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Analfabetismo


Enviado por   •  6 de Febrero de 2014  •  6.710 Palabras (27 Páginas)  •  279 Visitas

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ALFABETISMO CIENTÍFICO Y EDUCACIÓN

Ignacio Cabral Perdomo

División de Profesional

Campus Central de Veracruz,México

Nuestras niñas, niños y jóvenes deberían tener la oportunidad

de aprender y cuestionar, y sobre todo de cuestionar y criticar

nuestras propias enseñanzas, de mirar hacia el espacio exterior,

explorar hacia atrás en el tiempo, observar la naturaleza, y

descubrir y entender la unidad del universo. En el futuro,

armados con ese conocimiento, ellos tendrán los medios para

salvarnos de la acción auto-destructora del hombre, y podrán

imaginar y construir, colectivamente, los mundos posibles.

Eduardo Martínez (1997)

Introducción

Nos hallamos inmersos en una época de cambios continuos y también de contradicciones. Pese al progreso logrado, en esta sociedad autodenominada tecnológica y de la información persisten actitudes irracionales (pseudociencia) y la incultura científica, al contrario que el analfabetismo normal, no ha sido desterrada. El progreso científico y tecnológico es tan vertiginoso que, a veces incluso para el propio especialista, no queda tiempo para su correcta asimilación. El adaptarse o acomodarse al cambio es, como señala Carl Sagan (1997), clave para la supervivencia de nuestra civilización.

La mayoría de los ciudadanos contemplan como la ciencia y la tecnología se convierten en algo ajeno, alejados de sus posibilidades de comprensión. Las personas se benefician, y en ocasiones se ven afectadas de forma negativa, de unos avances científicos y técnicos que a duras penas comprenden y mucho menos ponen en cuestión. La especialización creciente, el lenguaje que se utiliza y las características propias de la actividad investigadora constituyen una dificultad añadida que complica aún más el tan necesario puente entre los científicos (vistos como personas que hacen ciencia) y la sociedad (como receptora, a corto o largo plazo de esa ciencia). La ciencia se percibe hoy como un reducto donde se ocultan unos privilegiados llamados los científicos, que, con honrosas excepciones, hacen muy poco para que otros fuera del círculo de especialistas puedan acceder. Acercarse y acercar la ciencia requiere un esfuerzo. Algo que ni el ciudadano ni el científico están dispuestos a realizar. No sólo las personas involucradas en alguna rama de la ciencia o las ingenierías deben acercarse a ella, incluso los humanistas y aquellas personas relacionadas con las ciencias sociales deben poseer los conocimientos científico básicos para desenvolverse en el mundo actual. Debemos romper con la brecha que existe entre los intelectuales literarios y los científicos, tal como lo describió Carl P. Snow hace 42 años en su ensayo The Two Cultures and the Scientific Revolution (1959) en el que escribió: “Los literatos y los intelectuales en un polo – en el otro los científicos... entre los dos un golfo de incomprensión mutua”.

Basten otros ejemplos para poder apreciar con mayor amplitud el problema de este analfabetismo. A principios de 1999 se aplicó una encuesta en el Distrito Federal (Barot y de la Peña, 2000) en la que se indagó tanto acerca de los conocimientos científicos y la confianza de la gente en la ciencia, como de sus creencias pseudocientíficas, religiosas y ocultistas. Se entrevistaron a 664 personas entre 16 y 65 años de edad en lugares públicos. Según las respuestas, en la Ciudad de México, 77% de la gente cree en la astrología, 24.5% cree en la existencia de vampiros, 38% en la existencia de brujas y sólo 7% en la existencia del “chupacabras”. Otros resultados interesantes fueron:

- el 57.2% supo que las plantas de la Tierra evolucionaron y el 53.9% sabía que la Tierra tarda un año en dar la vuelta al Sol;

- sólo el 48% dijo que la temperatura del cuerpo humano varía entre 36 y 37 grados Celsius;

- el 43.2% cree que las fotografías de ovnis son auténticas y no fotomontajes, y

- el 63.9% de los entrevistados cree que es posible sentir los campos de energía de la Tierra.

- Para finalizar, la encuesta reveló que el 77.3% cree que el Zodiaco tiene una relación directa con las dificultades de la vida.

Pese a todo, el interés por los temas científicos se mantiene. Las preguntas que surgen son:

¿qué hacer para canalizar el interés por la ciencia?

¿cómo reducir el analfabetismo científico que nos invade cada vez más?

Divulgación y cultura científica

“Tomates modificados por ingeniería genética rompen récord de producción”; “Japón toma la

delantera en la carrera de superconductores”; “Se envía sonda a Marte equipada con tres espectrofotómetros para analizar su superficie”; “Científicos descifran el 99% del código genético humano”; “Es descubierto el quasar más distante a la tierra”.

Estos son sólo algunos ejemplos de encabezados de noticias relacionadas con la ciencia. La pregunta que surge es: ¿cualquier persona comprende lo que se dice en ellas?

Si se realiza una investigación más a fondo, lo más probable es que arroje resultados más cercanos a la negación de la pregunta planteada. No todas las personas poseen el grado de alfabetismo científico que exige el comprender esos enunciados, ya sea debido a una indiferencia total hacia los temas científicos o a la falta de una cultura científica básica que le permita comprenderlos. Pero ahora, ¿por qué es importante el ser letrado científico? Trataré de dar respuesta a esta pregunta.

Tal vez la primera respuesta a la pregunta planteada sería que el alfabetismo científico es necesario porque lo exige nuestra cultura actual. Imagino a una persona que no supiera leer durante el Renacimiento, lo más seguro es que

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