Se Puede Amar A Dios Sin Amar Al Projimo

¿SE PUEDE AMAR A DIOS SIN AMAR AL PRÓJIMO?

En la actualidad se puede ver como hay personas que dicen amar a Dios pero desprecian al prójimo de una u otra manera, unas más leves que otras y viceversa, se puede ver también como con pequeñas palabras se puede atentar contra la autoestima de la persona misma, como sicarios matan por dinero, como vendedores de drogas o hasta los mismos que las distribuyen pueden atentar lentamente con la vida de las personas que la consumen, la mayoría de estos pueden decir que aman a Dios, pero esto es muy contradictorio porque de ninguna manera se puede decir que se ama verdaderamente a Dios sin ni siquiera amar al prójimo, sin respetarlo, atentando contra la vida y contra la autoestima de ellos directa o indirectamente. No es posible amar a Dios quien no se ve sin primero empezar por amar al prójimo que se ve.

En la encíclica de Benedicto XVI Deus Caritas Est se da a entender claramente que si se ama al prójimo se ama a Dios, ya que si se puede amar al prójimo quien se ve, es posible que se ame a Dios quien no se ve, por ello decimos que están estrechamente entrelazados entre sí, son único mandamiento.

El amor al prójimo es el camino para amar a Dios, ese amor siempre está en camino, ya que el amor nunca se da por concluido y completado, es un amor que a la medida que avanza el tiempo madura y se fortalece cada vez más.

La mejor manera de ver y reconocer todo lo que Dios hacer por nosotros es a través del servicio hacia los demás. “Dios nos ha amado primero, y este amor de Dios ha aparecido entre nosotros, se ha hecho visible, pues él envió a su Hijo único, Jesús, para que viviéramos por medio él” (1), de este modo se puede apreciar como a través de la oración, los sacramentos, la eucaristía, la liturgia de la Iglesia se puede experimentar la presencia de Dios viva y reconocerla en nuestra vida cotidiana.

De manera que se ve que es posible el amor al prójimo en el sentido que dice la Biblia, consiste en que en Dios y con Dios amamos también a las personas que no nos agradan o incluso ni conocemos, con ello aprendemos a mirar al prójimo desde la perspectiva de Cristo, más allá de la experiencia exterior se puede ver su anhelo interior a través de un gesto de amor y atención, podemos dar al otro mucho más que cosas externas, podemos ofrecerle esta mirada de amor que todos necesitamos, “Sólo la disponibilidad para ayudar al prójimo, para manifestarle amor, nos hace sensible también ante Dios” (2).

En conclusión podemos ver como para amar a Dios primero se debe empezar por amar al prójimo, sin importar las diferencias que se tenga, ni lo que la otra persona nos pueda ofrecer externamente, lo único que debe interesar son las cosas internas que los demás nos puedan ofrecer, esa mirada de amor que todos necesitamos.

Vemos también como a través del servicio a los demás nos puede

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