Un Compromiso

Capitulo 1. El hombre como parábola de Dios.

El hombre es ciertamente más que un número, un objeto de curiosidad o una cuestión para las ciencias. Es, en la bella expresión del autor, “una parábola de Dios”, “la mejor floración del mundo”, siempre en busca de una exhaustiva humanización. El hombre perfecto nación solo una vez en Jesucristo; a continuación se sigue gestando “en la gran placenta de la historia – proceso que asciende y converge hacia Dios”. Aun reconociendo y atestiguando verdades tan consoladoras, el autor dice que su antropología es la del no-hombre y, por eso mismo, una antropología profética que denuncia las estructuras injustas de la sociedad, que atacan y discriminan a las personas. Pero, aun así, vale la pena ser hombre, “porque Dios Un compromiso liberador

quiso ser uno de ellos”.

¿Qué es el hombre? El hombre es miseria y grandeza. Y su grandeza es aun mayor por nacer de su propia miseria. Fundamentalmente surge como un interrogante abierto. Es ansia de plenitud, una añoranza infinita y un grito lanzado a los inmensos espacios vacios. ¿Quién responderá? Busca el infinito y solo encuentra finitos. Busca un amor absoluto y solo halla ensayos que exasperan más aun la búsqueda. En el fondo, ¿Cuál es el proyecto del hombre? Ser como DIOS: pleno, absoluto, eterno, infinitamente realizado. ¿Se realizara alguna vez esta utopía? ¿Se calmara el corazón inquieto?

(Encarnación, la humanidad Y la jovialidad de nuestro DIOS)

El hombre es una parábola de DIOS. Si él es comunión, transcendencia, apertura a los demás, es porque reproduce, a nivel de criatura, la misma manera de ser de DIOS.

(Encarnación, la humanidad Y la jovialidad de nuestro DIOS)

El hombre es la mejor floración del mundo: por eso nunca puede negar sus raíces terrenas, aunque las transcienda.

(Vida más allá de la muerte)

La persona como misterio, como inteligencia y como amor constituye una unidad dinámica y siempre abierta. No son tres cosas yuxtapuestas. La persona es siempre un misterio que piensa y que ama. Así, cada uno de nosotros, en su unidad y en su diversidad, muestra que es realmente imagen y semejanza de DIOS, que es padre, hijo y espíritu santo. ¿Con cuanto respeto hemos de tratar a cada persona, por ser templo de la santísima trinidad?

(La santísima trinidad es la mejor comunidad)

El hombre es ese ser diminuto, ese gusano inquieto que todo lo husmea, que tiene no se qué, que busca no sé dónde, que espera no se a quien, siempre a la caza de sí mismo.

(Teología a la escucha del pueblo)

El hombre es un nudo de relaciones y de impulsos orientados en todas direcciones. No está fijo en este o aquel objeto, sino en la totalidad de los objetos. Por eso es un permanente desertor de todo lo que es estanco y limitado, y un eterno contestatario y critico de los mundos cerrados en sí mismos. En el no está solamente el ser, sino principalmente un poder ser, sino principalmente un poder ser. Es proyección y tendencia hacia un siempre mas, hacia un desconocido, hacia lo nuevo y hacia lo todavía- no.

(El caminar de la iglesia con los oprimidos)

El hombre es el ser capaz de leer el mensaje del mundo. Nunca es un analfabeto. Es siempre aquel que, en la multitud de lenjuagues puede leer e interpretar. Vivir es leer e interpretar. En lo efímero puede leer lo permanente; en lo temporal, lo eterno; en el mundo, A DIOS. Entonces lo efímero se convierte en señal de la presencia de lo permanente; lo temporal, en símbolo de la realidad de lo eterno; el mundo en el gran sacramento de DIOS.

(Los sacramentos de la vida)

Cuando el hombre, por la voluntad graciosa de dios, se abre de este modo y acoge el supremo amor como la plenitud de su vacio infinito, cuando se une de este modo con DIOS, por la virtud y gracia del mismo DIOS de manera que se hace une con él entonces podemos decir que el hombre ha llegado a su exhaustiva hominización y ha alcanzado también la divinacion.

(Encarnación. La humanidad y la jovialidad de nuestro DIOS)

¿Habrá técnicas para vivir? Las técnicas suponen la vida, aprendemos a vivir viviendo; no de cualquier manera, sino viviendo la vida del espíritu, que es la vida del hombre entero (en cuerpo y alma), en cuanto que se asume en su debilidad creacional y en su debilidad moral y humildemente se interpreta y orienta sus pasos a partir

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