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Un Fundamento Seguro En Cristo


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2013  •  1.751 Palabras (8 Páginas)  •  314 Visitas

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Un fundamento seguro Por el obispo Dean M. Davies

El 17 de octubre de 1989, cuando volvía a casa del trabajo, estaba por llegar al semáforo en las intersecciones de las calles Market y Beale en San Francisco, California. En ese momento sentí que el auto se sacudió y pensé: “Debo tener una rueda desinflada”. Mientras el auto se seguía sacudiendo, me di cuenta que un autobús estaba demasiado cerca de mí y pensé: “¡Me acaba de chocar!”. Luego, el auto se sacudía cada vez más y más, y pensé: “¡Debo tener las cuatro ruedas desinfladas!”. Pero no eran las ruedas ni el autobús, ¡era un terremoto muy fuerte! Cuando paré en la luz roja, se veían ondas en el pavimento como si fueran olas de mar desplazándose por la calle Market. Frente a mí había un edificio de oficinas que se balanceaba de un lado a otro, y los ladrillos de un edificio viejo a mi izquierda comenzaron a caerse a medida que la tierra se seguía sacudiendo.

El terremoto Loma Prieta ocurrió en el área de la Bahía de San Francisco a las 17:04 h de ese día y dejó sin hogar a 12.000 personas.

El terremoto causó severos daños en el área de la Bahía de San Francisco, particularmente en el terreno inestable de San Francisco y Oakland. En San Francisco, el distrito Marina se había “edificado sobre un basurero hecho de una mezcla de arena, tierra, escombros… y otros materiales que contenían un porcentaje alto de agua subterránea. Algunos de esos escombros eran los que se arrojaron en la Bahía de San Francisco luego del terremoto de 1906 en esa ciudad”1.

Aproximadamente en 1915, se edificaron departamentos sobre el basurero. En el terremoto de 1989, el lodo, la arena y los escombros saturados de agua que no se habían consolidado para crear una mezcla firme, se convirtieron en una masa líquida, causando que los edificios colapsaran. Los edificios no se edificaron sobre un fundamento seguro.

El terremoto Loma Prieta afectó muchas vidas, incluso la mía. El reflexionar sobre los sucesos de ese día reafirma en mi mente y corazón que para resistir con éxito las tempestades, los terremotos y las calamidades de la vida, debemos edificar sobre un fundamento seguro.

El profeta nefita Helamán expresó con claridad inconfundible la importancia de edificar nuestras vidas sobre un fundamento seguro, el fundamento de Jesucristo: “Y ahora bien, recordad, hijos míos, recordad que es sobre la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, el Hijo de Dios, donde debéis establecer vuestro fundamento, para que cuando el diablo lance sus impetuosos vientos, sí, sus dardos en el torbellino, sí, cuando todo su granizo y furiosa tormenta os azoten, esto no tenga poder para arrastraros al abismo de miseria y angustia sin fin, a causa de la roca sobre la cual estáis edificados, que es un fundamento seguro, un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caerán” (Helamán 5:12).

En la edificación de los templos modernos se da especial atención al diseño, la construcción y el uso de los materiales. Se llevan a cabo pruebas meticulosas de la tierra y la geología del sitio donde se va a edificar un templo. Se consideran los estudios del viento, la lluvia y los cambios climáticos de la zona para que el templo terminado pueda resistir no sólo las tormentas y el clima del lugar, sino que también se diseña y se ubica de modo que resista terremotos, tifones, inundaciones y cualquier otro desastre natural inesperado que pudieran ocurrir. En muchos de los templos, se instalan columnas de acero y de concreto bien profundas en la tierra para afirmar los cimientos.

Tal como los diseñadores y constructores de hoy día, nuestro amoroso y bondadoso Padre Celestial y Su Hijo han preparado planes, herramientas y otros recursos para nuestro uso de tal manera que edifiquemos y estructuremos nuestra vida a fin de mantenernos seguros e inquebrantables. El plan es el Plan de Salvación, el gran plan de felicidad. El plan nos presenta una visión clara y un entendimiento del comienzo y del final, así como de los pasos esenciales, incluso las ordenanzas, que son necesarios para que cada uno de los hijos del Padre pueda regresar a Su presencia y vivir con Él para siempre.

La fe, el arrepentimiento, el bautismo, el don del Espíritu Santo y el perseverar hasta el fin son parte de los “planos” de la vida. Ayudan a establecer los pilares adecuados que anclarán nuestra vida a la expiación de Cristo; moldean y enmarcan la estructura de apoyo en la vida de una persona. Así, de la misma manera que los planos del templo tienen especificaciones que dan instrucciones detalladas acerca de cómo formar e incorporar componentes esenciales, el orar, el leer las Escrituras, el participar de la Santa Cena y el recibir las ordenanzas esenciales del sacerdocio llegan a ser las “especificaciones” que nos ayudan a incorporar y unir la estructura de la vida.

El equilibrio en el uso de estas especificaciones es fundamental. Por ejemplo, en el proceso de hacer hormigón se usan cantidades precisas de arena, grava (piedra partida), cemento y agua para lograr la máxima firmeza. Si se omite o se pone una cantidad incorrecta de cualquiera de esos elementos, hará que el hormigón sea débil y no podrá cumplir con su función principal.

De la misma manera, si no establecemos un equilibrio adecuado en nuestras vidas con la oración personal y el deleitarnos en las Escrituras a diario,

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