Analisis critico: Entre la universidad y esa otra variedad de instituciones de estudios superiores

Entre la universidad y esa otra variedad de instituciones de estudios superiores

Rafael Aragunde nació en Cayey, Puerto Rico.  Estudió su bachillerato en la Universidad de Notre Dame, Estados Unidos, y en Roma, Italia.  Recibió su Licenciatura y Doctorado en la Universidad Pontificia de Salamanca.  Fue profesor de Filosofía en la Universidad de Puerto Rico en Cayey durante 28 años. . Fue Rector de la Universidad de Puerto Rico en Cayey entre julio de 2002 y julio de 2005. También Secretario de Educación bajo el gobierno de  Aníbal Acevedo Vilá. A partir de enero de 2010 se desempeña como Catedrático de la Escuela de Educación de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto Metro.

El Dr. Aragunde publica este artículo en la revista Kálathos que es una Revista Transdisciplinaria Metro-Inter que es un espacio virtual de publicación arbitrada que nace como producto de las inquietudes de miembros de la facultad de Educación y Profesiones de la Conducta y Estudios Humanísticos. Su objetivo principal es estimular la divulgación y la lectura de temas puertorriqueños y universales sobre diversas disciplinas académicas. El término “Kálathos” se refiere a la vasija griega, hecha a mano, y utilizada para colocar objetos que requerían ser transportados de un lugar a otro, o guardarse en algún lugar determinado. El simbolismo parece apropiado para la tarea en la que se embarca. Kálathos es una creación artesanal construido con ilusiones, pero sobre todo con la esperanza de comunicar conocimiento. Han sido las ideas del grupo de facultad las que han tejido las páginas de la revista, igual que el barro toma forma en las manos del orfebre.  El Dr. Aragunde del departamento de Educación y Filosofía de la Universidad Interamericana Recinto Metro forma parte de la Junta editora de la revista Kálathos.  Los requisitos para publicar en la revista se detallan en http://kalathos.metro.inter.edu/guia_publicaciones.asp.  

 El existencialista Jaspers entiende que todas las universidades responden al Estado. Indica que la  universidad existe por el Estado y su  existencia es políticamente dependiente. Estará dónde el Estado quiera, además la hace posible y la protege.  Expone que la universidad alemana,  había sufrido un “aniquilamiento moral”. De ella no quedaba nada,  había que revivirla si se quería que la nación alemana se recuperara de la tragedia que la había enterrado. Sin el ámbito universitario, auspiciado por el Estado alemán, no habría posibilidad del renacimiento al que se aspiraba ya que  a través de  la universidad es que se cultiva la verdad y es allí donde se desarrolla la razón o conciencia de la época.  Jaspers sugiere que la dimensión supranacional y universal de la idea de universidad es comparable a la de la Iglesia. De otro modo, Martin  Heidegger plantea la necesidad de una armonía entre las disciplinas de estudio y la universidad. Él temía que  la universidad al tener que responderle al Estado, se perdiera la articulación que tiene que haber entre universidad y saberes.

Cardenal Newman, fundador de la Universidad Católica de Irlanda, redactó y ofreció como conferencias una serie de escritos en torno a la universidad. Su enfoque, contrario a los filósofos alemanes que  se mostraron siempre entusiastas con saberes y disciplinas;  prestó más atención a lo que un estudiante debía recibir a través de su educación superior. Entendía que lo importante no era su preparación profesional, sino que aprendiera a ejercitar su razón (pensamiento crítico) de modo que pudiera valerse de esta capacidad social y políticamente. Este decía que “Cuando se hable y se escriba sobre la universidad en el mundo de habla inglesa la mayor atención se le prestará a lo que el egresado de la institución debe llevar consigo”. Esto se asemeja al Perfil del Estudiante Graduado del Departamento de Educación.  

Para José Ortega y Gasset, la Universidad tiene como tarea principal “la enseñanza de la cultura o sistema de las ideas vivas que el tiempo posee”, señala que “esa es la tarea universitaria radical”. Según el artículo, Ortega estaba en desacuerdo  en que la Universidad le abriera espacio a la ciencia.   Ortega menciona que en España la universidad “todavía” producía personas cultas.  Estas universidades no se habían transformado y continuaban siendo réplicas muy pobres de las universidades medievales. Según Aragunde,“lo que tampoco se dice sobre Ortega en esta reivindicación de la universidad medieval, que considera transmisora de la cultura de los tiempos, es que lo hace desde una España que había aportado muy poco al desarrollo decimonónico de las ciencias y la tecnología, y que tampoco había contado con algún filósofo que hubiera llevado a cabo reflexiones sobre la cultura que hubieran trascendido la península ibérica”.  También, el autor cuestiona la visión de Ortega sobre la universidad medieval y su relación con sus tiempos.  Uno de los problemas que presenta es que esta universidad medieval se limita a un  sistema de ideas sobre el mundo y la humanidad que el hombre de entonces poseía.  El autor recalca que “Ortega no trae a colación que a la universidad medieval no asistía sino un número limitadísimo y privilegiado de hombres vinculados a la Iglesia Católica y a la burguesía de la época”. Por lo tanto, no representa la realidad universitaria que vivimos hoy en día.  Según el artículo, este falló en atribuir  las ideas que había podido desarrollar un sector muy específico de aquella sociedad (quizás una clase social), a la población entera.

Charles Homer Haskins, describe la llegada de los textos de Aristóteles, Euclides y Ptolomeo, como los tomos de derecho romano que, rompieron las cadenas de la catedral y la escuela monástica. Hace referencia al renacimiento del comercio y de la vida urbana en el siglo once. Según este,  la Universidad de Boloña fue organizada por estudiantes para hacerle frente a los habitantes de la ciudad quienes se aprovechaban de ellos para cobrarle cada vez más por sus hospedajes y otras necesidades.  Además, muchas de las normas de las futuras universidades habrían de tener su origen en las condiciones que le establecieron los estudiantes boloñeses a sus profesores como parte de los acuerdos con los que estos tenían que cumplir si aceptaban convertirse en sus profesores.  El autor señala que, parte del legado que todavía encontramos en nuestras universidades se lo debemos a Haskins. Se refiere al sentido de comunidad entre estudiosos, pese a las múltiples  diferencias que siempre les  han caracterizado a quienes se dedican al estudio.

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