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Antiparkinsonianos. La enfermedad de Parkinson


Enviado por   •  15 de Julio de 2017  •  Apuntes  •  671 Palabras (3 Páginas)  •  77 Visitas

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Antiparkinsonianos

La enfermedad de Parkinson es un proceso neurodegenerativo definido por criterios clínicos: temblor, rigidez, bradicinesia, inestabilidad postural. Su incidencia media anual varía entre 10,2 y 21,4 por 100.000 habitantes (tasas brutas) según zonas geográficas. Su prevalencia oscila entre 88 y 157 casos/100.000 habitantes. En la enfermedad de Parkinson se produce una degeneración neuronal de las vías nigroestriadas y un déficit de actividad monoaminérgica, principalmente dopaminérgica, en el cuerpo estriado. Esto puede estar relacionado con una hiperactividad en estructuras que, a través del sistema GABA, producen excitación tónica de los ganglios basales. Además, al disminuir las concentraciones de dopamina, hay un predominio de acetilcolina en los ganglios basales. Desde el punto de vista clínico, la enfermedad de Parkinson se pone de manifiesto cuando las concentraciones de dopamina han disminuido aproximadamente un 80% en dicha estructura. Se han propuesto diversas teorías sobre la etiología de la enfermedad de Parkinson: alteración neuroendocrina, origen genético, infeccioso y ambiental. Más recientemente, la teoría de los «radicales libres» postula el origen de la afectación neuronal en función de la oxidación celular que, por un mecanismo de producción de radicales libres, alteraría la membrana lipídica celular. Esta peroxidación de los lípidos de membrana sería responsable de cambios estructurales en la misma, alteraciones en su funcionalismo y afectación celular. Es importante destacar que muchos fármacos están relacionados con este mecanismo etiopatogénico. Los síndromes hipocinético-rígidos (SHCR) atribuibles a otras causas se denominan síndromes parkinsonianos secundarios. Hasta un 25% de éstos son indistinguibles de la enfermedad de Parkinson en estadios tempranos. Las causas farmacológicas pueden originar hasta el 70% de los SHCR secundarios. Entre los fármacos potencialmente implicados destacan los neurolépticos, los antagonistas del calcio, algunos antivertiginosos, la amiodarona, hipotensores como la reserpina, etc. El tratamiento de la enfermedad de Parkinson incluye tratamiento farmacológico junto a otras medidas: rehabilitación motora, aspectos de educación sanitaria y apoyo psicológico, todas ellas fundamentales para un adecuado control de la enfermedad. Una cuidada relación entre médico y paciente facilita el tratamiento de esta enfermedad crónica. Básicamente, se pretende aportar la sustancia deficitaria, la dopamina, o estimular los receptores de ésta en los ganglios basales. Los objetivos del tratamiento de estos pacientes se centran en:

Tratamiento paliativo. Aliviando la sintomatología de la enfermedad de Parkinson. Para ello hay que tener en cuenta las opiniones del paciente y su familia, que deberán ser informados de las posibilidades terapéuticas, efectos adversos del tratamiento y pronóstico de la enfermedad. Así, lo que es invalidante para uno puede no serlo para otro, según edad, profesión, expectativas, etc. Por ejemplo, el temblor y la rigidez suelen ser menos incapacitantes que la bradicinesia, los trastornos de la marcha y la inestabilidad postural. La clasificación de Hoehn y Yahr es útil para graduar los estadios de la enfermedad de Parkinson (tabla 17-1). Tratamiento preventivo. En la actualidad hay estudios controlados donde parece ponerse de manifiesto que la selegilina, administrada en estadios tempranos, puede evitar la progresión de la enfermedad de Parkinson. No obstante, son necesarios estudios más amplios que lo confirmen. Resumiendo, podríamos decir que el tratamiento farmacológico de la enfermedad de Parkinson es una tarea compleja y dinámica, y esto se debe a la naturaleza crónica y progresiva de la enfermedad, con una gran cantidad de síntomas, motores y no motores, y a la que con el tiempo se añaden nuevos síntomas debidos a los propios efectos secundarios de los fármacos que empleamos. Así, en los estadios iniciales buscaremos mantener la autonomía e independencia del paciente el mayor tiempo posible mediante el control de los síntomas, mientras que en situaciones más avanzadas intentaremos controlar las complicaciones derivadas del uso de los fármacos, como las

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