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Historia De La Computadora.


Enviado por   •  9 de Enero de 2013  •  6.995 Palabras (28 Páginas)  •  312 Visitas

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El Abaco

Antes de disponer de palabras o símbolos para representar los números, el hombre primitivo empleaba los dedos para contar. El antepasado del ábaco consistía en unas piedras introducidas en unos surcos que se practicaban en la arena. Estas piedras móviles llevaron al desarrollo del ábaco, que ya se conocía en el año 500 a. c., en Egipto.

El Abaco Romano era de madera y las piedras se movían a lo largo de unas ranuras talladas en una tabla. La palabra cálculo significa piedra; de este modo surgió la palabra cálculo.

El origen de la palabra ábaco no es muy claro; suele considerarse que proviene de la palabra fenicia abak, término que designa una superficie plana cubierta de arena, sobre la cual se pueden dibujar figuras. Unas formas de las palabras contar o calcular aparece en otras lenguas, como abg, que significa polvo y es de origen semítico, o abakión, en griego, y que se refiere a una tabla de cálculo marcada.

Muchos pueblos utilizaron piedras con el mismo objeto; por ejemplo, los Incas peruanos empleaban cuerdas con nudos para su contabilidad que llamaban quipos.

Con el tiempo se inventó el ábaco portátil que consistía en unas bolitas ensartadas en un cordón que a su vez se fijaban en un soporte de madera. Gracias al ábaco pudieron funcionar con cierta agilidad los negocios en el mundo antiguo y los comerciantes sumar, restar, multiplicar y dividir fácilmente. El uso del ábaco continuó en Europa hasta la Edad Media, pero cuando gracias a los árabes se implementó el sistema de numeración decimal, el uso de la Tabla de Cálculo o ábaco comenzó a declinar.

En 1946 se celebró en Japón una competencia de rapidez de cálculo entre un norteamericano que empleaba una calculadora y un japonés que utilizaba un ábaco, ganó el japonés. Cuando un experto maneja un ábaco puede ser rapidísimo sumando y restando, pero no tanto multiplicando y dividiendo ya que los resultados intermedios no pueden registrarse en el ábaco

Estructura de Napier y Regla de Calculo

El desarrollo de las matemáticas, la navegación y las ciencias durante el siglo XVII, potenciaron la creación de nuevas máquinas de calcular. Se necesitaron tablas seguras de las funciones trigonométricas para calcular la posición de los barcos, también fue necesario evitar los errores aritméticos cuando los negocios y el comercio se incrementaron.

En 1614, un escocés llamado John Napier publicó la primera tabla de logaritmos. Napier inventó los logaritmos para simplificar y agilizar los cálculos. Según él “No hay nada peor que las multiplicaciones, divisiones y desarrollo de cuadrados de números grandes, que además de ser una tarea tediosa, dan lugar a muchos errores”.

Este dispositivo mecánico funcionaba utilizando palillos con números impresos y le permitía realizar operaciones de multiplicación y división. Este dispositivo, que recibió el nombre de Estructura de Napier, estaba constituido de nueve hileras, por cada una de los dígitos de 1 al 9. Cada hilera representaba una columna de una tabla de multiplicación.

Los logaritmos fueron de gran utilidad, y simplificaron significativamente muchos cálculos. En 1620, Edmund Gunthen inventó una forma de emplear los logaritmos de una manera más simple aunque no exacta. Se trataba de situarlos en una recta, y las multiplicaciones y divisiones se efectuaban añadiendo o sustrayendo segmentos por medio de par de divisores. Esto se conoció en el año 1633 con el nombre de Método Gunther. Posteriormente William Oughtred empleó dos escalas móviles y las llamó Regla de Cálculo.

Las escalas de la Regla de Cálculo se gradúan según los logaritmos de las cantidades que se han de calcular. Estaba constituida por marcas que representaban logaritmos de los números; en consecuencia los productos y cocientes se obtienen al sumar o restar longitudes. Las demás escalas permiten cálculos de exponentes, funciones trigonométricas y diferentes funciones matemáticas.

Esta Regla de Cálculo era rápida, pequeña y a un precio razonable. Se hizo muy popular entre los científicos e ingenieros hasta hace poco tiempo, cuando fue sustituida por la calculadora de bolsillo.

La Pascalina

De las nuevas condiciones de vida impulsadas por la sociedad burguesa y el desarrollo del capitalismo, las relaciones comerciales entre naciones, que cada día eran más complejas, nace la necesidad de disponer de instrumentos cómodos y rápidos, capaces de resolver los complicados cálculos aritméticos de la época.

Un joven francés de 19 años llamado Blaise Pascal construyó un mecanismo para realizar operaciones aritméticas. Fue el primer calculador lo bastante seguro como para ser lanzado comercialmente. Pascal presentó esta máquina para efectuar sumas en 1642. Esta calculadora, mejor conocida como la Pascalina, tiene una rueda que corresponde a cada potencia del 10; cada rueda tiene 10 posiciones, una por cada digito entre 0 y 9. Era una calculadora diseñada para sumar, restar y multiplicar a través de sucesivas sumas. La Pascalina se constituyó en la primera sumadora mecánica que se había creado hasta entonces. En su honor, existe un lenguaje de programación con su nombre.

Máquina de Leibnitz

El siguiente gran paso en el perfeccionamiento de las máquinas calculadoras lo dio el 1671 el matemático alemán Gottfried Wilheim Leibnitz. Los elementos claves en la máquina de Leibnitiz eran los cilindros escalonados. Esta máquina era más perfeccionada que la de Pascal, ya que podía multiplicar, dividir y obtener raíces cuadradas. Fue la mente más universal de su época. A este inventor se le atribuye el haber propuesto una máquina de calcular que utilizaba el sistema binario, todavía utilizado en nuestros días por los modernos computadores.

Cuando a comienzos del siglo XIX se construyeron las primeras máquinas de calcular comerciales construidas por Charles Xavier Thomas, se incorporaron a ellas las ruedas escalonadas de Leibnitz.

Las Tarjetas Perforadas

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, tuvo lugar un importante hecho para el posterior desarrollo de los ordenadores: la automatización de la industria textil.

En el siglo XVIII, Francia estaba a la cabeza en la producción de tejidos elegantes y lujosos y algunos fabricantes se esforzaban por encontrar el modo de automatizar el proceso de fabricación para reducir los costos. Basil Bouda y Falcon en

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