SUSTENTABILIDAD
gabriela9020 de Enero de 2013
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Sustentailidad
En el presente capítulo se exponen las bases teóricas que permiten entender la relación entre arquitectura y ambiente, bajo la postura del desarrollo sustentable como una necesidad de enfocar cada una de las acciones del ser humano hacia una nueva visión.
La arquitectura que afronta el reto sustentable, debe reflexionar sobre la influencia de los procesos implicados en todas las etapas de su ejercicio, por lo que se aborda la importancia de la adaptación de las edificaciones al medio y los flujos energéticos, permitiendo entender relaciones interior – exterior; así su relación con el uso de la vegetación en la arquitectura.
1.1 Relación entre arquitectura y ambiente.
Ante la crisis ambiental que enfrenta el planeta actualmente, que se presume es debido a la forma de vida consumista de la humanidad, pronto se agotará la única fuente de recursos, la naturaleza; dejándola sin elementos que la sostengan (Edwards, 2001); a partir de la década de los 50’s, el mundo comenzó a preocuparse acerca del equilibrio entre la vida humana y el medio ambiente, causado por un futuro incierto para el desarrollo de la humanidad.
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (realizada en Estocolmo en 1972), se estableció que el medio ambiente es un derecho humano fundamental, sin embargo, la protección ambiental no debe servir como excusa para disminuir el progreso económico (PNUMA, 1992); en este sentido, conviene dirigir todas las acciones a un desarrollo humano, tomando en cuenta la continuidad
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del medio ambiente. Como toda acción humana, la arquitectura tiene el reto de responder a la nueva filosofía sustentable, un desarrollo que permita la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer los recursos para que las futuras satisfagan las propias8 (PNUMA, 1992).
Pensar en los futuros habitantes del planeta, significa el sacrificio de los caprichos consumistas, sin embargo no es sinónimo de retroceso, voltear la vista hacia el pasado es únicamente con el fin de recuperar la relación profunda entre el ser humano y su ambiente, con una conciencia ambiental, social y económica. En este sentido, la arquitectura tiene como punto inicial ofrecer cobijo al ser humano, pero ante todo, uno de sus compromisos desde siempre, ha sido crear un ambiente que contribuya a que el usuario pueda tener una buena calidad de vida (Domínguez y Soria, 2004), la calidad del espacio arquitectónico, puede influenciar positivamente la calidad de vida (Booth, 2001).
A principios de los 90’s, los arquitectos reconocieron oficialmente el principio de sustentabilidad, durante el congreso celebrado por la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) en Chicago; el principio es definido como una pauta de progreso, se adquirió el compromiso de situarlo social y ambientalmente como una parte esencial de la práctica y de las responsabilidades profesionales del arquitecto (Baumgarnter, 2002).
8 Ante la crisis ambiental, en 1983 se establece la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y Desarrollo (WCED), conocida como Comisión Brundtland, con la intesión de sostener reuniones en todo el mundo y producir informes sobre el medio ambiente, con credibilidad en todos los sectores. El informe final llamado Nuestro Futuro Común, definió el desarrollo sostenible como ―el desarrollo que satisface las necesidades actuales de las personas, sin comprometer la capacidad de futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades‖ (PNUMA, 1992).
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Una arquitectura que afronta el reto sustentable, debe reflexionar sobre la influencia de los procesos implicados en todas las etapas de su ejercicio, antes (con la elaboración de materiales y la construcción del objeto), durante (a través de la vida útil del edificio), y después, (al finalizar la vida útil, en su proceso de adaptación o demolición), así, se basa en dirigir las acciones hacia 4 pilares básicos9, que se interrelacionan entre sí (Martino, 2008; Domínguez y Soria, 2004; Acosta, 2003):
La garantía de habitabilidad de los espacios construidos. Su concepción a partir de una valoración cultural. La minimización de impactos ambientales. La optimización de los consumos energéticos.
De la matriz de los pilares generales y las etapas del objeto arquitectónico, se desglosan estrategias orientadas al cumplimiento de dichos objetivos, como los sistemas energéticos que fomentan el ahorro, técnicas y materiales de construcción adecuados, reciclaje y reutilización de materiales, emplazamiento con base en el contexto físico, flexibilidad en los espacios, utilización de materiales procedentes de recursos renovables, optimización de materiales y energía para construcción y mantenimiento, fortalecimiento de la industria local, sistemas de alta eficiencia, reparabilidad de componentes, entre muchos otros (Baumgarnter, 2002).
9 Como resultado de debates y análisis acerca de la caracterización de la arquitectura sustentable, el grupo de sustentabilidad del posgrado en arquitectura y urbanismo UNACH, ha analizado que la arquitectura sustentable se basa en cuatro pilares básicos, los cuales resumen diversas estrategias dirigidas a una arquitectura responsable.
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Como una parte esencial de la definición de arquitectura, la habitabilidad es la condición que distingue a la obra arquitectónica de otras disciplinas y artes. En la habitabilidad de espacios construidos intervienen ciertos factores, como condiciones físicas y no físicas que permiten la permanencia del humano en un lugar (López, 2001); por ello, la habitabilidad de un espacio es un término que puede llegar a ser subjetivo y depender en gran medida de la percepción del usuario. Sin embargo, es importante tomar en cuenta ciertas condiciones del espacio para garantizar una calidad arquitectónica, que contribuya a la calidad de vida del habitante; condiciones físicas (espacio, clima, hacinamiento, etc.), y no físicas (el nivel de adaptación, arraigo e identificación, etc.) (Cruz, 2001).
Figura 1.1 Los valores culturales y los factores psicológicos influyen en la percepción de la calidad del espacio.
Otro pilar importante es que la arquitectura se conciba a raíz de una valoración cultural, es decir, analizar las características culturales y tomar en cuenta la influencia que el espacio construido tiene sobre estas y las relaciones sociales; sin olvidar que los factores culturales no son estáticos,
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si no que tienden a evolucionar al ritmo en que una sociedad se transforma. Así pues, la valoración cultural no se refiere a evitar influencias para no modificar la cultura del lugar y tiempo, si no a conocer los impactos que un objeto arquitectónico puede tener y analizar si dicha influencia puede beneficiar o afectar la transformación cultural natural, y viceversa, cómo los aspectos culturales pueden tener implicaciones sobre el uso de los espacios construidos (Martino, 2008).
Basándose en la minimización de los impactos ambientales, Ken Yeang (1999) propone una analogía sobre los flujos naturales de los ecosistemas que tienden a ser cíclicos, en la arquitectura sustentable el uso de materiales en el medio edificado, debe seguir análogamente a la biosfera, un modelo cíclico.
Figura 1.2 Descomposición del ecosistema en los componentes físicos y biológicos. Adaptación de Yeang, 1999.
El término arquitectura verde, es la expresión proyectar con la naturaleza y de un modo ambientalmente responsable (Yeang, 1999); esto es comprender la relación entre las edificaciones y el ecosistema
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global con una visión holísta, como una unidad de componentes bióticos y abióticos (vivos y no vivos) que funcionan como un todo. Es también identificar y comprender las características e interacciones, antes de efectuar cualquier intervención; sin que esto implique que toda la biosfera deba ser preservada íntegramente de la acción humana, si no relacionar las actividades humanas con los ecosistemas de la manera menos destructiva posible, de un modo ventajoso y compatible con el ecosistema (Yeang, 1999).
Otro de los pilares centrales es el uso eficiente de la energía, la búsqueda de soluciones para generar una edificación que, incluyendo variables ambientales influyentes en la comodidad de sus ocupantes, disminuya el uso de mecanismos contaminantes, en la búsqueda de generar un ambiente propicio para una mejor calidad de vida (Domínguez y Soria, 2004).
Los pilares para una arquitectura sustentable, no son esfuerzos aislados, si no que corresponden a elementos que se interrelacionan entre si, es decir, que algunas estrategias pueden contribuir a uno o más pilares. Es aquí donde se inserta la arquitectura bioclimática, como una estrategia para el ahorro energético de las edificaciones, para la minimización de impactos mediante el uso de sistemas pasivos, y para la generación de aspectos que ayuden a la habitabilidad de los espacios construidos.
1.1.1 Arquitectura bioclimática.
Como una estrategia de la arquitectura sustentable, la arquitectura bioclimática considera las condiciones climáticas y se fundamenta en aprovechar los recursos disponibles (sol, viento, vegetación) en el diseño
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y construcción de espacios; buscando que esta relación regule intercambios interior – exterior y propicie las condiciones que determinan la sensación de bienestar del habitante (Morillón, 2004); siendo un medio para reducir el impacto del consumo energético de la edificación. El concepto bioclimático, da soporte al bienestar y confort de los usuarios y al uso energético eficiente de la edificación; tal como la estructura da soporte a la
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