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BARROCO.

nadiaslrnzoEnsayo11 de Abril de 2014

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Barroco

Las Meninas (1656), de Diego Velázquez, Museo del Prado, Madrid.

El Barroco fue un período de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de concebir las artes visuales (el «estilo barroco») y que, partiendo desde diferentes contextos histórico-culturales, produjo obras en numerosos campos artísticos: literatura,arquitectura, escultura, pintura, música, ópera, danza, teatro, etc. Se manifestó principalmente en la Europa occidental, aunque debido al colonialismo también se dio en numerosas colonias de las potencias europeas, principalmente en Latinoamérica. Cronológicamente, abarcó todo el siglo XVII y principios del XVIII, con mayor o menor prolongación en el tiempo dependiendo de cada país. Se suele situar entre el Manierismo y el Rococó, en una época caracterizada por fuertes disputas religiosas entre países católicos y protestantes, así como marcadas diferencias políticas entre los Estados absolutistas y los parlamentarios, donde una incipiente burguesía empezaba a poner los cimientos del capitalismo.1

Como estilo artístico, el Barroco surgió a principios del siglo XVII (según otros autores a finales del XVI) en Italia —período también conocido en este país como Seicento—, desde donde se extendió hacia la mayor parte de Europa. Durante mucho tiempo (siglos XVIIIy XIX) el término «barroco» tuvo un sentido peyorativo, con el significado de recargado, engañoso, caprichoso, hasta que fue posteriormente revalorizado a finales del siglo XIX por Jacob Burckhardt y, en el XX, por Benedetto Croce y Eugeni d'Ors. Algunos historiadores dividen el Barroco en tres períodos: «primitivo» (1580-1630), «maduro» o «pleno» (1630-1680) y «tardío» (1680-1750).2

Aunque se suele entender como un período artístico específico, estéticamente el término «barroco» también indica cualquier estilo artístico contrapuesto al clasicismo, concepto introducido por Heinrich Wölfflin en 1915. Así pues, el término «barroco» se puede emplear tanto como sustantivo como adjetivo. Según este planteamiento, cualquier estilo artístico atraviesa por tres fases: arcaica, clásica y barroca. Ejemplos de fases barrocas serían el arte helenístico, el arte gótico, el romanticismo o el modernismo.2

El arte se volvió más refinado y ornamentado, con pervivencia de un cierto racionalismo clasicista pero adoptando formas más dinámicas y efectistas y un gusto por lo sorprendente y anecdótico, por las ilusiones ópticas y los golpes de efecto. Se observa una preponderancia de la representación realista: en una época de penuria económica, el hombre se enfrenta de forma más cruda a la realidad. Por otro lado, a menudo esta cruda realidad se somete a la mentalidad de una época turbada y desengañada, lo que se manifiesta en una cierta distorsión de las formas, en efectos forzados y violentos, fuertes contrastes de luces y sombras y cierta tendencia al desequilibrio y la exageración.3

Arte Barroco en Francia

Podría decirse que, históricamente, el Barroco ha sido considerado como un movimiento "del espíritu" debido a la enorme exaltación de las pulsiones humanas presente en las diferentes manifestaciones adscritas a la terminología de dicho periodo, las cuales, de alguna manera, habrían ofrecido oposición a la racionalidad de la corriente anterior, camino que al parecer habría entrado en una fase de agotamiento ya en época manierista.

Sin embargo, y como ya señalaran sabios como Salomón o Terencio mucho antes de este siglo XVII, "no hay nada nuevo bajo el sol"; de esta manera, es posible advertir que el Barroco no inventa nuevas fórmulas estéticas sino que reinventa las previas ya existentes, potenciándolas. Será de esta circunstancia de donde surja ese concepto del "exceso" con el que suele asociarse dicha época, más erróneo en unas ocasiones que en otras, pudiéndose encontrar obras como la fachada este del Louvre, considerada modelo de arquitectura barroca oficial francesa, o los edificios proyectados por Mansart (véase la Iglesia de los Inválidos parisina), en las cuales el clasicismo es patente y el barroquismo queda asociado a la escala y la potencia plástica.

Sobriedad, armonía y claridad van a ser, de esta manera, las tres claves de la arquitectura barroca en Francia, la cual, a diferencia de lo que habría sucedido en el país de origen del movimiento, Italia, estará concebida al servicio del poder establecido político (en vez del religioso) al igual que el resto de las artes. De ahí su majestuosidad y su clara vocación de ostentación.

Arte propagandístico pues, en una época en las que las convulsiones sociales y políticas (no hay que olvidar la proximidad de la Revolución Francesa) serán determinantes a la hora de la creación del nuevo lenguaje. La revisión del urbanismo de las grandes ciudades como París, por ejemplo, vendrá determinada por la exaltación de las nacionalidades que en estos momentos está viviendo Europa, la cual desembocará en la creación de estados, con sus correspondientes capitales, que deberán adecuarse a la idea de centralismo, magnificencia y orden emanada por el poder del cual serán considerados una proyección.

Así, ciudades, palacios o jardines, el diseño en el país galo estará puesto al servicio de la gloria del rey, llegando éste a controlar, por medio de sus validos, cualesquiera de las diversas manifestaciones artísticas y artesanas que bajo su gobierno tengan lugar (famosísima será la Manufactura de Gobelinos, creada bajo el absolutismo del Rey Sol), siendo el máximo exponente de esta manipulación teatral el Palacio de Versalles, modelo posteriormente muy difundido por Europa y entorno perfecto para la exhibición del poder divino del rey.

"Iniciado" durante el reinado de Luis XIII, será su hijo, Luis XIV, quien contribuya al desarrollo del aspecto que presenta en la actualidad. Pensado como una gran "escenografía" en la cual presentar al monarca y su corte en todo su esplendor, habría cumplido el papel de retiro a la par que de lugar de divertimento.

En él todo está perfectamente medido y controlado; los jardines con su simétrica perfección, la exhuberancia de las decoraciones interiores, la vastedad del terreno o la rotunda elegancia que el exterior del edificio presenta no serían sino símbolos, una vez más, del poder y orden regios. Y para poder alcanzar semejante calidad en la ejecución del entorno en el cual mostrar al rey, éste habría contado con la mano diestra de algunos de los más famosos artistas de la época como Charles le Brun, creador del más claro precedente de Versalles (el Castillo-Palacio de Vaux-le-Vicomte) y habilísimo diseñador, los arquitectos Louis le Vau y Jules Hardouin-Mansart o el proyectista de jardines André le Nôtre.

Quizá el aspecto que más llame la atención de la arquitectura francesa barroca sea la disociación que existe entre lo que prometen sus exteriores y la sorpresa que aguarda en el interior, compuesta por toda una voluptuosa serie de decoraciones y objetos que, en ocasiones, rozan el delirio.

Decoraciones pictóricas, esculturas, objetos muebles… en todos ellos, la profusión de motivos está destinada, al igual que sucederá con el aspecto del continente (mucho más mesurado), a ser una pieza más a añadir al conjunto propagandístico ya visto. Igual sucederá con los jardines, no pudiéndose establecer en ocasiones muy claramente cual es la línea que separa al paisaje con función de decorado del edificio como pretexto para la creación del mismo.

No será, sin embargo, el arte de la monarquía el único desarrollado a lo largo del periodo denominado Barroco francés. Existirá asimismo todo un muestrario de manifestaciones arquitectónicas y plásticas de carácter burgués, caso de los llamados "hoteles", viviendas creadas en las ciudades para personas pudientes, o un género pictórico típico de dicha clase social, muy difundido ya a finales del s.XVI: el retrato (iniciado por Felipe de Champaigne). Al igual que sucedía en arquitectura, en pintura los modelos tomados procederán de los estratos monárquicos y cortesanos principalmente, con notables salvedades, como sucederá en las composiciones de temas campesinos de los hermanos Le Nain.

Dos van a ser las corrientes principales que será posible encontrar en la pintura de la época; por un lado, aquellos artistas que recogerán influencias del naturalismo y que pondrán su arte al servicio principalmente de la burguesía y, lógicamente, de la Iglesia (la cual demandará modelos fieles a la realidad), existiendo por otro lado los clasicistas, los cuales se adaptarán a los gustos y directrices que la Corte marque, siendo la mitología uno de los temas preferidos por la misma (dentro de esta última tendencia cohabitarán dos grandes maestros comoClaudio Lorena y Poussin).

De esta manera, las muestras pictóricas del Barroco francés oscilarán entre los dos extremos definidos por las composiciones equilibradas, con un carácter casi geométrico, y el tenebrismo heredado de Caravaggio.

Algo similar sucederá con las creaciones escultóricas, la mayor parte de las cuales poseerán un carácter igualmente cortesano (mitologías, retratos e imágenes funerarias constituirán los motivos básicos). Dos creadores serán los que ejemplifiquen con sus obras las líneas de expresión que la escultura seguirá en su proceso de creación:François Girardon,

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