Avatares: Analogías en búsqueda de la comprensión de ser maestro
catalinachipiSíntesis4 de Septiembre de 2014
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Avatares: Analogías en búsqueda de la comprensión de ser maestro
Según María Moliner, un avatar es la representación de las diferentes encarnaciones de los dioses indios, los cuales tienen aspecto o fases nuevos de algo cambiante. Cuando se emplea el titulo de avatar, se intenta decir que el maestro no solo tiene una forma cambiante, sino que está en una constante transformación. En esto texto se explican los diferentes avatares que existen en el maestro, los cuales son: el maestro como partero, en el cual es él quien da la posibilidad para que la vida se de en plenitud. Aunque no es él quien da la vida, sí crea unas condiciones para que sea. Otro es el maestro como sembrador, aquí el alumno es la semilla y la tierra, el escenario donde este se crea. El educar, es entonces la tarea del cultivo donde se busca que la semilla se convierta en fruto para que sea fuente de vida de otros. En cuestiones religiosas está el maestro como pastor que debe cuidar a su rebaño, sus alumnos, pues es él quien los protege y ayuda a sus ovejas descarriadas. Por otra parte, el pastor tiene le imagen de ser el guardián de la moral y el ángel protector. El siguiente es el maestro como artesano o escultor él va formando a su alumno, le da forma y es así como va formando su esencia según decía Miguel Ángel. En esta analogía el maestro más que hablar, actúa, pues es ahí donde encuentra su esencia.
En consiguiente está el maestro como faro, brújula o estrella polar es un faro, pues da luz a sus alumnos o naves y como brújula, pues sirve de orientación para tener un punto de referencia al cual seguir. Los alumnos son entonces viajeros inexpertos y el maestro es el capitán, él incita la aventura, pues ya recorrió esos caminos y sabe cómo transitarlos. Luego, el maestro como anfitrión que ofrece un banquete resalta la relación que hay entre enseñar y dar de comer, aquí el maestro es el anfitrión, pues dispone las viandas y hace la mesa. En esta analogía, el educar se asemeja a ofrecer un repertorio de platos, que dependiendo del hambre será su degustación. Prima la figura materna. El siguiente es el maestro como actor es aquí cuando empieza su actuación, sus palabras, sus gestos, y todo lo que lo compone contribuye a que su clase cumpla su cometido. Los alumnos son espectadores de la obra, pero cada uno sabe cual es su rol. Después se encuentra el maestro como puente o escalera el cual viene siendo como un instrumento mediador, capaz de poner en contacto dos realidades distintas o extrañas.
Por último están el maestro como el ladrón del fuego aquí, el maestro es el que da algo a quien no lo tenía y el fuego que tiene es liberador. Esta analogía del fuego, hace relación a la luz sobre la oscuridad de la ignorancia, además pone a la educación como un ejercicio de democratización del saber. El maestro como guardián de la tradición, pues educar es asumir un legado. La tarea del maestro es cuidar los valores más esenciales de una comunidad, y esta labor convierte a la educación en una tarea con implicaciones políticas y éticas. Además, es un guardián de orden espiritual por lo que después al asumirlos como forma de vida se convierten en tradición. Y finalmente el maestro como oráculo pues así como el oráculo, no da respuestas obvias o inmediatas, de igual manera es el maestro, pues no da soluciones, sino que hace que se multipliquen las preguntas. Por lo tanto, uno no llega al maestro sin una pregunta, y el maestro no viene a uno, es uno el que tiene que ir hasta él y cuando se llega a él, se necesita aprender a escuchar, y ponerse en toda a disposición de aprendiz.
Estas analogías pueden multiplicarse en mucho más avatares, pero lo que realmente es necesario saber, es que cada maestro debe escoger el avatar que más le convenga según la intención y la necesidad que se tenga con cada alumno.
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