Análisis fílmico: “Shrink: El Analista”
mateo.rodriguez29 de Abril de 2014
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Análisis fílmico: “Shrink: El Analista.”
El presente escrito tiene como propósito general realizar una reflexión crítica y profunda sobre el que hacer del Psicólogo clínico, apartar de un análisis del film “Shrink: El Analista” (2009) a la luz de los fundamentos sobre la ética y el papel que desempeña en el campo de la psicología para su efectiva ejecución. Para ello se buscara apoyo teórico en los postulados expuestos por Kleinke, C. (1998) en Principios comunes en psicoterapia, así como en el Código Deontológico y Bioetico del Psicólogo y en la Ley 1090 por la cual se reglamenta el ejercicio de la profesión de Psicología en Colombia.
Así pues, entendiendo que el que hacer del Psicólogo clínico se encuentra enmarcado en una interacción planificada, cargada de emoción y confianza entre un sanador socialmente reconocido y una persona que sufre, y que la pretensión durante la interacción por parte del sanador es buscar aliviar el malestar y la discapacidad del sufrido, el Psicólogo clínico como lo refiere la ley 1090 y los Principios Éticos de la asociación de Psicología (A.P.A., 1992) ( Citado por Kleinke, 1998), debe mantener elevados niveles de competencia, es conveniente que estos reconozcan los límites de su competencia y las limitaciones de sus técnicas, así como solo deben ofrecer los servicios y ejercer su labor cuando estén en capacidad de hacerlo, y cuando estén cualificados mediante la formación y la experiencia.
En este sentido, el análisis crítico de la labor del terapeuta en la película lleva necesariamente a cuestionarse sobre la Competencia que tenía el analista en el momento de ejercer su labor como profesional, en tanto, evidentemente este no se encontraba en las condiciones optimas para realizar su ejercicio como terapeuta, e incurrió en una falta ética al no reconocer las limitaciones que presentaba a causa de la depresión, y al consumo continuo de marihuana. Así, cabe preguntarse ¿Qué tanto puede ayudar a los pacientes bajo estas circunstancias? ¿Puede garantizar el bienestar del usuario como le requiere la Ley? ¿Son óptimas las competencias clínicas en estas condiciones?
En este orden de ideas Kleinke (1998) plantea que los terapeutas deben procurar el máximo rendimiento de su efectividad personal con los clientes, para lo cual es necesario reconocer las propias necesidades, valores personales, su salud física y emocional, tanto que Los Principios Éticos de la A.P.A exigen a los psicólogos reconocer y ser conscientes cuando sus problemas personales pueden interferir con su efectividad profesional, y en el momento que esto ocurra abstenerse de trabajar, y buscar ayuda profesional.
Analizando el film en cuanto a esta situación se dirige la atención a diferenciar dos distintos matices que se pueden llegar a dar en cuanto a este aspecto, ya que desde el punto de vista ético se desprenden varias reflexiones en cuanto a esto: Primero, el no reconocer por parte del terapeuta que al ser profesional de la psicología no se encuentra exento de perder el control de sus emociones, y por consiguiente, caer en conflictos internos. Y dos, si bien el terapeuta asiste donde un profesional ¿Qué tan ético resulta que el terapeuta sea su padre? ¿Es realmente competente el padre para prestar servicios profesionales al hijo, entendiendo su relación de proximidad (Padre.Hijo) y las resistencias que podría tener por esta misma relación?¿Seria eficaz el tratamiento del padre, lo trataría como a su “hijo”, o como a un paciente? O bien, desde su perspectiva profesional, ¿Cómo es posible que llegue a concebir como su consejero o terapeuta a su vendedor de marihuana?
Ahora otro aspecto importante a tener en cuenta es el concerniente a la confidencialidad, entendida esta como “un principio ético que protege a los clientes de la revelación de su información sin su autorización. La confidencialidad
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