ENSAYO SOBRE LAS REGULACIONES DE LOS ROBOTS

Introducción

Según la ISO 8373 (2012) se define como robot al “mecanismo accionado programable en dos o más ejes con un grado de autonomía, que se mueve dentro de su entorno para realizar tareas previstas”. Mientras que el robot inteligente es definido como aquel que es “capaz de realizar tareas detectando su entorno y/o interactuando con fuentes externas adaptando su comportamiento”. La Asamblea del Consejo de Europa menciona que la continua convivencia tecnológica genera diversas consecuencias entorno a los derechos humanos y la forma en que estos se aplican, además de afectar al concepto de lo que es ser un humano; pues se considera que los robots llegarán a un nivel de multifuncionalidad, en el que se adaptarán a ámbitos civiles, industriales y militares, ocupando de esta manera los empleos y actividades de las personas.

Desarrollo

Se definieron tres leyes de la robótica, fundadas por Isaac Asimov, en su antología publicada en 1982, titulada The Complete Robot, las cuales tienen como base cuidar que los robots no dañen a los humanos, o por inacción, permitir que el humano sea dañado; obedecer las órdenes de humanos, a menos de que estas impliquen dañar a otro humano y protegerse a si mismos a menos de que eso implique dañar a un ser humano. Con estas leyes se buscaba garantizar que los robots serán seguros y que contarán con la idea básica de lo que es correcto y lo que no. Sin embargo, hay una gran diferencia en lo que podía ser un robot en los años 80 y lo que puede ser en la actualidad, por lo que las regulaciones o leyes para los robots deben ir en sintonía con las nuevas actualizaciones e innovaciones tecnológicas conforme estas vayan surgiendo.

Según un estudio sobre los desafíos regulatorios de la robótica, que brinda normas para delimitar las cuestiones legales y éticas, hay cinco dimensiones a tomar en cuenta para definir regulaciones para los robots, las cuales son: la naturaleza, que es el material en el que es perceptible el robot; la autonomía, el nivel de independencia del control humano; la tarea, aplicación o servicio para el que será utilizado; el ambiente en el que operara, el contexto en el que se utilizara; y por último, la relación que dispondrá con los humanos. Bajo estas bases, para el 2019, el Comité del Parlamento Europeo para Asuntos Legales aprobó la aproximación de normas de Derecho Civil, en las que se les garantiza un estatus legal a los robots autónomos más sofisticados, brindándoles el estatus de “persona electrónica”, asignándoles derechos y obligaciones de carácter específico, de igual manera que los derechos y obligaciones aplicados a un ser humano.

Dentro de dichas normas se establece que “hasta que el robot no sea consciente de su propia existencia … las leyes de Asimov serán dirigidas a los diseñadores, fabricantes y operadores de los robots, ya que dichas leyes no pueden traducirse en código de máquina”. De esta manera se toman como base las anteriormente mencionadas leyes de Asimov, sin embargo, conforme avanza el informe, las regulaciones aplicables a los robots, se basan en la autonomía de estos, y en cómo serán aplicadas las normas según se considere una responsabilidad parcial o total de los actos cometidos por estos, de manera independiente a la programación base que se les haya brindado, haciendo que los robots se asimilen cada vez más a agentes que interactúan con su entorno y son capaces de modificarlo de forma significativa, pudiendo así aprender desde su experiencia y tomar sus propias decisiones, lo que puede hacer que ignoren las leyes de Asimov, y se les pueda sentenciar, hasta cierto punto, como podría serlo con un ser humano, según lo avanzado de su independencia y autonomía tecnológica con respecto de su diseñador o programador.

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