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ADMINISTRACIÓN DE RIESGOS

linapico4 de Julio de 2013

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PROCESO EN LA ADMINISTRACIÓN DE RIESGOS

IDENTIFICACIÓN DE RIESGOS

Cuando nos referimos al administrador o gerente de riesgos centramos su función en la reducción a un mínimo de los riesgos puros, puesto que es otra estructura organizativa la que se ocupa de los riesgos especulativos.

El primer trabajo de la administración de riesgos es la identificación de la presencia y naturaleza de riesgos puros o exposiciones a posibles efectos adversos, en el bien entendido que una vez confeccionada la lista o inventario no ha finalizado el proceso de identificación. Esta función debe tener un carácter dinámico en el desarrollo del proceso de administrar los riesgos.

El procedimiento puede facilitarse si recurrimos a un desglose lógico.

En primer lugar, puesto que nos estamos centrando en los riesgos de trabajo, tendríamos que referirnos a ese trabajo dentro de los sectores de actividad económica en que actúa la empresa (recurriendo a la clasificación nacional de actividades económicas nos permitirá utilizar la nomenclatura precisa). Este primer listado puede contener, un desglose exhaustivo, identificación de los trabajos, actividades, tareas y hasta las mínimas operaciones, en relación con el entorno en que se desarrollan.

Convendría tener relacionados también los principales factores y agentes que, de forma concreta, están presentes en la organización. No debemos obsesionarnos, no obstante, por obtener relaciones exhaustivas, aunque si bebe preocuparnos el que sean completas desde el punto de vista conceptual. Nos ayudarán en esta parte los desgloses y clasificaciones expuestos en el apartado “Conceptos previos de la seguridad industrial”.

Es a partir de ahora cuando podemos iniciar la identificación propiamente dicha de riesgos puros, es decir, de aquellos que una vez controlados eficazmente no nos proporcionarán pérdidas, pero que si no actuamos con ellos adecuadamente pueden llegar, incluso, a comprometer la vida de la empresa y/o de su gente.

El estudio de la relación de agentes nos ha de permitir saber, por tanto, si estamos ante riesgos posibles como los de la siguiente figura.

Riesgos puros en el trabajo

- Incidentes. – Responsabilidades por el producto.

- Accidentes de trabajo. – Responsabilidades de constructor.

- Enfermedades profesionales. – Responsabilidades de datos.

- Incendios. – Robo, hurto.

- Explosiones. – Fraude.

- Fenómenos naturales: – Violación de datos.

Agua, granizo, viento, – Sabotaje.

Rayo, terremotos. – Espionaje industrial.

- Pérdida de empleados clave: – Amenaza de Bomba.

Muerte, enfermedad, secuestro. – Pérdidas de mercado.

- Rotura de máquina. – Pérdidas de clientes.

- Pérdidas de transporte. – Manifestaciones/paros.

- Interrupciones de procesos – Pérdidas ecológicas.

Figura. Riesgos puros en el trabajo.

Naturalmente que la relación de riesgos puros identificados ha de variar en función de cada empresa concreta, y también puede extenderse el nivel de descripción de los mismos. Así en accidentes puede hablarse de los de trabajo propiamente dicho, de los de circulación durante el trabajo, de los de ida y regreso al trabajo; en enfermedades profesionales podemos referirnos a riesgos más concretos, como la silicosis, sordera profesional, saturnismo, asbestosis, etc.

Finalmente, en ese proceso de identificación podemos referirnos también a las consecuencias a que puede dar lugar cada uno de los riesgos puros. Consecuencias que serán simplemente pérdidas:

- Para las personas (lesiones, enfermedad, fatiga, insatisfacción).

- Para la propiedad (en bienes muebles e inmuebles).

- Para el proceso (tiempos perdidos, calidad deteriorada).

EVALUACIÓN

La evaluación consiste en determinar o valorar la gravedad y probabilidad de que existan pérdidas como consecuencia de los riesgos identificados. Habrá que definir, por tanto, la probabilidad de que suceda una pérdida derivada de cada riesgo, qué gravedad o cantidad puede costar dicha pérdida y, naturalmente, pensar en los posibles recursos para hacer frente a esas pérdidas.

La identificación y la evaluación son, como puede apreciarse en la siguiente figura, el fundamento de la administración de riesgos.

Identificación

Evaluación

Análisis del método a seguir

Eliminar Transferir

Tolerar Tratar

Desarrollo del método

Seguimiento del proceso

Figura. Proceso en la administración de riesgos.

Podemos estimar la gravedad del riesgo por métodos tan simples como el A, B, C, que los clasifican en altos, moderados y bajos. Entendiendo por altos aquellos riesgos que puedan ocasionar problemas financieros o de otra índole, muy grandes para la empresa y/o familia afectada.

Una clasificación de ese orden podría ser la siguiente:

1) Gravedad A (alta), la que potencialmente puede dar lugar a lesiones o enfermedades susceptibles de originar incapacidades permanentes (permanentes no invalidantes, parciales, totales, absolutas, grandes inválidos, muertes y/o pérdidas materiales muy graves).

2) Gravedad B (moderada), la que potencialmente pude dar lugar a lesiones o enfermedades susceptibles de originar incapacidades laborales o enfermedades susceptibles de originar incapacidades laborales transitorias y/o pérdidas materiales graves.

3) Gravedad C (baja), la que potencialmente puede dar lugar a lesiones o enfermedades susceptibles de originar pérdidas de tiempo para curas inferiores a un día o jornada y/o pérdida materiales leves.

Cada empresa debe definir las referencias, en cuanto a niveles de gravedad de pérdidas materiales, en función de sus posibilidades financieras absolutas y relativas.

MÉTODOS PARA ADMINISTRAR RIESGOS

En este momento debemos enfrentarnos a una importante toma de decisiones, puesto que se trata de plantearnos cuál será la mejor solución que deberá ser adoptada para evitar las pérdidas que pudieran presentarse con los diferentes riesgos ya identificados y evaluados. Tenemos varias alternativas, que sucesivamente y de forma breve comentaremos.

Eliminar

La eliminación de riesgos, presentes e identificados en la empresa, es una posibilidad poco probable. Si bien es cierto que no resulta una alternativa que pueda utilizarse con frecuencia ante riesgos con carácter genérico, porque la única manera de evitar todos los riesgos de una empresa es dejar de ser empresa, la única forma de no tener accidentes de aviación es no volar, la única manera de que no se incendie nuestra propiedad es no tenerla, y así sucesivamente, no obstante contemplamos la posibilidad porque hay ocasiones concretas en que, de forma parcial, los riesgos pueden ser evitados.

Cuando la fabricación de un artículo o producto concreto, que lleva implícito unos riesgos puros, nos proporciona unas pérdidas de tal naturaleza que compromete todas las posibles ganancias por las que fue concebido, y eso es todo lo que puede esperarse para el futuro, está claro que deberá plantearse su eliminación como método alternativo.

Reiteramos, por tanto, que desde el punto de vista técnico la eliminación del riesgo es una posibilidad esporádica, ya que la empresa no existe sin riesgos, por ser estos inherentes al trabajo. Y aunque sea utilizada la terminología de eliminar el riesgo en conversaciones intrascendentes, de ningún modo puede admitirse cuando se trata de intervenciones que se suponen llevan implícito un cierto rigor técnico. En el límite, lo más absurdo resulta cuando, ya sea por consenso (convenio) o por obligación (legal), se persigue la meta de eliminar el riesgo (posibilidad) de accidentes en la empresa.

Recordaremos, finalmente, que no debe confundirse la prevención de riesgos con la eliminación de riesgos. La prevención es una actitud ante el riesgo y la eliminación es un método de administrar riesgos.

Tolerar

El método de tolerar, consentir, aceptar o mantener, implica correr con ciertos riesgos de forma consciente tras un buen trabajo de análisis de decisiones por parte de la gerencia. Significa que éste método resulta difícilmente aplicable con responsabilidad sin una rigurosa evaluación del riesgo.

Normalmente las decisiones de tolerar recaen en riesgos con muy bajos valores de gravedad, lo que equivale a decir que las pérdidas potenciales pueden causar pocos problemas, y que el grado de corrección necesario daría lugar a unos costes desproporcionados en relación a aquellas consecuencias.

El mantenimiento de este método ante ciertos riesgos hace necesaria una permanente y total atención a los parámetros de probabilidad de que existan pérdidas, tiempos de exposición o presencia de riesgos

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