ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

B'EX MALA SUERTE (cuento)


Enviado por   •  14 de Junio de 2013  •  2.696 Palabras (11 Páginas)  •  478 Visitas

Página 1 de 11

B’EX MALA SUERTE

(B’EX EN IDIOMA MAYA Q’EQCHI’ SIGNIFICA SEBASTIAN)

(CUENTO)

Era de Guaritas, su nombre: B’ex.

Desde muy pequeño fue inquieto, sobresalía en la escuela por ser abusivo, le pegaba a las niñas, insultaba a los mayores, en fin no respetaba a nadie.

Los ancianos de la aldea lo llamaron en varias ocasiones y platicaron con él.

-B’ex, portate bien-

-Recordà que uno de los valores más grandes que tenemos los Maya Qeqchi’ es el respeto.

El respeto a las personas, a nuestras tradiciones, a la madre naturaleza…

Siempre recordamos la sabiduría de nuestros antepasados.

A través de ella aún disfrutamos de algunos de sus legados: la invención del cero, un calendario perfecto, hermosas y milenarias construcciones, el conocimiento de los astros en la bóveda celeste, pero tú no quieres entender ni enderezar tu camino.

- B’ex, hemos decidido que de ahora en adelante tendrás que asistir a la escuela todos los días, sin faltar ni uno de ellos, respetaras a todas las personas y aun más, a la naturaleza y nuestras costumbres, la transgresión de uno de estos consejos te llevará a ser expulsado de la comunidad.-

-¡Jajajajajajajaja!-

-¡Jajajajajajajaja! ¡Viejos locos!, Me voy, me voy para no verlos más, eso sí, escucharan de B’ex, llegaré a ser famoso…-

El calendario es el mejor aliado del tiempo, y este realiza su recorrido inexorable, el reloj su compañero inseparable.

Dieciocho lunas pasaron y en la comunidad nada se sabía de B’ex.

Estuvo sirviendo en el ejército, cada descanso se la pasaba en los bares, se la llevaba de valiente, de guapo, se ganó el odio y desprecio de muchos.

Terminó su tiempo de servicio y un día regresó a la aldea.

Al verlo llegar, los vecinos se llenaron de miedo, no podían creerlo, B’ex de regreso.

No pasaron ni tres días y ya estaba parado cerca de la iglesia, chuleando a las patojas, vociferando palabras obscenas.

El alba clareaba y todos lo vieron caminar hacia la playa, llevaba su arpón, machete y canalete, en una pequeña embarcación se adentró en las cristalinas aguas del lago.

Al medio día, a la salida de los niños de la escuela; cuando el astro rey dispara sus rayos con más fuerza, cuando las señoras se colocan el tzute (pañuelo) sobre la cabeza, los semovientes buscan saciar su sed y las aves emiten su dulce canto pidiéndole lluvia al Ajaw; exactamente a esa hora apareció B’ex en la playa, los niños, señoras y ancianos se quedaron paralizados, horrorizados, no podían creer lo que sus ojos estaban viendo.

-¡Ajaw nos va a castigar!-

-¡Tenemos que tomar una decisión pronto!-

-Yo propongo que hagamos una ceremonia, un mayejak, que pidamos perdón a Palaw y Ajaw, porque si no, seguro que una maldición viene sobre nuestra comunidad.

Esa mañana, muy temprano, B’ex se había levantado, bueno, la goma, la resaca, el haber ingerido licor hasta la madrugada, no lo dejó conciliar el sueño, además de maquinar en sus adentros, cómo podía hacerles daño a aquellos, que según él, lo odiaban.

Se adentro en el lago, sus intenciones no eran pescar, mucho menos divertirse, noooooo, su intención eran cazar al gran príncipe, al gran manatí, al representante de Ajaw en el lago.

Se dice que el manatí es un ser vivo lleno de privilegios, que en una época fue humano y caminó sobre la faz de la tierra, fue obediente, disciplinado, trabajador, (desde el amanecer hasta la caída del crepúsculo), muy amante de la familia, de altos valores morales, sociales y espirituales; lleno de sabiduría, era una especie de juez. La familia era su segundo punto sobre la cúspide, pues en la punta, en lo más alto estaba la adoración a quien lo creo, el culto al Formador y Creador de todo, a Ajaw.

El manatí fue elevado a un nivel superior, y aunque ahora lo vemos de modo distinto, el ingresar al lago y convertirse en un animal acuático fue para él, el más grande honor recibido.

Dejó de trabajar, (ya lo había hecho por muchos siglos), ahora le tocaba descansar y deleitarse adorando a su dios y viviendo con su familia, de la cual, hasta el día de hoy, nunca se separa.

Pero eso B’ex no lo sabía y tampoco le importaba. Su objetivo era matar al gran Príncipe del Lago.

Sus venas estaban llenas de odio, de rencor, su mísero conocimiento de las reglas, de hacer el bien, de ayudar al necesitado, de respetar a las personas y a la naturaleza no estaban en su alma, sus ojos estaban inyectados de sangre, de veneno.

Miró al gran manatí jugando con su familia, estaban cerca de la orilla, enfiló su cayuco hacia la manada y clavó con su arpón al más grande de los hijos de Ajaw, en las aguas del lago. El golpe fue certero, justo en el corazón. No le dio tiempo de resistirse, murió en el instante.

B’ex estaba como loco, gritaba y gritaba.

-¡Lo matèeeeeeeeee!-

-¡Jajajajajajajajajajajaja!-

-¡Jajajajajajajajajajajaja!-

-¡Lo matèeeeeeeeee!-

Lo arrastró hasta la playa, todos miraban atónitos, y entonces los ancianos decidieron expulsarlo de la comunidad.

El anciano mayor caminó hacia él, se paró, se podía ver en sus ojos la compasión, la ternura de un padre, pero sobre todo sobresalía la sabiduría.

Con voz pausada le dijo:

-Hijo, tienes una hora para abandonar la aldea, que Ajaw se apiade de ti, y de la maldición que llevaras contigo el resto de tu vida, donde vayas, por donde pases, dejaras la huella de tu maldad; nuestro creador y formador está muy triste y enojado contigo, vete y no vuelvas mas.-

Una hora fue mucho para que el joven abandonara la aldea. Tomó sus pertenencias, que cabían en un pequeño maletín y partió con rumbo desconocido.

Tres días después apareció en

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (14.1 Kb)  
Leer 10 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com