OBSOLESCENCIA PROGRAMADA.Humanidades 1

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Instituto Politécnico Nacional

Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica

“Unidad Culhuacán”

Ensayo de la obsolescencia programada

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Humanidades 1

Profesora: Sandra Luz Enríquez

Meléndez Martínez Manuel

Andón Portillo Jorge Manuel                                                                                                                  

Luna Sánchez Iván

Romero Lares Luis Daniel

Sánchez Santamaría Cristian Ricardo

El fenómeno de la obsolescencia programada  debe ser un tema de preocupación para la humanidad. ¿En qué consiste dicho fenómeno y por qué es grave? Se trata del aumento de basura tecnológica en todo el planeta, pero no se queda ahí ya que también contribuye al enriquecimiento poco ético de los productores y principales responsables.    

Existen datos suficientes que demuestran lo perjudicial que esto resulta para el hombre y sus múltiples actividades que sólo han deteriorado el medio ambiente;
el cambio climático y el efecto invernadero no son consecuencias de la naturaleza, es el resultado de la actividad- desproporcionada- del ser humano destruyendo.
La tecnología avanza a pasos gigantescos, en la mayoría de los disciplinas de la ciencia humana. Pero, ¿ha sido beneficioso ese avance? ¿Por qué no se elimina la obsolescencia? En sencillas palabras, se debe a la codicia por parte de grupos empresariales, y de igual manera por parte de los gobiernos.
Mientras todo este panorama continúe, no se prestará la debida atención al problema real y a sus múltiples consecuencias en el medio ambiente.

Empecemos por el principio…

¿Qué es la obsolescencia?

La obsolescencia se puede definir como una herramienta, un fenómeno o estrategia, sea cual sea el enfoque, es cien por ciento utilizada en la vida cotidiana para la compra y venta de los productos. Apareció en la revolución industrial y sigue existiendo como nuestra forma de vida.

Una vez aclarado lo anterior habrá que determinar:

¿Qué es la obsolescencia programada?

La obsolescencia programada es la planificación del final de vida de un producto. Bajo la primicia de que si las personas no compraran la economía se quedaría estancada, Es aquí donde entra en juego el deseo del consumidor por tener algo nuevo, algo moderno. La obsolescencia programada fue creada por Bernard London. El concepto de obsolescencia programada se refiere a que todos los productos debían tener una vida limitada en la cual se declararían muertos. Sin embargo, el verdadero fin de  la obsolescencia programada se encuentra en el crecimiento económico; al inicio, no era crear para causar satisfacción ni para usar indefinidamente, sino para crecer; ya que, se creía que con esto iba a aumentar el empleo, las personas comprarían y la economía subiría. Por lo tanto, el objetivo principal era reducir la depresión pero se temía que fuera una idea radical. Cuando se creó la obsolescencia programada el consumidor se frustraba porque apenas terminaba de pagar algo y ya no servía.

Lo anterior solo define el ¿qué es?, pero no ¿cómo funciona?, para esclarecer el ¿cómo? habrá que tener en cuenta lo siguiente:

 Existen dos tipos de obsolescencia, la percibida y la programada.

La obsolescencia percibida es cuando un objeto no puede ser fabricado para dañarse, así que se opta por cambiar su forma con la sola finalidad de  que pase de moda. La obsolescencia programada es cuando se crea un objeto para ser dañado sin razón aparente. Lo que logramos con esto, aunque para algunos suena como algo vil y perverso, es en realidad la causa del movimiento de nuestras empresas, fabricas, del marketing. Sin la obsolescencia, todas las industrias no se desarrollarían y se vendrían abajo.

La obsolescencia percibida es la que todos bien conocemos pero no le damos importancia, casi nadie la nota. Un buen ejemplo de la obsolescencia percibida son las prendas de vestir. Si, las prendas que todo usamos a diario. Si se observa bien, las prendas de vestir siempre han sido lo mismo a través del tiempo. La única diferencia son los tamaños, materiales y diseño. Todo esto va rotando, no evolucionando. De esta forma estamos forzados a comprar cada mes algo diferente solo para poder estar “a la moda”. Si solo prestamos un poco de atención nos daríamos cuenta que las mismas prendas de hace 3 años se están utilizando ahora.

La obsolescencia programada es la que siempre ha estado (desde la revolución industrial) pero que casi nadie nota. Un buen ejemplo de ella es todo y absolutamente todo, desde lo más pequeño e insignificante como los son las bombillas eléctricas. En 1895 fabricaron una bombilla que ya ha durado por 100 años. Pero si nos ponemos a pensar, si una bombilla nos dura 100 años, cuándo la íbamos a cambiar, no tendríamos la necesidad de comprar una nueva. Si nadie compraba bombillas, este negocia desaparecería, así que optaron por crear y vender bombillas de menor calidad, creada para durar poco tiempo, para así ser remplazadas y que las industrias no se extinguieran. Luego las bombillas fueron creadas para durar 100 horas y se multaba severamente a los que no cumplían con este requisito. Así las industrias se mantendrían, incitando a los compradores a comprar. Fue entonces cuando todos empezaron a crear productos desechables, dañados.

Existen diversos factores que generan la obsolescencia de un dispositivo, una moda, máquina o una tecnología. La causa más común de obsolescencia es el desarrollo de nuevos sistemas o tendencias que ofrecen un funcionamiento superior, lo que lleva a la gente a volcarse a las novedades y dejar de lado aquellos equipamientos que utilizaban hasta entonces.

Parte del triunfo de la obsolescencia sobre la humanidad, es gracias a la dificultad para encontrar repuestos (algo frecuente con los automóviles), la moda (que es impulsada desde la publicidad) y la presión social (las nuevas máquinas permiten alcanzar un cierto status social) son otras cuestiones que inciden en la obsolescencia de los productos y que favorecen el recambio por parte de los consumidores. 

No obstante, existen otros casos de obsolescencia; así, por ejemplo, en el caso de los fármacos y medicamentos, estos dejan de poder usarse porque se encuentran conformados por una serie de componentes que tienen una fecha de caducidad. Sin embargo, es cierto que, en algunos casos, se ha generado polémica ya que diversos laboratorios han procedido a establecer un tiempo menor de uso de sus productos para que así los consumidores se vean en la necesidad de comprarse otros al no darles plazo suficiente para gastarlos. De esa manera, las industrias farmacéuticas pertinentes han aumentado su riqueza. 

Pero el enriquecimiento se da en todas las industrias, todas y cada una de ellas recurren a la obsolescencia para ser monetariamente superiores, es aquí donde por la codicia y ambición del hombre corrompen los principios éticos de todas las sociedades. Pero dentro de la fabricación ¿en quién recae la culpa?

Al tratar de encontrar una respuesta a lo antes planteado surgen otras preguntas, entre ellas, si es o no necesaria la obsolescencia; cabe mencionar, que dentro de los cuestionamientos éticos que esto implica también se cuestiona ¿Para quién es el bien?, porque la obsolescencia puede abogar al progreso, pero todo progreso tiene una consecuencia, en este caso específico nos referimos a los residuos del consumismo. Es un hecho irrefutable que toda creación conlleva un desecho y con esto otra pregunta ¿Por qué contaminamos?, porque no podemos evitar generar residuos, y ¿a dónde terminan esos residuos?, bueno dependiendo de la naturaleza del desecho se le otorga un destino diferente.

La mayor consecuencia de los RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos) son las sustancias de las que están hechos, dado que causan enfermedades muy serias, matan cuanta vida haya en el agua que rodea los vertederos, al igual con las plantas, ya que no pueden sobrevivir a este tipo de ambiente contaminado y las personas que más se ven afectadas son las que trabajan manipulando estos residuos en vertederos o procesos de reciclado.

La mayoría de los productos electrónicos comparten componentes y materiales en común, como por ejemplo, metales pesados como el plomo, berilio, mercurio, cadmio, retar-dantes de llama bromados, PVC que al calentarse emite dioxinas y furanos.

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