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Tipos de ética: Ética cristiana


Enviado por   •  24 de Junio de 2012  •  Trabajos  •  2.842 Palabras (12 Páginas)  •  2.210 Visitas

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Tipos de ética: Ética cristiana. Ética marxista. Ética existencialista. Ética renacentista. Ética pragmática. Ética positiva y neopositivista.

• Ética Cristiana: el advenimiento del cristianismo marcó una revolución en la ética, al introducir una concepción religiosa de lo bueno en el pensamiento. Según la idea cristiana una persona es dependiente de por entero de Dios y no puede alcanzar la bondad por medio de la voluntad o de la inteligencia, sino tan solo con la ayuda de la gracia de Dios. La primera idea ética cristiana descasa en la regla de Oro.

“Lo que quieras que los hombres te hagan a ti, házselo a ellos” (Ud.7, 12); en el mandato de amar al prójimo como a uno mismo (lev.19, 18) e incluso a los enemigos (ut.5,44), y en las palabras de Jesús: “ Dad al cesar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.”

• Ética marxista: Como criterio último de verdad, Marx impone la praxis. La acción, la producción, el trabajo, la eficacia histórica, son los indicadores de la verdad y, consiguientemente, de la bondad moral. La alienación, de carácter inicialmente económico en el trabajo, afecta en seguida los ámbitos de la cultura, el derecho, la religión y la moral.

El hombre está moralmente alienado cuando orienta sus aspiraciones según falsos ideales creados por la clase burguesa para mantener la explotación de los trabajadores. Los ideales religiosos, en general son alienantes por cuanto predican al trabajador explotado resignación en este mundo como medio para alcanzar la felicidad eterna en la otra vida.

Frente al Estado actual e alienación social, manifiesto en el antagonismo de clases, Marx propone el ideal del hombre nuevo, el verdadero hombre libre, que será fruto de la sociedad comunista, sin clases. Para realizar esa sociedad es necesario realizar la revolución socialista.

La moral socialista es ante todo una moral revolucionaria. Sus virtudes son la lucha, la solidaridad, el sacrificio por la causa, el trabajo colectivo. Quien asume en su vida actitudes revolucionarias en favor del socialismo, obra el bien.

• Ética existencialista: todos aquellos pensadores que destacan el aspecto concreto del hombre pueden considerarse como precursores del existencialismo. El existencialismo tiene una gran variedad de corrientes; sin embargo se encuentra un denominador común en todas sus direcciones: el estimar la existencia antes o por encima de la esencia (de ahí el nombre de existencialismo); así, el existencialismo coloca en el centro de su reflexión el hecho concreto de la existencia.

• Ética renacentista: Hacia el siglo XIII y XIV la reflexión ética tomó dos caminos distintos. El primero intenta continuar con la propuesta Aristotélica y la teoría tomista. El segundo se encamina, más bien, por una reacción en contra de la escolástica y de la tradición predominante hasta el momento.

En cuanto al primer movimiento es bueno decir como la tradición aristotélica continuó evolucionando. Esta corriente tuvo dos direcciones:

a) Italia: un grupo de escritores y científicos naturalistas radicados en la ciudad de Padua se remontaron a los trabajos de algunos averroístas y a su vez al mismo Aristóteles donde encontraron la fuente de una teoría ética totalmente congruente con su manera de ver el mundo. Su principal representante es Pietro Pomponazzi.

b) La península Ibérica: la tradición tomista persiste en este territorio con un grupo de pensadores neo escolásticos católicos. La teoría desarrollada en esta parte del hemisferio fue la de exponer y comentar la obra de Santo Tomás y Aristóteles. El aporte de este grupo de pensadores a la tradición fue la de adaptar toda esta estructura de pensamiento a las nuevas circunstancias que el mundo estaba viviendo. Aquí se puede encontrar a Francisco de Vitoria. Él reflexionó acerca de la doctrina sobre la guerra justa, donde el factor predominante es la legitimidad para usar la violencia bajo la causa de la defensa de la sociedad. Suárez, en cambio, buscando ir más allá de las tesis de Santo Tomás y bajo la inspiración de Ockham reconoce la concepción por medio de la cual la voluntad del agente y la de Dios desempeñan un papel importante en la determinación de la vida moral de la conducta.

El segundo movimiento tuvo como objetivo en contra del Aristotelismo y sus posteriores reflexiones. Se inclinó por un regreso hacia las doctrinas platónicas. La raíz de este movimiento se encuentra en el auge de la ciencia empírica y la fragmentación de la unidad en la Iglesia católica. A su vez hay un redescubrimiento de los autores de la antigüedad y un mayor disponibilidad de a sus textos. Nicolás de Cusa, por ejemplo, construye una explicación de la realidad según la cual hay un movimiento general de toda la humanidad hacia Dios, orientado por el amor místico. Éste trabajo tiene la inspiración de la metafísica platónica y pitagórica y la mística cristiana. La academia neoplatónica de Florencia, bajo el patronato de Cósimo de Médica continúa con dicha línea. Ésta se distinguió por las numerosas traducciones de los textos clásicos. Introdujo en el movimiento renacentista nuevas ideas, forjando así una forma diferente de pensamiento moral y social. Estos humanistas empezaron a fijar su mirada en el texto de la República de Platón encontrando en él un modelo perfecto para la expresión literaria de sus ideas. Dos figuras de este movimiento son: Marsilio Ficino y Giovanni Pico della Mirándola. Focino al unir las ideas presocráticas y las agustinianas sobre la eficacia causal del amor como principio universal pasa a identificar esto con una noción generalizada de hombre, formando así la idea de humanidad como valor moral primordial.

• Ética pragmatista: la tesis central del pragmatismo radica en la acción y la utilidad; la verdad según el pragmatismo consiste en la utilidad. La veracidad por ejemplo, de las ideas o de una conducta ética determinada, consiste en el buen éxito que puedan tener. Así, el criterio de verdad es el éxito práctico tenido en el mundo. El pragmatismo altera o cambia el sentido de verdad tradicional y lo hace relativo a una casuística de la producción y de la utilidad.

• Ética positiva: Durante muchos siglos la ética personal se ha articulado entre el ejercicio del bien y la pasividad del mal. Actuar lo que la conciencia nos muestra como bien objetivo y según nos advierte del bien subjetivo que puede entrañar un mal derivado para terceros. Esta elección de la voluntad, de la que puede derivarse un mal ajeno y por tanto que nuestras obras no alcancen el bien más que en la satisfacción subjetiva, es la que principalmente ha

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