividad sagrada [es decir, ritual]…Todo es vivido por sujetos históricos…agredidos y –según una poetisa guatemalteca- ‘amenazados de resurrección’.

Del signo al símbolo; conocimiento y reconocimiento; valor y comunicación.

En la teología contemporánea se ha reforzado y profundizado así, con el concepto de símbolo, lo que San Agustín y Santo Tomás quisieron decir con el concepto de signo, cuando lo aplicaron a los sacramentos. Un sacramento –decían- es signum rei sacrae, un signo de una realidad sagrada. Pero añadía Santo Tomás: signum rei sacrae in quantum est santificans homines, los sacramentos son un signo de una realidad sagrada en cuanto que santifican a las personas. Lo que está debajo del añadido es la convicción creyente de que los sacramentos no sólo significan sino que causan o producen la santidad (la gracia santificante). Quien causa principalmente la santificación de las personas es Dios mismo, pero los sacramentos son instrumento de Dios en manos humanas para causarla. Mientras que los sacramentos son instrumentos del Verbo encarnado para causar la santidad en las personas, pero instrumentos separados. Signo y causa instrumental, o signos e instrumentos, ya no son tan heterogéneos e incompatibles.

Por otro lado, el signo, según los estudios modernos antropológicos y hermenéuticos, está más en el orden del conocimiento de la realidad y a su servicio, mientras que el símbolo está más en el orden del reconocimiento y a su servicio; el signo está más en el orden del valor de los objetos y el símbolo más en el orden de la comunicación de los sujetos.

Aplicando lo anterior al campo de los sacramentos, un sacramento, más que un signo eficaz de la gracia santificante.

V.1 SIMBOLOS DE LIBERTAD

Religión o revelación: el hecho religioso y el acontecimiento cristiano.

Castillo, entonces, siguiendo a Karl Barth, se plantea esta pregunta: “la práctica sacramental de nuestros fieles ¿está primordialmente determinada y dirigida por el hecho religioso o más bien por el acontecimiento cristiano?”

“la revelación de Dios a los hombres se ha producido históricamente a través de experiencias religiosas que los hombres han tenido, el mensaje revelado en Jesús y por Jesús tiene siempre y esencialmente

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