Analisis De Pedagogia
martinsino17 de Noviembre de 2014
5.998 Palabras (24 Páginas)183 Visitas
Allí donde otros proponen obras yo no pretendo
otra cosa que mostrar mi espíritu.
La vida es un consumirse en preguntas.
No concibo la obra como separada de la vida.
No amo la creación separada. No concibo tampoco
el espíritu separado de sí mismo.
Antonin Artaud, El ombligo de los limbos.
Introducción
A lo largo de esta investigación hemos hecho un recorrido por la vida de Ludwig Van Beethoven, incursionando en los aspectos de su vida que extasiaron su genio creador. Hemos encontrado un compositor perturbado y personal, así también al dueño de una obra excelentemente dedicada y ordenada; universal. El recorrido por su trayectoria creativa nos arroja una bastedad de influencias políticas y sociales sobre él, sobre todo en su dura infancia. Claro esta que no se ha extendido esta monografía hacia todas las aristas de su existencia. A continuación se intenta demostrar la dicotomía de su vida, la de un magnánimo músico y compositor que padeció de una sordera que lo acompaño hasta el fin de sus días, un Beethoven transgresor y rebelde que entrego su vida a la música y a cambio la música fue el sostén fundamental de su trémulo corazón.
Micaela Milena Jael Cohen,
Franco Martín Romero
Nacimiento, turbulencia y cambio social
Nacido en Bonn en 1770, Ludwig van Beethoven creció en el Palatinado, sometido a los usos y costumbres cortesanos propios de los estados alemanes; desde allí saludaría la Revolución francesa y luego el advenimiento de Napoleón como el gran reformador y liberador de la Europa feudal, para acabar contemplando desilusionado con la consolidación del Imperio francés. Su obra arrasó como un huracán las convenciones musicales clasicistas de su época y tendió un puente directo, más allá del romanticismo posterior, con Brahms y Wagner, e incluso con músicos del siglo XX como Bartók, Berg y Schonberg. Su personalidad configuró uno de los prototipos del artista romántico defensor de la fraternidad y la libertad, apasionado y trágico. La Revolución francesa y las guerras napoleónicas tuvieron profunda repercusión en los pueblos europeos, tanto desde el punto de vista político como del filosófico y artístico, alcanzando también esta sacudida a la música. La revolución Francesa repercutió profundamente en la ciudad de Bonn, había proclamado la libertad social y la igualdad de derechos de todos los hombres. El lema revolucionario de "Libertad, Igualdad y Fraternidad" será llevado a todos los contextos, también al de la música. Beethoven vertió su sentido político en lo artístico, y realizó la legitimidad del artista libre e independiente. No quiso seguir el mismo camino. Cuando el ilustrado monarca Federico Guillermo II le ofreció permanecer a su lado, el músico rehusó. Más tarde confesó que no habría podido vivir entre "niños tan mimados, que en vez de aplaudir su arte lloraban de emoción”. Incluso le fastidiaba la muda emoción con que Goethe —el poeta— escuchaba su música. Impulsado por su espíritu independiente de reglas y formas, buscaba encender con la música "fuego en el espíritu, y no una estéril emoción”. Beethoven llevó a cabo lo que fue, probablemente, la revolución más grande de la música moderna. Su producción fue extensa –incluye nueve sinfonías, cinco conciertos de piano y otros para el violín, cuartetos para cuerdas, sonatas para piano, canciones y una óperas. Cambió la manera en que la música era compuesta y apreciada. Hasta el final, nunca dejó de empujar la música hasta sus límites. Esta evolución de la historia musical, la podemos entonces, relacionar con un cambio social, como dice el autor John Blacking, que al desarrollar una teoría de la música es necesario averiguar si es posible identificar un área del comportamiento "musical" que difiera cualitativamente de otros tipos de comportamiento social, plantea a la música como un hecho social ya que la música implica ciertas características singulares a nivel de acción social intencional, y la sociedad cambia a medida que ocurren ciertos hechos históricos muy importantes. Un cambio en el sentir, no solo en el pensar. La música es la mejor provista para expresar las realidades siempre cambiantes de la vida biológica y social y la continuidad de conceptos de los que las sociedades dependen para su existencia. Blacking sostiene que algo interesante para destacar es que generalmente las obras nuevas en la mayoría de los compositores no cambian, sino que exploran y extienden ideas aplicando el conjunto original de reglas que llevan el sello del estilo personal del compositor. Y esto es lo que sucedió con la música de Beethoven. El mundo en el que nació Beethoven era un mundo turbulento, un mundo en transición, un mundo de guerras, revolución y contrarrevolución. El espíritu de liberación de la Revolución en Francia se extendió por Europa. Tal período exigió nuevas formas de arte y nuevas maneras de expresión. Esto fue logrado con la música de Beethoven, que expresa el espíritu de su tiempo mejor que cualquier otra cosa.
Infancia y reseña de su creatividad
La familia Beethoven era originaria de Flandes, lo que no era un hecho extraordinario entre los servidores de la provinciana corte de Bonn en el Palatinado. Ludwig, el abuelo del compositor, en cuya memoria se le impuso su nombre, se había instalado en 1733 en Bonn, ciudad en la que llegó a ser un respetado maestro de capilla de la corte del elector. Dentro del rígido sistema social de su tiempo, Johann, su hijo, también fue educado para su ingreso en la capilla palatina. El padre de Beethoven, sin embargo, no destacó precisamente por sus dotes musicales, el padre era victima del alcoholismo, no otorgo la educación más adecuada para su hijo y ese alcoholismo fue lo que supuso que perdiera el puesto de director de la orquesta de Bonn (puesto heredado del abuelo Ludwig) y la madre estaba frecuentemente enferma. El padre de Beethoven estaba muy impresionado por el hecho de que Wolfgang Amadeus Mozart diese conciertos a los siete años y quería que su hijo siguiera sus pasos. Con la intención de hacer de Ludwig un nuevo niño prodigio, comenzó a enseñarle piano, órgano y clarinete a temprana edad. Sin embargo, el estudio musical coartó el desarrollo afectivo del joven, que apenas se relacionaba con otros niños. El desequilibrado ambiente familiar hizo de Ludwig un niño meditabundo, solitario y encerrado en sí mismo. A la muerte del abuelo, auténtico tutor de la familia (Ludwig contaba entonces tres años de edad), la situación moral y económica del matrimonio se deterioró rápidamente. El dinero escaseó; los niños andaban mal nutridos y no era infrecuente que fueran golpeados por el padre; la madre iba consumiéndose, hasta el extremo que, al morir en 1787 a los cuarenta años, su aspecto era el de una anciana. Los primeros años de Beethoven no fueron felices. Esto probablemente explica el carácter introvertido y algo hosco del compositor, así como su espíritu rebelde. La educación temprana de Beethoven fue, en el mejor de los casos, incompleta. Dejó la escuela a la edad de once años. A causa de esto se podría explicar que la música se convierta en su único confidente, que por medio de ella expresara sus penas y que de ella recibiera un consuelo más allá de ese mundo racional. Desde Freud, en cada hombre hay un poeta, en el "poeta y los sueños diurnos" postula que la ocupación favorita y más intensa del niño es el juego, y que todo niño que juega se conduce como un poeta, creándose un mundo propio o situando las cosas de su mundo en un orden nuevo, agradable para él. El niño fantasea, el fantasear del adulto es más difícil de observar que el del juego del niño, ya que el adulto se avergüenza de sus fantasías, las oculta, los productos de esta actividad fantaseadora se adaptan a las impresiones cambiantes de la vida, para Freud la relación de la fantasía con el tiempo es muy importante, el deseo no utiliza una ocasión del presente para proyectar conforme al modelo del pasado, una imagen del porvenir. Se podría decir que la música de Beethoven procede de la descarga de tensiones dadas en su alma. A través de la música expreso su anhelo de libertad, de artista libre tocando desde su propia creatividad. Los testimonios de estos años trazan un sombrío retrato del niño, hosco, abandonado hasta que en su destino se cruzó a Christian Neefe, un músico llegado a Bonn en 1779, quien tomó a su cargo no sólo su educación musical, sino también su formación integral. Diez años más tarde, el joven Beethoven le escribió: «Si alguna vez me convierto en un gran hombre, a ti te corresponderá una parte del honor».
A la hora del proceso creativo, Beethoven podía pasar varios días sin realizar ninguna otra actividad que no fuera componer. Además, hoy se sabe que emprendía la composición de diversas obras a la vez (Gautier, 1975), lo que Gruber (1984) ha llamado red de empresas. Pero también, en periodos de reflexión, era capaz de permanecer durante largos periodos de tiempo (incluso años) sin publicar una sola obra. Este tiempo lo dedicaba a afrontar una nueva empresa musical. Sabemos que Beethoven era altamente minucioso en la composición: repasaba, destruía, creaba, reformaba nuevos pasajes y antiguos, etc. Así ocurrió con la Novena Sinfonía y la Misa Solemne, por ejemplo, que ocuparon muchos años de concienzudo trabajo al compositor. De este modo, decidimos hacer un recorrido entre las aristas dicotómicas
...