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ANTECEDENTES HISTORICOS


Enviado por   •  25 de Mayo de 2014  •  Tesis  •  3.105 Palabras (13 Páginas)  •  581 Visitas

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INTRODUCCIÓN

El área del terreno en estudio está localizada al costado norte del comedor, dentro del recinto universitario UNI-RUPAP, Managua-Nicaragua. La práctica fue realizada de 1:00 pm a 3:00 pm del día lunes 6 de enero del 2014. Dicha práctica fue orientada por el profesor acerca del Niveleteado para tendido de tuberías de aguas servidas, haciendo uso de la nivelación simple para la cual es aquella nivelación en la que por estar dos puntos relativamente cerca uno del otro, su diferencia de nivel puede ser determinada con solo una puesta en estación del instrumento, colocando una mira sucesivamente en cada uno de los puntos. La posición del instrumento puede ser cualquiera, solamente tomando en cuenta que se puedan observar todos los puntos del cual se quiere conocer su elevación. , dándonos a conocer las herramientas necesarias para complementar la teoría antes recibida.

Cuando se excavan zanjas para tender la tubería de drenaje e instalar alcantarillas, se debe cuidar mucho que el corte tenga la profundidad correcta. En el caso de dichas tuberías, el agua debe correr por la acción de gravedad por lo cual el control vertical es mucho más importante que el horizontal.

En esta clase de excavaciones, la línea de centro o eje de tubería, se señala por medio de estacas hincadas a cada 10m y alineadas correctamente. A veces las estacas se alinean a determinada distancia de la línea centro, del lado opuesto a aquél en que se van a depositar los productos de la excavación. Las estacas se marcan de modo que proporcionen los siguientes datos: La estación (7 + 015 por ejemplo), la distancia al centro (1.5 ó 1.8 m por ejemplo) y la profundidad de corte medida desde la cabeza de la estaca, hasta la plantilla del tubo que deberá colocarse en ella.

La plantilla de un tubo horizontal, es el fondo de la cuna formada en el interior del mismo, por donde corre agua.

Se acostumbra llevar la excavación hasta un nivel que está unos cuantos centímetros debajo del que corresponde al fondo de la tubería. Así se tendrá el espacio necesario para una cama de grava, arena, piedra triturada u otro material que casi siempre debe colocarse debajo de los tubos en obras de esta clase.

ANTECEDENTES HISTORICOS

La historia del tendido de tuberías se encuentra ampliamente relacionada con el drenaje y riego en las antiguas civilizaciones.

Se han encontrado vestigios de sistemas de drenaje en civilizaciones tan antiguas como las del Valle del Indo; sin embargo, éstas eran superficiales y no subterráneas.

En el Imperio romano el sistema era eficiente pero pestilente: la Cloaca Máxima, anterior a la época imperial, que todavía existe actualmente, constituye un ejemplo notable de la ingeniería sanitaria romana.

Las técnicas para mejorar el rendimiento de la agricultura (el de riego, el drenaje y la recuperación de tierras), aseguraron un adecuado abastecimiento de víveres que hizo aumentar las poblaciones urbanas.

En las tierras secas del Mediterráneo se crearon reservas de agua para riego, mediante la construcción de grandes embalses. Por otro lado, las tierras bajas y pantanosas se recuperaron mediante redes de canales de drenaje.

La primera red de drenaje subterráneo se construyó en París, Francia en el Siglo XIX. Muchas ciudades de la Europa Central al lado de grandes ríos han tenido que construir grandes obras hidráulicas para el drenaje de las aguas fecales o servidas: tal es el caso de Viena, donde se canalizó una parte del Danubio para que sirviera de puerto fluvial y se construyó una extensa red de drenaje subterráneo.

En la América prehispánica tanto las culturas zapoteca, tolteca, maya y azteca, en lo que es hoy México, como las culturas chavín, pukara, tiwanaku, wari e inca en Perú, habían desarrollado complejos sistemas de riego. En plena Ciudad de México, en el sector sur, conocido como «El Pedregal» y caracterizado por sus campos de lava, se puedan ver hoy las pequeñas presas de escollera construidas por los toltecas en el periodo Teotihuacan (500-1100 d.C).

Conviene recordar los sistemas de captación y almacenamiento de agua en la población zapoteca del Monte Albán, y el sistema de presas y muros de piedra en el 300 a.C. en Hierve el Agua (Oaxaca) que, siguiendo las curvas de nivel, permitían abancalar tierras formando parcelas regadas aptas para el cultivo.

Los sistemas de riego y gestión de aguas no fueron exclusivos de las regiones áridas y semiáridas de México. En la cultura maya se encuentran enormes obras hidráulicas cuyo objetivo era regular la escorrentía mediante el drenaje, en los periodos de lluvias, y almacenar agua para asegurar el suministro en los periodos de sequía, el sistema está formado por dolinas o fosas naturales complementadas con cisternas excavadas y numerosos embalses. El ejemplo más famoso es el Cenote Sagrado de Chichén Itzá y el mucho más reciente (600-900 d.C.) de Tikal en Guatemala, que llegó a tener una docena de embalses.

También sorprendieron a los conquistadores las obras hidráulicas y el sistema agrícola, que conectaban las provincias del enorme imperio Inca, en una geografía accidentada de montañas, desfiladeros, pantanos, llanuras, selvas, etc. A la llegada de los españoles, había ya un paisaje profundamente transformado por una gran diversidad de sistemas de riego adaptados a cada situación específica.

Durante el imperio Wari, se perfeccionaron y expandieron los sistemas de riego al mismo tiempo que el carácter político de su gestión se hizo más relevante. El sistema de regadío de valles múltiples, unidos por canales, dominó la agricultura. Se aprovecharon al máximo los sistemas de riego por gravedad, utilizando las pendientes y controlando las pérdidas por filtración mediante canales y surcos y así pudieron incorporar a la agricultura los suelos áridos y pantanosos de la costa. La gestión del agua pasó a ser centralizada por los reinos de la costa y su control fue definitivamente un elemento básico de poder.

En esta época, se expandieron los sistemas de chacras hundidas de la costa y la agricultura de lomas costeras. El primero se basaba en el aprovechamiento de capas freáticas de escasa profundidad en zonas arenosas y salinas, donde se hacían grandes excavaciones en el interior de las cuales se sembraba. El segundo consistía en aprovechar los ojos de agua y las nieblas en zonas de gran humedad estacional. Se acumulaban grandes cantidades de piedras en las quebradas y laderas, aumentando la condensación y captando el agua de escorrentía por canales superficiales y, mediante muros de contención, se retenía el

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