Analisis Transacional
rialmoba26 de Septiembre de 2012
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ANALISIS TRANSACIONAL
INTRODUCCIÓN
Una persona tiene necesidades, para sobrevivir, y sobre todo relacionarse con el resto, ya que el hombre es el único ser, que no puede vivir solo, tiene la necesidad de comunicarse, para esto existen dos necesidades fundamentales, primero las personales, donde la persona debe sentirse valorado y respetado, ser escuchado, y participar en una discusión; y segundo las practicas, donde el individuo se mantiene centrado en el tema, logra buenas decisiones, e intercambia decisión en forma eficiente.
Berne afirma que todos los seres humanos manifiestan tres estados del yo, definidos como “sistemas coherentes de pensamiento y sentimiento manifestados por los correspondientes patrones de conducta”. Es como si en cada persona existiera la misma criatura que ésta fue cuando tenía tres años, También hay en ella sus propios padres, en forma de grabaciones en el cerebro de auténticas experiencias de acontecimientos interiores y externos, los más importantes de los cuales se produjeron durante los cinco primeros años de vida. Y un tercer estado que es diferente. A los dos primeros los llamamos el Padre y el Niño y al tercero el Adulto.
Estos tres estados no son papeles sino realidades psicológicas. El estado es producido por la reproducción de datos registrados de acontecimientos del pasado, que se refieren a personas reales, tiempos reales, lugares reales, decisiones reales y sentimientos también reales. Los cambios de un estado a otro se manifiestan en la actitud, el aspecto, las palabras y los gestos.
LOS CUATRO MODELOS DE LA COMUNICACIÓN DE VIRGINIA SATIR
1. Conciliador: Tono Obsequioso, tratando de agradar, disculpándose, sin disentir jamás
2. Súper- razonable: Busca el Porqué de las cosas, Busca solidificar razones
3. Comunicación Agresiva: Muestra dos personalidades diferentes encontradas, sin importar las consecuencias.
4. Congruente: Se les da un Feedback al cliente usuario del producto.
ANÁLISIS TRANSACCIONAL
Hasta ahora el acto comunicativo ha sido contemplado por Saussure, Bloomfield, Jakobson, Austin (con la teoría de los realizativos) y otros, como el intercambio verbal entre dos personal, emisor y receptor, dos polos entre los cuales discurre un flujo de información y de influencia mutua. El Análisis Transaccional distingue en cada acto comunicativo tres polos, puesto que se trata (esa es su perspectiva) de una realidad compleja.
En un sentido espontáneamente bloomfleldiano, pues la transacción es definida como la suma de un estímulo y una respuesta entre dos personas, se diferencian tres clases de transacciones, ya sean complementarias, cruzadas o ulteriores. El diálogo es un conjunto de transacciones, y de su adecuación depende la fortuna o infortunio de la comunicación.
Al dar inicio a un acto comunicativo, el hablante actúa desde un estado del Yo y se dirige a un determinado estado del Yo del oyente. De manera no premeditada, el hablante emite en una «frecuencia» del Yo y espera que el interlocutor responda de una manera específica. Que esto ocurra no resulta difícil, ya que se aportan ciertas pautas inequívocas, verbales y no verbales. Si así ocurre, tan sólo interviene un estado del Yo por persona, indiferentemente de que sea el mismo en cada una de ellas.
Ello significa que la respuesta vuelve al estado del Yo que emitió el estímulo. Estas transacciones, que discurren en un flujo paralelo, son denominadas complementarias. Con ellas la comunicación continúa indefinidamente hasta cumplir su objeto. Las combinaciones son varias, pero valgan dos escuetos ejemplos: Estímulo.-«¿Qué hora es? » Respuesta. - «Las seis». Se demanda información horaria, y ésta es proporcionada; los sujetos actúan desde el estado Adulto. El otro ejemplo: Estímulo. -«Pepe, enséñame tu redacción». Respuesta.-«Aquí la tiene». El emisor (profesor) habla desde el estado Padre y el receptor contesta en el estado Niño.
Las transacciones complementarias se distinguen de las otras por la posibilidad de prolongación de la comunicación hasta que se perfeccione el acto comunicativo. Se extrae de esta primera regla de comunicación del AT que no existe el fenómeno del ruido. En la terminología de Jakobson, ruido es cualquier elemento perturbador de la comunicación, que causa pérdida de información y de contacto. El ruido que podría aparecer en el supuesto que estudiamos es el psicológico, es decir, la no adecuación del estado del Yo receptor al estímulo verbal. En las transacciones complementarias el contacto es perfecto; se da cumplimiento cabal de la función fática, y para tal fin se acude al recurso de la redundancia conductual, en las palabras, el tono de voz, la expresión facial, los gestos, la postura corporal y la actitud, además de otros elementos semióticos más específicos.
Formalmente, la función fática es la de mayor relevancia en las transacciones complementarias; pero, precisamente, asegura la realización de las demás, que predominan según las situaciones. Substancialmente, si interviene el estado Adulto, el acto comunicativo atiende a la función referencias; si aparece el estado Padre, cabe que ocurra una compulsión, que nos remite a la función conativa; y finalmente, la intervención del estado Niño actualiza la función emotiva.
No todo resulta armónico. Bien porque el receptor no acepte actuar desde el estado del Yo que se le asigna, bien porque no acepte el estado del Yo desde el que se le dirige el emisor, o las dos cosas a la vez, o bien porque no haya comprendido lo que de él se espera, ocurre que las respuestas no son las pretendidas. Veamos el siguiente ejemplo: (E) «Por favor, ¿cómo he de rellenar el impreso?» (R) «No moleste. ¿No ve que estoy muy ocupado?» En el supuesto, el emisor, desde el estado Adulto, apela al estado Adulto del receptor. Éste, disconforme, responde como Padre y se dirige tajante al estado Niño del primero.
El estado del “YO PADRE”, forma parte del pasado se representa con la letra “P” define a la persona por lo que aprende y por lo que debe o no debe de hacer Abarca de los 2 a 8 años de edad aproximadamente. Se refiere básicamente a lo que la familia nos da como aprendizaje (educación, valores morales, cultura, etc.)
El estado “YO ADULTO”, corresponde al aquí y ahora, se representa con la letra “a” se refiere a la razón es decir lo que lo que conviene o no hacer. Comprende del periodo de los 2 años hasta la muerte. Básicamente es el estado donde la persona tiene los pies sobre la tierra y busca hacer solo lo que le conviene aunque no le agrade la actividad que realice la realiza solo porque le conviene.
El estado “YO NIÑO”, forma parte igualmente al pasado, se representa con la letra “N” queda comprendido en la experiencia vivida es decir lo que me gusta o no me gusta hacer, se desarrolla de los 0 a los 8 años aproximadamente. Las personas en este tipos de estado tienden a comportase como niños todo lo toman a juego, no se preocupan por nada, y esperan que todo se resuelva por arte de magia. Aquí es donde encontramos las emociones y sentimientos (alegría, afecto, tristeza, miedo, ira)
Cuando la respuesta regresa a un estado diferente del que fue emitido el estímulo, se trata de una transacción cruzada. No hay un flujo paralelo de intercambio verbal, sino que se intersecciona, se corta. Por definición, intervienen más de dos estados del Yo. Y se provoca la interrupción de la comunicación, salvo que tome otro cariz. La figura de las transacciones cruzadas manifiestas que, a pesar de que el aspecto físico del canal merezca el calificativo de idóneo (es decir, que la señal llega perfectamente), el contacto puede ser imperfecto, hasta el punto de frustrar el acto comunicativo.
La razón no es otra que la falta de contacto psíquico, la presencia de ruido. Esto en lo que se refiere a la función fática, que apenas posibilita conatos de las otras funciones. Los dos tipos de transacciones contemplados atienden al criterio del origen de la respuesta (del cual proviene su denominación), complementarias o paralelas y cruzadas; también se diferencian por la simplicidad de las primeras (sólo afectan a dos estados del Yo en total), frente a la complejidad de las segundas (tres o cuatro estados). Pero les une cierto punto común: en cada estímulo o respuesta tan sólo se emite un «mensaje». Sin embargo, es posible emitir dos «mensajes» simultáneos. Tal es la característica de las transacciones ulteriores.
El término «mensaje» utilizado en AT no coincide con el propio del esquema de Jakobson, pues se refiere al sentido. De manera estricta, un mensaje es un enunciado; si éste sugiere un sentido aparente y, a la vez, otro oculto, configura una transacción ulterior. La matización que se impone es que resultaría injustificado hablar de dos mensajes si el hablante se dirigiera, con doble intención, a un solo estado del Yo del interlocutor. Pero, en realidad, envía siempre un mensaje aparente o social a un estado y un mensaje oculto o psicológico a otro estado del mismo oyente. Es como si se dirigiera a dos personas diferentes.
Escuchamos un anuncio que dice: «Proteja a los suyos. Deles lo mejor». 0 este otro: «El coche Z es deportivo, desenfadado, potente». La publicidad se dirige superficialmente al Adulto, pero realmente está apelando al estado Padre (el afán de protección, la responsabilidad de la autoridad), en el primer caso, o al estado Niño (los deseos de libertad, juventud, virilidad…), en el segundo. Las transacciones ulteriores implican manipulación, que puede llevarse a efecto si el receptor no
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