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Autobiografía ludica.


Enviado por   •  5 de Agosto de 2016  •  Apuntes  •  1.727 Palabras (7 Páginas)  •  7.643 Visitas

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                         AUTOBIOGRAFIA LUDICA  

Soy Jorgelina Agüero , tengo 29 años, soy hija única y para comenzar esta pequeña autobiografía lúdica, que cuenta más o menos la historia de mi espectacular infancia, tuve remontar mi historia hace más de 25 años. Y digo espectacular porque todo aquello que recordé y aún recuerdo que hizo que estoy viva y que a pesar de los años llevo a esa Jorgelina aventurera y con ganas de jugar, cantar y bailar. Como dice Ines Moreno cuando se refiere a el juego…”El juego es parte de mi identidad. Soy en gran medida, gracias al juego”…

Con la ayuda de mama y papa (si, tengo la bendición de tenerlos conmigo) fui recolectando datos de los juegos de bebe. Papá me cuenta que era una bebe muy alegre. El me agarraba y me cantaba canciones mientras me cambiaba  los pañales, o me bañaba,( mama también, pero era más de conversarme y hacer voces graciosas ). Estos momentos de interacción entre el adulto y el bebe son fundamentales para el desarrollo emocional y psíquico del niño en el futuro. Según Piaget cuando el bebe se encuentra en el periodo sensomotor (carece de función simbólica), la estimulación y la comunicación y cuidado del adulto es primordial para el desarrollo mental y efectivo ulteriores. También jugaban conmigo el típico “aca ta, aca no ta”, ellos dicen que cuando jugaban a eso conmigo cuando no los veía empezaba a hacer puchero si prolongaban el “no ta” ja ja ja. Según Freud y Piaget estos primeros juegos contribuye a el aprendizaje de la permanecía de un objeto (mamá y papá).Papá recuerda que yo repetía un balbuceo particular (juego funcional o perteneciente a los primeros meses de vida) que le causaba mucha gracia la llamaba a mi mamá papa que me escuchara. Otro juego funcional a los primeros 5 meses era con objetos como un pato con ruido, sonajeros que gustaba rebolear por el aire y golpear contra el piso (no duraban mucho).

A los 10 meses llego mi abuela a cuidarme porque mamá ya no podía llevarme al trabajo. Fue desde ese momento que comencé a usar mi primer y único objeto transicional (concepto psicoanalista de Winnicot) “El trapito”. Primero comencé a succionar el dedo y luego me sorprendieron agarrando la bombacha de la abuela, entonces mamá no tuvo mejor idea que darme un pañuelo, el cual a partir de ese momento hasta los 8 años utilizaba como acompañamiento de la succion del dedo. Desde el primer año hasta los seis, succionaba mi dedo con el trapito en público. Luego cuando ya me encontraba entre la etapa pre-operacional y de operaciones concretas, obviamente me daba pudor hacerlo en público y me escondía para hacerlo o solo lo usaba al dormir.

Recuerdo que mis primeros juegos simbólicos (3 años) fueron los de imitar a mi papá leer y escribir, o ponerme los zapatos y joyas de mi mamá, y hacer que llegaba de trabajar. También jugaba a curarle el empacho a mi abuela con una corbata de papá. Le decía algo como: ..“Uh abu estas muy cargada”… imitando a la curandera que vivía en frente de mi casa.

Otros juegos simbólicos que representaba a la edad de los 4  años era la de armar con mi amiga Jesica una especie de refugios con sábanas y sillas, en el cual decíamos que era nuestro castillo y que éramos princesas. La importancia  de del juego simbólico y dramático reside en la formación de la personalidad infantil al identificarse con el modelo elegido. Esto también conlleva al conocimiento y comprensión del punto de vista de los otros lo cual que favorece a la evolución del egocentrismo propio de la  edad hacia comportamientos más entregados socialmente.

Recuerdo que jugaba más con mi papá que con mi mamá. Cuando venía de trabajar era un ritual que después de unos mates mi papá me llevaba la plaza a jugar. Jugaba en el tobogán (con ayuda de papá), por el pasamanos y al sube y baja (con ayuda de papá). Estos juegos desde el punto de vista del progreso psicomotor potencia el desarrollo del cuerpo y los sentidos. La fuerza, el control y muscular, el equilibrio, la percepción y sobre todo la confianza en el uso del cuerpo sirven para el desenvolvimiento de las actividades lúdicas.

En el jardin de infantes la cual comencé a los 4 años, recuerdo una situación lúdica muy particular que fue la de kermese en la calle con las señoritas y los papás por la llegada de la primavera. Eran competencias de padres e hijos y fue muy divertido. Estos juegos eran juegos cooperativos  y reglados. Debíamos cumplir con las reglas y no hacer trampa. Por ejemplo, en el juego de la silla los papás y los  nenes teníamos que dar vueltas alrededor con las manos en la cabeza y al terminar la música sentarnos y el que se quedaba sin sentarse perdía.

También con las seños jugábamos juegos tradicionales como el “El lobo esta, cigarrillo 43 y el huevo podrido, gallito ciego, mancha etc.. Juegos que a pesar de que se transmitían de generaciones antiguas a las posteriores nos han transmitido un repertorio de juegos y un bagaje cultural lúdico que aunque le otorgamos significantes diferentes y pueden modificarse por el contexto en el que nos encontramos, nos ofrecieron herramientas para construir nuestra propia identidad, conocer la cultura en la que estábamos inmersos y una riqueza afectivo- emocional fundamental para nuestras vidas.

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