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Alama De La Toga


Enviado por   •  6 de Junio de 2012  •  617 Palabras (3 Páginas)  •  517 Visitas

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El Alma de la Toga

Secreto profesional

El autor antes de hablar del secreto profesional, sostiene que la única manera de guardar un secreto es no diciéndole a nadie. El abogado está obligado a guardar el secreto y en no guardarlo es un delito.

Considera que la abogacía no es una carrera ni un oficio sino un ministerio y como tal hay que contemplarla sin que le alcance otra regulación.

El abogado no solo no está obligado a mentir sino que no le es licito hacerlo la verdad debe ser su norma.

En el principio de la historia la función del abogado fue de patronato, de protección, de confidencia. No es una simple y llana carrera, es un ministerio, por lo tanto debemos fidelidad a lo que nuestro cliente nos confiese, entrando al conflicto con el tema que antecede a este, Es posible servir al secreto profesional y a la moral del abogado conjuntamente? Es quizá una de las dudas más tratables en esta carrera de vida al encontrar conflictos de propia conveniencia, de interés particular ajenos y de grave interés social.

La chicana

El autor sostiene que planteado todo el problema moral, para resolverlo no cree que debamos fiarnos de las leyes ni de los libros doctrinales ni de las opiniones de los más sabios jurisconsultos, sino que es nuestra conciencia, quien nos dirá que se debe hacer y la que nos acusara por nuestra conducta o nos absolverá por nuestra abnegación.

El último recurso del que debe de valerse un abogado sin duda alguna, no son más que trámites innecesarios que se emplean para la obtención de un tiempo superior al dado por la ley para la obtención de beneficioso para la presentación de pruebas. Se debe actuar conforme a los tiempos que establécela ley, no buscar beneficios en otros, aunque si bien debería ser así a fin de buscar, prevalezca la ley.

La sensibilidad

El abogado es artista, vive de las emociones de los clientes a fin deshacerlas del conocimiento del juez mediante su plasme en los escritos o su recitación en las palabras, no podemos ser fríos de alma y mostrarnos insensibles a los sentimientos de nuestros o de nuestra contraparte, sin embargo, a su vez, no podemos ser emocionales en estos, y debemos a bien olvidar nuestro triunfo, tan pronto salimos de la sala y de nuestro cliente nos despedimos.

El abogado no puede ser ni frío de alma ni emocionable.

El abogado actúa sobre las pasiones, las ansias, los apetitos en que se consume la humanidad.

Es decir que a la vez que debemos involucrarnos en el caso no debe ser del todo ya que si nos dejamos llevar por nuestros sentimientos no estaremos siendo justos realmente.

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