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100 años de investigación científica de la contabilidad. Remembranzas filosóficas

Diana Gissela Briceño GuarnizInforme15 de Mayo de 2016

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CAPÍTULO I

Remembranzas filosóficas

  1. Comprobación de la existencia de Dios

Dios es el ser supremo, creador del universo, hacedor de todo lo que existe, es el ser que todo lo conserva y todo lo dirige por su providencia divina. El mismo Dios se definió en la Sagrada Escritura. Dios es la causa primera y la razón de todo lo que existe. El concepto de Dios como ser necesario es el fundamento de todas las pruebas científicas de su existencia. Necesariamente hay que creer en una causa perfecta, dotado de toda inteligencia y de todo poder que nos haya sacado de la nada a la existencia.

Sobre estas bases descansan lógicamente los argumentos de la existencia de Dios. El primer argumento es físico que habla de la primera causa, el segundo es el argumento fisicoteleológico sobre la presencia de un orden intencional con mira a un fin y el tercer argumento es el histórico en el que se considera que un testimonio tan universal y constante no puede menos de ser voz de la verdad.

Santo Tomás de Aquino,  prueba la existencia de Dios por cinco vías:

  1. Por el movimiento
  2. Por la causa eficiente.
  3. Por lo necesario y contingente.
  4. Por los grados de perfección.
  5. Por el orden de mundo.

La teología cristiana ha añadido cuatro atributos de Dios: La inmensidad, la eternidad, la inmutabilidad y la incomprensibilidad.                                                                                                                                    

Para Descartes, Dios es el creador supremo, por eso es perfecto y existe. El pensamiento es la esencia necesaria para la existencia del ser. Considera la idea de Dios como la única de las ideas que lleva en sí misma la señal de garantía de su realidad exterior.

La gran mayoría de los pueblos primitivos han creído en la existencia de un Dios creador de todo lo que existe y lo han denominado de diversas maneras; por ejemplo: para los hebreos es Jehová, para los indios es Schar y así varios pueblos le han dado distintos nombres pero todos se refieren a Dios.

Tan perfecto es el universo que no puede existir por accidente, sino por la acción de un ser perfecto. Dios pasa a ser la causa y el principio de todas las cosas. Según la Fe, el mundo visible es la exterioridad de Dios, solo el creyente descubre la presencia activa y misericordiosa de Dios que está en todas partes y en especial en la mente y los corazones de los seres pensantes. El verdadero amor que Jesucristo no enseñó como hijo Dios es amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos. Dios premia a los seres humanos por hacer el bien y evitar el mal.

  1. Aparición de conocimiento

La intuición es un acto simple, por el cual captamos la realidad de una cosa sin razonamiento ya sea de forma empírica, mediante nuestros sentidos o filosófica que abarca objetos universales o generales y es una visión del espíritu como una evidencia inmediata directa sin necesidad de demostración.

Las intuiciones del espíritu son formales pero hay una que no es formal y es la intuición espiritual real, la cual va hasta el fondo de las cosas. Esta intuición espiritual real se divide en intelectual que se refiere a pensar, emotiva que tiene que ver con la pasión y la emoción, y volitiva con los derivados de la voluntad. Los tres elementos juntos necesariamente producen el conocimiento.

El sujeto sale hacia el objeto para adueñarse de él o el objeto va hacia el sujeto. Sujeto y objeto es una dualidad, una correlación o una relación doble, de ida y vuelta. El sujeto pensante y el  objeto en el que se piensa son correlativos e irreversibles; es decir, no hay posibilidad de que el sujeto se convierta en objeto, o el objeto se convierta en sujeto.

El conocimiento

La intuición termina produciendo el conocimiento. El conocimiento según el empirismo inglés  proviene de una experiencia externa producida por nuestros sentidos o de experiencia interna que es el darse cuenta la conciencia de sí misma sobre dichas experiencias. En oposición para la escuela racional el conocimiento se vale de tres elementos: el sujeto pensante, el ente cognoscente que es el pensamiento, y el objeto conocido; de modo que estos elementos son esenciales en cualquier conocimiento.

Los términos sujeto y objeto en el conocimiento son correlativos, se da la ley de la dualidad; es decir, no puede existir el uno sin el otro, ni el otro sin el uno. Esta correlación en irreversible. La concordancia del pensamiento con el objeto, la filosofía lo denomina conocimiento verdadero. El criterio es el modo para descubrir si un conocimiento es verdadero.

La teoría de conocimiento tendrá que construirse y constituirse con aportaciones de la psicología, la lógica y la ontología para resolver los problemas del conocimiento. La filosofía moderna comete dos errores: uno consiste en utilizar la teoría del conocimiento para solucionar problemas de psicología, lógica y de ontología. Y el otro error es que se confunde la psicología con la lógica.

  1. La vida y la muerte ante la evolución

La vida o la existencia es un ente auténtico y absoluto. La vida es la demostración de la existencia de los demás entes. La vida es una existencia fundamental y primaria, las otras son siempre existencias secundarias y derivadas de la vida.

Lo único que sabemos es que vivimos. La vida es un quehacer, el hacer algo como el pensar y actuar son signos de vida, cuando esto  sucede se pone a operar la voluntad que puede ser libre y puede hacer lo que quiere (Libre albedrío) o la voluntad está determinada por principios o leyes (Determinismo). De todas maneras la vida tiene que hacer algo para demostrar su existencia, si hace algo existe; por ejemplo, “cógito ergo sum” pienso luego existo.

La angustia es el carácter típico de la vida. La angustia contiene en su unidad emocional, sentimental, esas dos notas ontológicas: La ansiedad de ser y la temeridad de llegar a la nada. La nada es el origen del no y de la negación. Cuando el hombre tropieza con una dificultad entonces siente la angustia y ve ante sí el espectro de la nada. Cuando se reacciona para vencer esas dificultades se da nacimiento a las cosas positivas.

La existencia humana es la actuación, la realización de nuestras posibilidades intrínsecas. El hombre es oposición a las cosas. Solo el hombre es capaz de una existencia auténtica, y aunque nosotros atribuimos la existencia de la cosas, ellas en realidad no existen sin nosotros. La existencia humana es muy complicada, muy problemática, por esta razón está presidida por el signo de la angustia que nace en nosotros al sentirnos arrojados a un mundo desconocido al cual nos sentimos comprometidos a asumir responsabilidades sin un punto de apoyo como la inteligencia, la voluntad que nos ayude a sortearlas con éxito.

Con el no hacer se acepta el aniquilamiento del ser, nos coloca frente a las cosas negativas, con lo cual se destruye la existencia de la vida. La muerte es la ausencia de la vida. La nada es la negación de la vida la muerte es una manifestación de la nada, es algo que le acontece a la vida.

Los dos pilares correlativos de la existencia total son la vida y la muerte, siendo muy distintas y totalmente contrarias, una depende de la otra. Cuando se muere una persona la vida adquiere una forma distinta y un contenido nuevo.

  1. La vida y la muerte ante la doctrina cristiana

Para hablar de la vida y la muerte debemos cambiar el paradigma de la creación y aceptar el componente científico de la evolución, como lo hizo la iglesia católica a través del concilio Vaticano II. Antes nos enseñaban que los padres aportaban el cuerpo mortal y Dios crea un alma espiritual que lo infunde en ese cuerpo lo anima y lo hace humano. La muerte se entendía como la separación de esas dos sustancias.

Hoy por interpretación de la fe cristiana dice que la salvación o inmortalidad es gratuita. Se enseña que somos materia con una energía que maneja un cerebro que piensa, decide, cree y ama. Ya no existen dos sustancias sino una sola. Esta materia en movimiento es una creación de Dios.

La iglesia católica tiende a usar la palabra vida en vez de alma. Somos una sustancia evolutiva distinta dotada de dos dimensiones: una material y otra que le infunde movimiento que es la vida. Somos una sola siempre, somos materia viva espiritualizada. El espíritu es inmaterial, es indivisible, es inmortal.

El padre jesuita Teilhard de Chardin, eminente teólogo, dice: “Materia y espíritu, cuerpo y alma no son en absoluto dos cosas distintas, sino dos estados o rostros de una misma realidad inicial evolucionada”.

La fundamentación de la inmortalidad del hombre la deducimos de la existencia de Dios, único ser cuya naturaleza es inmortal. La inmortalidad en el sentido de eternidad es un atributo que pertenece solo a Dios  y a quienes él quiera dar.

La ciencia nos dice que venimos por evolución desde millones de años y q no somos dos sino uno solo, materia pensante que reflexiona. Somos organismos vivos producto de la evolución. Cuando la energía se acaba termina la vida y desemboca la muerte. El proceso de la muerte rápido o lento es la culminación de su destrucción de ese ser personal, de su mundo interior y exterior.

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