Licenciado
hectorfmc12 de Octubre de 2014
597 Palabras (3 Páginas)200 Visitas
El libro Aguacates Juan es una inspiradora lectura, que si bien es ficción, permite identificarnos con cada uno de los personajes desarrollados por su autor, Lorenzo Vicens. De manera sencilla, logra enlazar los intrincados aspectos de la gestión empresarial con la cotidianidad latinoamericana. Hay muchos «Juan» andando en las calles. De hecho, queremos pensar que todos poseemos las cualidades innatas y el instinto gerencial para sacar adelante cualquier proyecto que nos propongamos.
En esta historia desarrollada en un lenguaje sencillo, ameno y coloquial, distinguimos elementos claves en la concepción, planificación y desarrollo empresariales. Lo primero es el retrato de Juan, sus antecedentes personales, que le confieren un empuje que nace de la necesidad, de la precaria situación económica. Me fascina el hincapié que hace el autor en que Juan se mantuvo fiel a sus principios morales; nada de robar ni mentir, ni aprovechar su posición de confianza para obtener beneficios personales. Para el éxito de la gestión, el gerente no puede ser un ente egoísta que sólo desee enriquecerse; debe ser un ejemplo de honestidad y de lealtad.
Más adelante, Juan hace un análisis de mercado, dándose cuenta de que si el vendedor de aguacates cambiaba de producto, quedaría un espacio vacío. Al mismo tiempo, estudia el por qué del fracaso del otro vendedor y se da cuenta que ése es un servicio que él está capacitado a ofrecer. Entonces, se junta la necesidad con la pericia para explotar un área que se hallaba descuidada.
Aquí entonces surge la conceptualización de lo que Juan quiere realizar. Nadie es mejor que él vendiendo aguacates. Nace una misión, una visión y valores que definirán su servicio.
Asimismo, el trato cordial y la garantía fortalecen su negocio, pero pronto se hace patente la necesidad de crear una identidad empresarial: logo, colores, uniformes, para que el servicio de la compañía se asocie a una determinada simbología y los clientes puedan reconocer con facilidad los productos de la empresa.
Un punto que me ha fascinado de la historia, es el énfasis que siempre hizo Vicens sobre la lluvia de ideas que Juan acostumbraba a emplear. Cada persona aporta algo, algún retazo de solución que puede llevar al crecimiento de todos. Es necesario que el gerente escuche a su equipo, que socialice los problemas y que se trabaje en equipo para la solución de los mismos.
Juan se entretuvo en seguir analizando el mercado. Cómo le gusta comer los aguacates a los diferentes clientes. Cuáles son los mejores aguacates para cada necesidad. Cómo lograr abastecerse adecuadamente, a fin de satisfacer las necesidades de cada usuario. También hizo los cálculos de costos y ganancias. Empleó diversas estrategias mercadológicas para llevar su negocio al siguiente nivel. Hizo una planificación estratégica. A cada paso realizaba un análisis sobre Fortalezas y Oportunidades, Debilidades y Amenazas.
Cada uno de sus hijos tenía asignada una tarea, un área específica dentro de la empresa. Y más tarde entendieron que para el desarrollo a gran escala, necesitaban formar líderes, multiplicar el conocimiento, motivar y comprometer.
La forma de afrontar las crisis también se trató en este libro. El cambio, la evolución, la diversificación y delegar, permitir que otras personas con nuevas ideas desarrollen nuevas unidades de negocio. Es decir, sobrevivir y luego expandirse para seguir creciendo.
Cada integrante de la empresa Aguacates Juan se sentía importante, comprometido y motivado. Juan sembró las bases de una sana competitividad que aumentó el rendimiento. Todos querían ser el que tenía la mayor productividad.
El final feliz de la historia pone el punto adecuado a una magnífica clase de gerencia. Con una gran sencillez, Vicens logra acercarse al corazón
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