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Enviado por   •  16 de Enero de 2014  •  5.671 Palabras (23 Páginas)  •  156 Visitas

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El debate sobre el estado del arte del “Imaginario Revolucionario Venezolano” durante la reforma constitucional del año 2007 y la derrota política de la opción planteada por Chávez y los diputados revolucionarios de la AN en aquel momento, dejó en claro desde entonces la necesidad de una renovación radical de los marcos teórico-ideológicos, políticos, ético-culturales e incluso epistemológicos del “Socialismo Bolivariano del siglo XXI”. En este último aspecto, caben en la actualidad las siguientes preguntas:

 ¿Cuál ha sido la producción teórica e intelectualmente comprometida, como “filosofía de la praxis” de la revolución bolivariana?

 ¿Cuál ha sido la conformación efectiva de estratos intelectuales en las clases populares y subalternas, en sus fuerzas sociales y movimientos sociales que planteando su identificación con el proceso revolucionario, logren la unidad de pasiones y concepciones teóricas que posibiliten el proceso de construcción y apropiación de herramientas ideológicas y teóricas para la lucha en favor de la construcción socialista?

 En palabras más convencionales: ¿Cuáles son los destacamentos de vanguardia teórico-ideológica de la revolución bolivariana y cuáles son sus referentes, guiones, discursos, narrativas y representaciones ideológicas?

 ¿Acaso la ausencia de la voz orientadora y decisoria de la dirección carismática de Chávez no pone sobre el tapete el “estado del arte” de la cuestión ideológica y teórica en la dirección política y ético-cultural de la revolución bolivariana?

Existen algunos síntomas e indicios que permiten referirse, dados los debates, inquietudes y malestares que se están expresando recientemente (diferencias y matices entre el “Programa de la Patria” de Chávez y el “Plan de la Patria” del Gobierno de Maduro, la llamada “focalización ideológica” del legado de Chávez, la distinciones entre derecha e izquierda, entre reforma y revolución), que señalan que ante la ausente estructura de dirección personificada por Chávez, se corre el riesgo de un mayor estado de confusión, debilidad y dispersión teórico-ideológica (y ético-cultural) de la revolución bolivariana. Como evidencia de lo anterior veamos algunas señales, indicios, síntomas de la situación en una pequeña muestra intencional de corte cualitativo:

“Ya en el año 2013, ante los desafíos y amenazas que surgieron con la sentida desaparición física del Cmdt. Chávez, propusimos unas tareas investigativas y formativas dirigidas a reivindicar su legado y rendir tributo a su memoria (CARTA ABIERTA A LA DIRECCION NACIONAL DEL PSUV, AL GRAN POLO PATRIOTICO, A LOS COLECTIVOS REVOLUCIONARIOS, AL PUEBLO CHAVISTA.7 de Marzo de 2013) contextualizando dicha propuesta en los siguientes términos: “En medio de la conmoción por la partida de un compañero-hermano – como dice Evo Morales- me he motivado a hacerles llegar algunas ideas y propuestas que a mi entender reivindican en las actuales circunstancias la memoria histórica del Cmdt. Chávez, siendo el mejor homenaje que podemos rendirle: MANTENER Y PROFUNDIZAR LA REVOLUCION. Es obvio que el legado que nos deja nuestro hermano, en palabras y acciones, demandarán múltiples estudios, variadas reconstrucciones teóricas e históricas, infinidades de publicaciones documentales. Pero en estos momentos existen unas tareas político-ideológicas pendientes, las cuales que demandan focalizar el esfuerzo en dos documentos testimoniales donde están recogidas las líneas de acción para hacer IRREVERSIBLE LA TRANSICION SOCIALISTA, PARA CONSOLIDAR UNA LINEA DE NO RETORNO.” (Carlos Lanz. En: http://www.aporrea.org/ideologia/a179547.html)

“Cuando en la noche del 8 de diciembre de 2012 el Comandante Chávez avisó que podría suceder una situación sobrevenida, muchos que no querían creer tuvieron que tomar en cuenta la gravedad de la situación. El Proceso Bolivariano empezaba a vivir su mayor prueba en 14 años. “De la mano de lo no deseado entrabamos en un tiempo de desafíos. Se probaría el liderazgo señalado para la continuidad del proyecto. Se probaría la fortaleza del proyecto mismo y sobre todo la disposición para avanzar al ritmo del motor del Proceso: el Pueblo Bolivariano. Por eso este balance no es uno más. Tiene características históricas. ¿Será posible avanzar en la conquista de la definitiva Independencia? ¿Se podrá romper con las ataduras del capitalismo dependiente y parasitario venezolano? ¿Se podrá avanzar hacia las tareas pendientes de la Revolución Democrática Bolivariana, transformándola en transición hacia el anticapitalismo y el socialismo? ¿Estarán a la altura de la tarea los líderes del Proceso? O por el contrario ¿Se aplicarán hasta el final las contrarreformas que exige la burguesía y a las que esos líderes se han mostrado sensibles, a cambio de sostener un sistema político que no es el del Proceso?” (MAREA SOCIALISTA. En:http://www.aporrea.org/tiburon/a179070.html)

“En 2014, entramos en la etapa del Cambio de Estructura que nos obliga a la producción intelectual y la práctica concreta de profundizar el Proceso Revolucionario. Momento que exige a los constructores (la izquierda socialista) del nuevo sistema político temperancia, conciencia y humildad. Punto decisivo para diferenciar lo que es reforma y lo que es revolución. Coyuntura para sincerar posiciones políticas e ideológicas. Línea divisoria que marca la realidad de los dos sistemas políticos encontrados: democracia representativa (popularmente categorizada como la IV República) y la Revolución Bolivariana (origen del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI). Estamos, entonces, de frente a la historia y con la obligación de rendir cuentas al pueblo y a nosotros mismos.” (William Izarra. En:http://www.aporrea.org/actualidad/a179528.html)

“Hoy la Revolución está enfrentando su mayor crisis: tratar de derrotar a la ideología que intenta llevarnos hacia la restauración. Lo hace con finura, crea teoría para justificar el retorno. Dicen que no hay condiciones, que hay una crisis, que es necesaria la alianza con los capitalistas, que estos no son malos, que es suficiente acabar con la especulación para que todos marchemos felices. Se abrazan con lo peor de la oligarquía pero persiguen a los que critican esa entrega. Estamos presenciando un espectáculo asombroso y grotesco: en cuestión de horas pasa la Revolución de ir hacia el Socialismo a reptar hacia la restauración. Ahora la mesa de la oligarquía no es mala, todo se le perdona, ahora la meta no es el Socialismo, sino una difusa paz… El fondo de la situación es la debilidad teórica, ideológica, de la Revolución. La derecha interna nos minó allí donde está el origen de todo, en la teoría. Y ahora tenemos una Revolución minimizada, agotada, estupefacta, que se traga cualquier bodrio, que cambia espejitos por Socialismo.” (Toby Valderrama y Antonio Aponte. En:http://www.aporrea.org/ideologia/a179676.html)

“No se trata de una inocente controversia académica, es la pugna atormentada de un sistema justo, el Socialismo, que intenta superar el periodo de la “prehistoria humana”, de la barbarie de los sistemas explotadores. En la confrontación interna, el enemigo ideológico, el capitalismo, no tiene escrúpulos, sus métodos no tienen los límites de la preservación de la vida, del respeto al humano, de prefigurar el mundo de las relaciones amorosas. ¡No! Al contrario, el viejo sistema usa las perversidades acumuladas en milenios de atrocidades, no hay apego a la verdad. Todo lo anterior viene a colación porque debemos tomar conciencia de la situación de la Revolución Chavista: está sumergida en una profunda batalla ideológica: contra la derecha externa que acecha en cada rincón y también, quizá en mayor grado, contra la derecha interna que intenta desviarla, desfigurarla, entregarla inerme a la restauración. Todo esto aprovechándose de nuestra ignorancia y debilidades teóricas. Toda Revolución debe tener claro el objetivo que le da sentido histórico, su meta más estratégica. Esta claridad determina su ubicación en el mundo y sirve de brújula a todas sus acciones. El Comandante Chávez, en su evolución, iba construyendo este objetivo, llegó hasta el Socialismo y lo fue delineando poco a poco. Y es en el Plan de la Patria que nos deja su más acabado pensamiento con el explícito mandato de continuar esa evolución, de fortalecerlo dentro de sus grandes líneas.” (Toby Valderrama y Antonio Aponte. En: http://www.aporrea.org/actualidad/a179562.html)

“Corría el primer año de este siglo y en Macuro, frente al mar, bajo un almendrón bien llamado el congreso porque ahí todo se discutía, algunos expresábamos nuestra impaciencia por la lentitud de las medidas de Chávez y su tolerancia con los reaccionarios. Entonces, un viejo pescador, que había servido bajo Gómez, dijo: "¿Saben cómo es la vaina? Chávez enganchó un peje muy bravo, y lo tiene bien pegado...un peje bravo, bravísimo, tan bravo que se comió a Bolívar que era un arrecho... Si Chávez se pone fuerza y fuerza, el pescado lo tira al agua y se lo come. Tiene que trabajarlo, darle guaral, aflojarle para que corra, y cuando crea que se va liso... volverlo a prensar...cansarlo, así pase todo el día y la noche, hasta que lo traiga al costado del bote y le meta gancho y tolete y ¡pabordo! Y digo día y noche, pero pueden ser años de brega... Yo tengo fe que Chávez al final va a embarcar ese pescado. Pero eso si ustedes antes no lo vuelven loco criticando y hablando pendejadas..." (Eduardo Rothe. En:http://www.aporrea.org/ideologia/a179387.html)

“Finalmente, la lucha revolucionaria no es algo lineal que indique que mediante unas recetas llegaremos finalmente al socialismo. Marx en su carta a Joseph Weydemeyer en 1852 decía que los economistas burgueses ya habían analizado la anatomía económica de la lucha de clases, y que el aporte de la teoría socialista se dirigía a utilizar la lucha de clases para lograr el poder político de la clase trabajadora, pero que este poder político no es más que el tránsito hacia una sociedad socialista. Como vemos, la transición requiere de conocimiento de la realidad política y económica para lograr llevar a feliz término la construcción de la sociedad nueva, y esa transición lleva aparejada una diatriba interna en el propio campo revolucionario para diseñar el conjunto de medidas que faciliten la transición.” (Luicidio García. En: http://www.aporrea.org/actualidad/a179490.html)

“El PSUV encierra una serie de limitaciones para el debate de las diferencias, que produce como consecuencia el tener que colocar en la palestra pública temas que están pendientes a lo interno para definir la continuidad del proceso revolucionario. Es quizás momento propicio para discutir sobre esta necesidad, no sólo en el PSUV, sino en el seno de todo el chavismo, incluso más allá del mismo Gran Polo Patriótico. Sin embargo, cuestionamientos personales que pretender poner en duda el compromiso o la buena intención de las diatribas, muchas veces afecta negativamente la riqueza que puede producir un proceso dialéctico de las visiones de mundo que existen dentro del chavismo. Es por ello que reafirmo la recomendación que he formulado reiteradamente en mi columna: debemos abrir el diálogo de manera más fraterna a lo interno del chavismo, reconociendo las diferencias y partiendo de las coincidencias. Si un verdadero diálogo se puede gestas, y un franco consenso se puede producir es en el marco de la unidad chavista, sin menoscabo de las necesarias diferencias que se detecten. Ha habido momentos donde las diferencias se han preferido desechar y no confrontar sanamente, y aunque ello ha dejado rédito electoral parece que el rédito político no ha sido suficiente. Elevémonos ante nuestras debilidades y trascendamos las piedras del camino, para juntos marchar en la lucha ante una batalla de muy largo aliento contra el capitalismo.” (Nicmer Evans. En: http://www.aporrea.org/actualidad/a180001.html)

Como es posible constatar, aquí hay una serie de inquietudes, de coincidencias y diferencias, de matices y confrontaciones, de expectativas, valores, narrativas ideológicas, de discursos e ideales; incluso, de referencias directas o indirectas a Marx y al marxismo, a la revolución, al cambio estructural y al manido y poco profundizado tema de la transición al socialismo, incluso citando implícitamente lo siguiente:

“...Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases...” (Marx. En:http://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/m5-3-52.htm)

La respuesta a estas inquietudes, o a alguna de ellas, no implica un tratamiento de baja calidad política y eficacia revolucionaria, sino un tratamiento de altura, con comprensión significativa de lo que se está planteando, con explicación de las condiciones y situaciones que permiten ubicar los planteamientos, con altura teórico-ideológica y ético-cultural. De manera, que a los argumentos y razones expuestos, hay que contraponerle razones y argumentos si así fuere el caso. Sobremanera si se trata de la alta dirección política de la revolución bolivariana. Y cuando se trata de acusaciones desmesuradas sin fundamento consistente, sin respaldo suficiente, sin pruebas determinantes, sin validez ni justificación, hay que poner el acento en la debilidad de las proposiciones, en la falacia de los argumentos, en la carencia de criterio ético-político en un cuadro real de modificación de relaciones de fuerzas.

De manera, que uno de los errores de la alta dirección política de la revolución es no asimilar la crítica ideológica (de propios y extraños) para el aprendizaje político; mientras otro de los errores de la crítica ideológica desde corrientes y tendencias de apoyo a la revolución es lanzar sin medida alguna, epítetos, acusaciones y descalificaciones desde una postura inquisitoria, ideológicamente centrada en el dogma, con auto-referencias sectarias, que muestra poca disposición a asumir la diversidad, las diferencias y los conflictos como condición de partida del debate de ideas en el campo de la revolución bolivariana.

Un campo de izquierdas sin cultura de debate, sin rigor en los argumentos, sin asunción de sus propios perfiles ideológicos como una interpretación entre otras (sin asumir su posibilidad de errar) es la peor condición de posibilidad para abordar con rigor y seriedad los complejos problemas de la transición socialista. Y esta lamentable situación es síntoma de otra quizás más grave: la “teoría revolucionaria”, el “programa revolucionario”, el “proyecto histórico de transformación” que pretende encarnar el mapa de orientación para la revolución bolivariana, experimenta una grave crisis de consistencia y de legitimidad para abordar el concreto asunto de la hegemonía ideológica y las luchas contra-hegemónicas en el período de transición, pues el escaso desarrollo de su construcción teórico-ideológica fue condicionado en gran medida por la presencia de una estructura de liderazgo intelectual y moral basada casi exclusivamente en la centralidad del momento del Líder: Hugo Chávez.

En ausencia de este “punto nodal de síntesis” de la diversidad presente en el campo bolivariano en la unidad de mando y conducción ideológica, con base a agenciar enunciaciones con capacidad de encadenar cambios de situación, y no simplemente para repetir enunciados cuya eficacia se asemeja a la rutina ideológica, entonces la posibilidad de articulación de voluntad colectiva nacional-popular luce debilitada. La administración de un carisma vía “rutinización” o “habituación”, no conduce a proseguir el curso de un proceso revolucionario, sino a la gestión de la política en los términos del “arte de lo posible”, conlleva entonces a acentuar mantenimientos y conservaciones cada vez más precarios del poder instituido. Una revolución “sin liderazgo revolucionario” puede quedar estabilizada en un punto ciego, en una encrucijada de definiciones difusas, o pero aún, en la indefinición e indecisión sobre la dirección o rumbo frente a una situación. La apelación al “legado ideológico de Chávez” no garantiza la unidad ideológica si, se revuelve el hilo conductor del desarrollo de su pensamiento y acción, si el punto de partida no es su punto de llegada (acometer la fase de transición al socialismo), sino la confusión de una serie de elementos ideológicos en una selección interesada, por circunstancias sobrevenidas (como vaya viniendo vamos viendo), de permutaciones y combinaciones de elementos ideológicos sin orden ni concierto.

Cuando Carlos Lanz (http://www.aporrea.org/ideologia/a180009.html) plantea el tema de los usos y abusos del legado de Chávez está abriendo el punto central del conflicto de interpretaciones que recorre desde el 5 de marzo a la revolución bolivariana:

“(…) las ideas y la obra del Cmdt. Chávez van a ser leídas e interpretadas de diversas maneras, en muchos casos, sin considerar exhaustivamente el contexto, el momento o circunstancias históricas. Como le es inherente a cualquier obra intelectual o pensamiento en desarrollo, no se va encontrar en ningún autor ideas acabadas y elaboradas en línea recta, y por esto sería una pretensión iluminista exigirle al pensamiento del Cmdt. Chávez una clara definición socialista en todo lugar y tiempo, cuando el mismo reconoció que se movió en el camino de la “tercera vía” en el periodo previo al 2005, postura esta donde predominan concepciones inspiradas en la justicia distributiva y de equidad sin poner en discusión las relaciones de producción capitalista. En tal sentido, no debe sorprender el hecho existan o aparezcan posturas ideológicas en el seno del “chavismo” que haciendo lecturas e interpretaciones de tal o cual elaboración (textos, discursos) del Cmdt. Chávez antes del año 2005, releguen o subestimen su proceso de radicalización en la transición socialista. Por eso, también hemos sostenido que este nudo problemático de “lecturas e interpretaciones” del pensamiento chavista va a cobrar fuerza ahora cuando éste ya no está presente y pueda aclarar tal o cual sesgo interpretativo. Por ello, debemos prepararnos para un periodo signado por los “usos y abusos” de Chávez.”

De manera, que he propuesto concentrarse en el legado revolucionario, socialista y radicalmente democrático de Chávez para abordar la transición socialista, a menos que se pretenda reeditar un retorno solapado a la “tercera vía”, a una social-democratización cada vez mas reformista, o a las banderas del progresismo impotente para imaginar y pensar siquiera revoluciones democráticas ininterrumpidas. Aquí me gustaría citar una referencia recientemente leída (disculpándome de antemano con su autor por mi uso) en el artículo de Reinaldo Iturriza (actual Ministro de Comunas y Movimientos Sociales) titulado “Venezuela: Rosa Luxemburgo, cuando la palabra alumbra” del texto: “Rosa Luxemburgo o el precio de la libertad” editado por Jörn Schütrumpf. Iturriza señala que:

“¿Qué significa ganar la calle? No simplemente movilización (que por supuesto es importante), sino participación cada vez mayor en los asuntos públicos, profundización y multiplicación de los espacios de debate democrático, apoyo a las iniciativas de autogobierno popular (sin tutelajes). En lugar de esto, se fue afianzando un proceso de normalización del Chavismo, de disciplinamiento de su carácter bravío, y lo que en otra parte he llamado, la imposición del partido/maquinaria: uno que no moviliza, sino concentra; que concibe a los movimientos como correas de transmisión de la línea del partido; que reduce el ejercicio de la política a la administración burocrática; que privilegia el sectarismo, el clientelismo, el asistencialismo; que sabotea permanentemente la democracia interna, etc. La derrota de la propuesta de reforma constitucional, y el retroceso relativo sufrido en las siguientes contiendas electorales (salvo la victoria incuestionable para aprobar la enmienda constitucional de 2009) son eventos que deben ser leídos a la luz de aquel proceso de burocratización de la política.” (2011, pp. 141)

¿Qué ocurre entonces, si a aquel proceso de burocratización de la política enlazada significativamente a la imposición del partido/maquinaria, se le agrega la partida física de Chávez y el profundo debilitamiento del momento del líder? De allí la importancia de retomar en el indisoluble vínculo entre democracia y socialismo en el proceso de transición, a riesgo de encallar, si no se asume con determinación indeclinable, en las opciones del socialismo burocrático o su re-encuadre en el estalinismo más ramplón; o por otra parte, en una pragmática del poder típica de reformismo de gatopardo, para administrar de modo más o menos progresista a la lógica del Capital. Podríamos suscribir punto por punto las siguientes palabras:

“Por último, y estrechamente ligado a los dos puntos anteriores, está el tema decisivo de la relación entre socialismo y democracia, pero también de la necesidad de concebir la revolución como un proceso que ante todo, es invención, como diría Simón Rodríguez. Invención como orientación tanto más fundamental en tanto que cargamos a cuestas con los errores de los viejos socialismos burocratizados (no precisamente porque seamos “culpables”, como reza la propaganda reaccionaria). Como no se trata de cargar con ese pesado fardo infinitamente cual penitencia, y como lo deseamos porque no nos reconocemos en esa herencia, lo que toca es descargarnos, liberarnos, saldar cuentas con el pasado, mediante el respectivo balance de inventario, y probar lo nuevo: “Territorio nuevo. Miles de problemas”. Bienvenidos sean, si nuestra opción es el florecimiento de la vida popular”. (Ibíd., 2011, pp. 141)

Pero si de poder popular se trata, y sobremanera, enfrentar todos los bloqueos que desde Marx están presentes en la transición socialista, en una enumeración simplificada colocaremos en la mesa de debates algunos errores del Estalinismo: ¿Dictadura del proletariado? ¿Dictadura del partido-único? ¿Capitalismo de Estado? ¿Estatismo autoritario? ¿Liquidación de la oposición obrera? ¿Militarización de los sindicatos? ¿Colectivización Forzada? ¿Planificación Burocrática? ¿Monolitismo ideológico? ¿Centralismo Burocrático? ¿Liquidación administrativa del uso informativo de las señales de mercado? ¿Economía de escasez? ¿Moralina compulsiva? ¿”Trabajo voluntario”? ¿Reeducación de masas? ¿Ingeniería del alma y “Hombre Nuevo”? ¿Propaganda difusionista? ¿Policía, “campos de trabajo” y espionaje de disidentes?

De manera, que reeditar una edulcorada forma de estalinismo no es aceptable en nombre del “Inventamos o Erramos”. Como tampoco lo es la pragmática del poder que pretende restaurar las claves de la gestión política tan presentes en el llamado punto-fijismo cuarto-republicano: la representación que niega la participación, el dedazo que sustituye la consulta pública, el clientelismo que construye lealtades con base a redistribuciones patrimoniales, la corrupción que engorda a nuevos cortesanos y testaferros, el reparto de la renta entre una casta que conforma la alta burocracia del Estado o la llamada “burguesía de estado”, la acumulación delictiva de capital bajo el reparto de concesiones, empresas fantasmas y captura de los dólares de la renta, una reedición de aquella “Manzopol” en nombre de proteger a los intereses de la “nueva clase”. Nada de esto se parece a cualquiera de las interpretaciones del legado revolucionario de Chávez. De modo que vale la pena concluir provisionalmente con las propias del analista de la vida y obra de Rosa Luxemburgo, en días tan cercanos al aniversario de su cruel asesinato:

“Al final de su vida verdaderamente odiaba a esos políticos de izquierda que tan solo sabían aprovechar las circunstancias medianamente liberales que se habían ganado luchando, para hacer lo mismo que todos los demás políticos: una política burguesa en lo oscurito.” (Jörn Schütrumpf (2011) “Rosa Luxemburgo o el precio de la libertad”. Ed. RLS Dietz Berlín)

Este es el peor peligro de la revolución bolivariana para clausurar y olvidar para siempre el “legado revolucionario de Chávez”: una política burguesa en lo oscurito.

¿Podrá superarse esta encrucijada? ¿Chávez vive, la lucha sigue?

De la opresión colonial a la Revolución Bolivariana

Por: Cristofer García | Miércoles, 15/01/2014 01:27 PM | Versión para imprimir

Los procesos o acontecimientos históricos que se han efectuado en Venezuela desde los inicios de la V República en el año 1999 con la promulgación de la nueva carta magna, dio el surgimiento a la Revolución Bolivariana, una revolución que se ha convertido en la esperanza reciente de millones de personas en el mundo, en especial de aquellos que han sido oprimidos, explotados y olvidados por aquella clase creída dominante por el hecho de ser dueños de los grandes capitales, los burgueses.

Ser la luz al final del túnel, ser la esperanza del necesitado, ser la voz de aquellos que no tenían voz, ser la casa de bloques de que aquellos que vivían en ranchos de cuatro latas, ser la lectura y la escritura de aquellos que a pesar de tener brazos no podían ni leer ni escribir, en fin, extrema dignidad hacia la clase oprimida, el sueño de la construcción de un mundo lleno de justicia e igualdad, las promesas de desaparecer completamente de la faz de la tierra aquel sistema depredador y asesino que ha exterminado y esclavizado a la clase baja desde que la humanidad dejó de vivir de la caza, pesca y la recolección colectiva en el periodo paleolítico.

Grandes revoluciones, batallas y fuertes resistencias se han llevado a cabo en Venezuela a lo largo de más de 500 años de historia, personas sacrificadas y asesinadas por defender sus ideales y esperanzas, desde los anónimos hasta los hombres conocidos como nuestros próceres, que lo dieron todo para tener el país que tenemos hoy, un país en vía hacia una patria socialista, humana y justa, libre del mal capitalista, egoísta e inhumana, destructora de sueños y esperanzas de millones de personas en el mundo.

No se puede escribir sobre la Revolución Bolivariana sin recordar algunos acontecimientos que marcaron un antes y un después, las arduas luchas libertarias anti esclavistas, anti colonizadoras, anti burguesas e independentistas que surgieron a partir del 12 de Octubre de 1492, porque lamentablemente la llegada del sistema capitalista a nuestro continente y exclusivamente en nuestro país, se produjo a través de las conquistas que sufrieron nuestros pueblos originarios por parte de los grandes imperios colonialistas que ocasionaron la desaparición total de las culturas autóctonas y generaron la transculturización como sistema social y la globalización como sistema mercantilista.

La invasión colonialista europea a nuestras tierras dio origen a una de las más grandes resistencias jamás llevada a cabo, que originó a su vez unos de lo más crueles genocidios jamás documentados por los historiadores de los países “desarrollados”. La resistencia indígena sin duda fue el inicio de las luchas de nuestra historia, grandes tribus que lucharon incansablemente en tal ardua hazaña, liderados por grandes caciques que estamparon sus nombres, como fueron: Guaicaipuro, Urimare, Tiuna, Catia, Naiguatá, Aramaipuro, Arichuna, Baruta, Cayaurima, Chacao, Chicuramay, Conopaima, Guaicamacuto, entre otros, que dieron sus vidas oponiéndoseles al imperio invasor de esa época.

Tras la colonización se manifestó la idea de independencia, unas de los primeros planteamientos separatistas registrados fueron los instigados por Manuel Gual y José María España, dando así inspiración a los movimientos surgidos luego de la declaración de independencia del 19 de abril de 1810 hasta el año de 1823, con las luchas de Bolívar, Miranda y Sucre, donde se da fin al proceso emancipador pre independentista después de la victoria contra el imperio Español.

Luego de la guerra independentista venezolana, surgió el enfrentamiento militar entre las tendencias conservadoras que lo conformaban los oligarcas, y los liberales que eran dirigidos por Ezequiel Zamora, el cual se le denominó como La Guerra Federal, que también fue conocida como la Guerra Larga o Guerra de los 5 años, hecho surgido debido a la intentona federal que pretendía modificar reformas heredadas de la colonia que perduró tras la guerra de independencia, el cual consistía en la prohibición perpetua de la esclavitud, “¡Tierras y hombres libres!”, también se exigía abolir la pena de muerte y el sufragio alternativo del gobierno. “¡oligarcas, temblad!”

Las luchas por derrocar el viejo orden social nunca han cesado, a pocos meses después del derrocamiento de Marco Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958, tras un movimiento cívico-militar, se estableció un acuerdo partidista entre Acción Democrática (AD), Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) y la Unión Republicana Democrática (URD), llamado “El Pacto de Punto Fijo”, excluyendo al Partido Comunista de Venezuela (PCV), uno de los principales partidos combatiente en contra de la dictadura perijimenista, que unos años después fue excluido e inhabilitado totalmente en el gobierno de Rómulo Betancourt, dando así paso a la lucha armada conjuntamente con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en las montañas venezolanas.

Muchas acciones se llevaron a cabo en contra de un estado burgués predominante que se resistía a desaparecer, y que hoy en día aún queda un gran remanente, muchos levantamientos armados, algunos clandestinos, se hicieron frente al tal sistema existente, desde la Resistencia Indígena, la Guerra de Independencia, la Guerra Federal, pasando por la revolución de Queipa, hasta las luchas de Maisanta, “el último hombre a caballo”, terminando con los combates guerrilleros de los años 60 y principios de los 70, fueron los inicios para que hoy en día se alcanzara una patria que en sus principios se encuentra la construcción del socialismo, arduas luchas y sacrificios no fueron en vano.

IV República

El deterioro social causado por el funcionamiento de un sistema discriminador, ha ocasionado desde la llegada de los esclavistas a Venezuela un sinfín de desgracias y penurias exclusivamente a la clase menos poseedoras, ya que el capitalismo destruye la esperanza de liberación del proletariado y lo obliga a desgastar su fuerza de trabajo de manera obligatoria con el fin de lucrar a la clase “dominante”, al opresor. Se suponía que el proceso independentista surgido de los ideales separatistas y emancipadores para aquel entonces, y con la iniciativa bolivariana anti esclavista debía acabar con esos males heredados de la conquista, pero lamentablemente la traición al Libertador Simón Bolívar con la iniciativa del movimiento político “La Cosiata”, llevada a cabo por José Antonio Páez a finales de abril de 1826 que dividió a la Gran Colombia definitivamente en el año 1830, fueron el comienzo de la IV República.

Los opresiones y crimines ocurridas dentro de la IV República dieron el surgimiento a un proyecto liberador, la idea de un hombre fue la semilla fundamental de todo un proceso llevado a cabo actualmente, la impotencia y el desagrado de la depreciación social, del aumento de la pobreza, del aumento de una inflación que superaba al 100%, el deterioro de las condiciones de vida, la subida de la tasa de desempleo, las represiones a ancianos por exigir unas pensiones dignas, un sistema económico que solo beneficiaban a los bancos y perjudicaban directamente al pueblo, la existencia de la discriminación social, los problemas habitacionales, de salud, las violaciones de derechos humanos, como los asesinatos, torturas, persecuciones, allanamientos y las desapariciones, fueron el detonante de la necesidad de un cambio radical.

Un pueblo desmotivado era el resultado de un sistema opresor que cortaba desde la raíz cualquier intentona de reacción popular, un estado represor y hostigador predominaba, los alzamientos estudiantiles eran castigados hasta con la muerte y luego con una posterior desaparición, los planteamientos de Marx, Engels y Lenin eran censurados, la posibilidad del derrocamiento del orden social existente a través de una revolución violenta era nula, los pobres cada vez eran más pobres, el sometimiento a la población a unas regulaciones económicas regidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) detonaron un sacudón (El Caracazo) que fue reprimida inhumanamente ocasionado miles de muertos y desaparecidos, hecho muy parecido a lo sucedido el 9 de enero de 1905 en la Rusia zarista de Nicolás II Romanov, donde las tropas atacaron brutalmente a una manifestación pacífica de trabajadores en San Petersburgo que solicitaban mejoras en sus condiciones de vida, acontecimiento previo a la revolución de febrero de 1917 que determinó la abdicación del régimen monárquico. La represión zarista de 1905 como “El Caracazo” de 1989, fueron los detonantes primordiales de la revolución, en el caso de Venezuela fue el alzamiento cívico-militar sucedido el 4 de Febrero de 1992, que a pesar del fracaso de dicha intentona de cambiar el orden social opresor, fue el incentivo que despertó a las masas, para así llevar al poder a través del voto popular a Hugo Chávez Frías.

El afianzamiento de La Revolución Bolivariana

La revolución proletaria, es un fenómeno de las masas oprimidas surgidas del impulso emocional en el cual se caracteriza por las necesidades de liberación a través de doctrinas inculcadas o instigadas por diversos factores tantos teóricos como prácticos, que dan así a una acción colectiva de personas que con convicción y fundamento buscan derrocar un determinado sistema o proceso.

La necesidad de un cambio social era fundamental para una sociedad golpeada debido a una crisis surgida por unas medidas económicas neoliberales implementadas por el gobierno puntofijista del año 1989, que afectaba de manera directa a los menos poseedores, al pueblo de a pie y trabajador, dando como resultado un levantamiento de masas, específicamente en la ciudad capital, denominado por la historia como el “Caracazo”, como se mencionó anteriormente, dicho acontecimiento fue el impulso definitivo del movimiento Cívico-Militar unos años más tarde, específicamente el 4 de febrero de 1992, qué concluyó unos meses después con el recordado 27 de noviembre.

La Operación Zamora fue denominada a las insurrecciones llevadas a cabo el 4 de febrero del 92 en los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y Distrito Federal (actual Distrito Capital), que fueron lideradas por el comandante Hugo Chávez Frías, con el propósito de intentar deponer al entonces presidente Carlos Andrés Pérez para así tomar definitivamente el poder político del país, pero dichas acciones en su totalidad no fueron un éxito, y dieron como resultado el fracaso a tan valiente intentona, cabe acotar que dicho acontecimiento es el inicio de la historia revolucionaria y bolivariana, desde ese “por ahora” hasta nuestros días.

La Revolución Bolivariana se terminó de afianzar con la victoria electoral del comandante Hugo Chávez en el año 1998, y luego con la implementación de una nueva constitución tras una consulta popular en el año 1999, dando así inicio a unas grandes transformaciones sociales que dignificaron a los pobres, a la clase oprimida de un sistema burgués bipartidista excluyente practicante de una llamada “democracia representativa”, que no era otra que una democracia entreguista exclusivamente a los intereses imperialistas estadounidenses.

“Una revolución armada pero pacífica”, nombrada así por el propio comandante un tiempo después, al referirse a la Revolución Bolivariana, ya que se constituiría por la unión pueblo y Fuerza Armada Nacional; una revolución que ha concretado grandes logros en el ámbito social, político e internacional como por ejemplo: Reducción de la pobreza, desempleo, mortalidad infantil y la desigualdad social, la nacionalización de grandes empresas como PDVSA, Lácteos los Andes, Fama de América y entre muchas otras que han pasado al servicio del pueblo, al igual que la creación de misiones y grandes misiones que han fortalecido el buen vivir de las personas a través de sus políticas elementales acuerdo a cada necesidad del pueblo, como el fortalecimiento de los niveles educacional, alimenticio, habitacional, urbanísticos, de salud, agricultura, bienestar social y protección de animales, aparte de ser pionero en la integración latinoamericana ya que incentivó al surgimiento del ALBA-TCP, UNASUR, la CELAC y PETROCARIBE.

Muchos han sido los logros que ha alcanzado el proceso bolivariano desde sus inicios hasta nuestros días que han sido ratificados de forma contundente por la mayoría de la población en cada una de las contiendas electorales que se han realizado desde el año 1998.

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