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Actividad 2 Lean el relato “La Boca del León” de Ricardo Mariño


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  763 Palabras (4 Páginas)  •  1.018 Visitas

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¡Recordando las tablas!

En el cuadro de números, tachen con un color todos los números que están en la tabla del 4. Luego, cambiando cada vez de color, los números que están en la tabla del 2, los de la tabla del 6, los de la tabla del 5 y los de la del 9.

X 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

1 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

2 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20

3 3 6 9 12 15 18 21 24 27 30

4 4 8 12 16 20 24 28 32 36 40

5 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50

6 6 12 18 24 30 36 42 48 54 60

7 7 14 21 28 35 42 49 56 63 70

8 8 16 24 32 40 48 56 64 72 80

9 9 18 27 36 45 54 63 72 8 90

10 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

a) Quedaron sin tachar algunos números que están en la tabla del 8, pero no están en la tabla del 4. ¿Cuáles son?

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b) Marcos dice que, sino fuera por el 3, todos los números de la tabla del 3 están tachados, porque ya tachó los de la tabla del 6 y del 9, pero esto no es totalmente cierto. ¿Por qué?

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c) Entre el 40 y el 100, hay muchos números que se pueden dividir por 4, pero no están en la tabla. ¿Cómo pueden encontrarlos?

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Actividad 2

Lean el relato “La Boca del León” de Ricardo Mariño.

Un hombre que vivía en Buenos Aires soñó que en un lugar de la selva un león estaba apunto de comerse a un niño. En el sueño, el león tenía abierta sus fauces y a su lado el chico estaba paralizado de miedo. Cuando el león abrió aún más su boca y estaba a punto de tragarse al chico, el hombre se despertó. Todavía asustado por la pesadilla, el hombre saltó de la cama y caminó hasta la ventana de su cuarto. Estiró los brazos, abrió la boca casi como el león de su sueño, y bostezó largamente.

Un ciclista, que justo pasaba delante de la casa del hombre cuando se asomó a la ventana, vio su boca abierta y sus brazos estirados y él mismo bostezó, frenando su bicicleta para dejar paso a un colectivo. El chofer de la línea 39 miró al ciclista y quedó contagiado de su bostezo. El pasajero que iba en el último asiento vio por el espejo cómo sacando la cabeza por la ventanilla. La viejita que estaba parada en la vereda, esperando que pasara el coche que llevaba al presidente argentino y al de Senegal, bostezó contagiada por el hombre del colectivo.

Al pasar saludando, el presidente argentino miró a la viejita y bostezó, para enseguida pedirle disculpas a su colega de Senegal que iba sentado a

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